-¿El viaje que durante ocho años hiciste tiempo atrás se parece al nuestro?
-No, abuelo. Entonces buscaba algo preciso, aunque en la canasta venía de todo y hasta una mosca volando era motivo para distraerse.
-¿Y ahora?
-Vamos tras el puro calor humano o lo que llaga por su remedo y debe maldecirse.
-¿No aprendemos nada?
-Algo, por fuerza. ¿Quieres sacar deducciones?
-Líbreme Dios.
-¿Cómo dices eso si eres ateo?
-¿Donde manda el Señor?
-Tienes razón. Incluso tú eres católico.
"Hasta ahora la crítica crítica tenía, más o menos, aires de no ocuparse
más que del estudio crítico de sujetos revelantes de la masa. Pero héla
aquí que se ocupa del objeto crítico absoluto, de ella
misma. Hasta ahora su gloria relativa le venía de que rebajaba,
rechazaba y transformaba ciertos objetos y ciertas personas revelantes
de la masa. Y héla aquí que se ilustra rebajando, rechazando y
transformando la masa en general. La crítica relativa tropezaba con
barreras relativas. La crítica absoluta choca con la barrera absoluta..."
-¿A qué viene el discurso?
-Lo escribieron Marx y Engels, ¿no recuerdas?
-Para nada.
-Yo tampoco. Si bien algo parezco entender y no en sí sino tras sí.
-Déjame de retruécanos.
-Simulemos ser cultos: se empieza por la filosofía para bajar luego al barrio y liarte a hostias.
Bauer "declara que la crítica es el espíritu absoluto y que él mismo es la crítica... De un lado está la masa, el elemento material
de la historia, pasivo, sin espíritu creador, históricamente estéril;
del otro lado, está el espíritu, la crítica, el señor Bruno y Cía., el
elemento activo del cual parte toda acción histórica. La obra de la transformación de la sociedad se reduce a la actividad cerebral de la crítica crítica".
-¿Y La sagrada familia, pues así se llama ese coso, no?
-Son ellos, Bauer y sus amigos.
-Vaya decepción. Creí que...
-Para el efecto debe leerse la otra cosa. Afirma allí don Federico: "1) primitivamente los seres humanosvivieron en
promiscuidad sexual, a la que Bachofen da, impropiamente, el
nombre deheterismo; 2) tales relaciones excluyen toda posibilidad
de establecer con certeza lapaternidad, por lo que la filiación
sólo podía contarse por línea femenina, según el derechomaterno; esto se
dio entre todos los pueblos antiguos; 3) a consecuencia de este
hecho, lasmujeres, como madres, como únicos progenitores
conocidos de la joven generación,gozaban de un gran aprecio y
respeto, que llegaba, según Bachofen, hasta el dominiofemenino
absoluto (ginecocracia); 4) el paso a la monogamia, en la que la mujer
pertenecea un solohombre..."
-Menudos soberbios los especialistas decimonónicos europeos. Engels tenía por figura divina a Morgan, quien estudió a los iroqueses, hazme favor. Para entonces el continente oriental
de las naciones indias norteamericanas estaba deshecho, sé bien. ¿Cómo buscar los orígenes si quedaba apenas nada?
-Marcho, que te has puesto en estilo sabelotodo, nieto, y otra vez gritan en Nueva York.
Vase mi mentor y yo busco a Edgar Snow. ¡Tenía veinte años cuando llegó a China!, "la casa de hierro, sin ventanas, absolutamente indestructible, con
muchas personas dormidas en su interior y que no tardarán mucho en
perecer por asfixia", en palabras de Lu Xun.
Un humanista con toda la barba, el estadounidense, dicen y así parece. Sin morganadas, visito los pueblos del sudeste asíatico, donde podía hallarse algo semejante a lo Engels resume. Estaba fascinado, y nosotros con él, mucho después. Occidente no dejaría ni recuerdos de esas culturas, ya en pleno siglo XX.
Tengo por encomienda saltar y vuelvo a Nostromo. Conrad conoció al personaje originario viajando por el Golfo de México, ni más ni menos. Había una asonada típica en la región, asegura. ¿Cuál sería Joseph, pues aquí tenemos registro pormenorizado de todas? Escribí algo, tiempo atrás, sobre esas costas en un punto preciso:
De
buscar hacia el sur por encima o en medio de las costas mulatas, verían caseríos
dispersos, una buena cantidad de ellos popolucas o tenidos por tal, y otros de
orígenes étnicos diversos que volvieron suyo el nahuatl, la lengua del imperio
mexica cuyo avance propició la Colonia. En buena cantidad de casos los modernos
exploradores no podrían hacerse entender en absoluto, por mucho que dominen el castellano,
y en los demás, como Tatahuicapa, conversarían con la pequeña porción de
hombres que conocen de aquél sólo lo indispensable para el trato comercial con
el exterior y la defensa de los títulos en los cuales las autoridades
novohispanas reconocieron su derecho a tierras, aguas y bosques.
Había muchos ingleses en torno a Conrad entonces. Habría que buscar más al sur, pues, hacia Belice y el hoy Quintana Roo.
SIGUE