Prometo no venderlos así nomás, digo a esa docena y media que se volvió entrañable por verlos una vez a la semana en el estadio casi vacío con mis delirantes hijos y nietos, quienes de tanto en tanto van a los entrenamientos y festejaron sus dos grandes triunfos en El Ángel, válgame Dios, entre cuatro centenares o así que seguro contestaron a mentadas las bromas de aficionados aguiluchos, pumitas, cementeros:
-¡Ridículos! ¡Hambreados! ¡Si están en la liga de Ni Ascenso!
-¡Pero tenemos corazón! ¡Siquiera no somos hijos de Televisa! ¡Párate y te rompo la madre! ¡Puro pueblo, culero!
Y ahí anda uno buscando dónde transmiten los partidos de visitantes y que nuestro whatsap se caliente y seamos entrenadores y scoutings y llanitos fans celebrando cuanto sea o a corajes:
-¡No mames¡, ¡Échale huevos!, ¡Era atrás, pendejo!, ¡Ya córrelo, Mario!, ¿Y la media? -así entre nos, porque no es cosa de balconearlos, o a ratos desde luego, como en el mísmisimo coliseo para uso personal y con todo derecho, porque los mayores anduvimos de "calzones de puta" (¿A Querétaro?, Ahora para el Azteca otra vez, me lleva la verga,¿A Neza?, va, ¡No, a Cancún los sigue "su chingada madre"!)
Hace rato escribí una nota de vuelos altísimos, jeje:
Tenía
cinco años cuando Pinillas, el simpático tío con halo de aventura que
todos
deben tener, me llevó a un partido. Dejo para otro día la mañana capaz
de asomarse a mi infancia y al país citadino contemporáneo, y
me concentro en la cosita asombrada por todo: el alboroto de
los ríos en camino, el gigante que aparece, el
inconcebible tumulto en el inconcebible túnel, el pasmoso universo
vuelto sobre
sí...
Un
segundo tío salta a la cancha en uniforme del Asturias, el estruendo se
pronuncia en contra con banderas azulgrana, y entre
el expresivo sube y baja anímico es cada vez más inutil el empeño de
Pinillas por azuzarme a la afiliación familiar... en el momento más
importante de mi vida.
Cuánto
me empeñé en que el espectáculo cuya mecánica no
entendía conservara el flujo de ola creciendo contra mi identidad. Te salvarás, prometía y cumplió tras eternos noventa minutos, con el
estruendo entre el que me conducía el apesadumbrado tío. La sombra bronce de la
calle, por un momento convertida en brillo, se jactaba: Asturias 2,
Atlante 4. Con eso tenía para azotar a gusto el ceceo de mis condiscípulos, el derecho a la azotea, a su espléndida vista
y cuanto en adelante quisiera de una realidad sin parpadeos.
Acompañado por mi Potro
de Hierro hice los diarios paseos a solas en
bicicleta descubriendo la ciudad que se agotaba tras la ciudad, o en
camiones
al Centro donde los siglos parecían un parlanchín avispero. (-No te
pases de verga- dice mi esquizo. -Es neta, buey -le contesto. -Ésta,
pendejo -responde agarrándose nuestra gloriosa riata-, y a hablar así no
nos enseñó el estadio. -Ahí te buscan -lo distraigo y sigo mamando.)
Montado en
él me arrimé a los barrios campesinos convertidos en obreros y
fui un buen criador legándolo a mis chamacos.
Se la jala en grande el escritor que quiere ser nuestro Eduardo Galeano y ve gloriosas jugadas a montones donde hubo diez, cuando mucho, pues desde cuando cuenta no tuvimos Pelés, Maradonas, Francescolis, y siendo el fut más caro del continente, con dos copas mundiales organizadas, ni un "quinto partido" cayó por estos lares del "ya merito".
Entralimitándose gachísimo, incluye a los cronistas que son también responsables del triste estado nacional, y eleva a grados épicos, por ejemplo, una transmisión de Ángel Fernández que me producía carcajadas entre Veracruz puerto y Xalapa, donde ante la caja idiota comprobé cuántas mentiras había soltado para loar a mi potro Potro. Era el mismo expertazo que antes ruboricé siendo mi jefe con solo mencionarle a John Dos Passos, de quien como ratero menesteroso robaba el estilo.
En fin, volviendo a los "mugrositos" de hoy, este sábado nos dieron un día para la historia familiar cumpliendo casi por nota lo que el entrenador fuera de serie en esa apestada liga viene enseñándoles hace dos años.
Había buscadores de Primera calificándolos y quizás un par serán seleccionados para sin duda, creo, volver, nuevamente cabizbajos hasta que se reasuman como comunidad adorada por los en magnos días siete mil aficionados.
-¿Cómo te atreviste a que hijos y nietos siguieran a un equipo perdedor? -peguntó "un universitario", pues tal se presumen los fans pumas, con título y todo.
-Camiseta es camiseta -respondí al neoliberal comentario.
Tiempo atrás se cumplió el propósito de Calzada. ¿Puede hacerse algo coherente con lo que escribí después, quitando las notas a lo migas Hansel y Gretel, donde abundan videos y enlaces informativos?
Imposible, concluyo. Tomaré, pues, las últimas, a ver qué sale.
Tiempo atrás se cumplió el
propósito de Calzada. ¿Puede hacerse algo coherente con lo que escribí
después, quitando las notas a lo migas Hansel y Gretel, donde abundan
videos y enlaces informativos?
Imposible, concluyo. Me guiaré pues por la memoria, a ver qué sale.
Miguel de Unamuno dice que vivir y conocer son estados incompatibles.
Así lo tiene por comprobada mi Corte de Medianoche, quien anda años a miles sin buscar respuestas, pues le basta la mera existencia.
Hablando siempre por ella, cuando comenzaba la pandemia grabé este videito
Para prestar mi imagen al Grillo, Sheila y demás había emprendido un largo viaje usual entre nosotros, a marchas forzadas, en meses que la hicieron presentable tras tercas advertencias de este lado del paraíso: Nunca lo lograras, jeje.
Hoy los compadres y comadres que forman legión y vienen de muchos tiempos y lugares, exigen otra vez: Se Lázaro.
-Fracasamos entonces -les recuerdo.
-No, la tarea se cumplió y ya nos es posible movernos por el continente -responden a coro, como acostumbran.
Quieren que vuelva a las regiones de México donde hubo modo en 2015 y anexas.
Exigen además una
-Va, pin capataces y capatazas -jeje.
Confío sea el último vals en vida
-0-
-¿En serio? -dice el taxista, esta vez joven y de aplicación, que como la generalidad en su gremio subieron sesentón con costumbres poco recomendables a quien resulta un viejo reglamentario, cálido, entusiasta y a sus ojos sabio.
-Sí, era hacia 1960, digamos, aunque la cosa empezó antes -contesto prudentemente ambiguo- y... -léase Me gustaría Mr. para evitarme repeticiones, jeje, si bien lo corregía y mucho mientras la clásica noche de viernes circulaba vocinglera y lenta por el Circuito vial atestado.
Y es que después de escribir aquello escuché la larga serie conducida por el propio Zimmerman
y para una chambita Juan me puso a informarme y mi cabeza giró y giró sin hallar respuestas más o menos claras.
Bajo y olvido el tema celebrando la declaración: "...cada
novela suma a su reflexión total sobre la decadencia de Occidente (...)
son fragmentos de un espejo que nos devuelve el reflejo de nuestro
ocaso".
Ir a Bien aprovechaste los años y otras notas con las cuales he esperado una declaración como ésa, que se refiere a un escritor francés contemporáneo.
Si París bien valía una misa, imagínense cuántas debo ordenar ahora, madrugada de sábado resucitando por culpa de mis cortesanos, jeje, a lo piltrafa, desde luego, pues el taxista agradeció pero yo cargo la peste a tabaco y el metro sesenta cinco a que estoy reducido y no sé cuántos más Perdonen a los nietos al visitarlos inútilmente pues "jugaremos" hoy y no ayer.
-Vean cuán perdido ando. Tengan piedad.
Sin más, quiero llorar.
-0-
Tengo la foto perfecta para despedirme
Y con ella la noche ideal, en que el Potro vuelve a jugar por nota y es finalista otra vez.
Duermo casi veinticuatro horas seguidas y al despertar Elon Musk vuelve a pelármela explícitamente, porque a lo implicito siempre lo hace, como antes cuantos con poder reto desde siquiera 1492.
Imagino que en esas horas vinieron todas las Eternas y secretos cósmicos invitados cuando duermo.
-0-
Borroneo Camiseta es camiseta y marcho a la reunión de trabajo, donde certifico: las estrellas se alinean nuevamente a nuestro favor, Corte.
Al regresar pareciera que conspiro en nuestra contra y dejo el celular en otro Uber. ¿Lo perdí por tercera vez en cuatro meses? Llamadas y consultas cibernéticas no sirven para darme solución.
Qué agotadora supervivencia entre el caos personal, del país y la tierra, pues ahora no puede decirse, por ejemplo, si Latinoamérica se pinta de rojo o solo está defendiéndose ante Bolsonaros brasileños, venezolanos, ecuatorianos... de Bolivia, incluso.
-Déjenme ir -vuelvo a rogar.
-Chillón -dicen. -Apóyate en el orgullo por los caminos de la libertad que respetamos y sirven.
-No provoquen con involuntarios títulos de canciones que traen a cuento.
Sabe quién tendrá los arredros para decirnos cómo es el México nuevo, que dejó atrás los partidos por cien años hegemónicos, a un tiempo arribista y genuino, acertado y sin concierto. La Corte me empuja hacia el lado donde no hay deudas por pagar ni se rinden cuentas al gobierno 4T, enredo mayor para mal y bien, aunque parezca absurdo. De donde, sí, este país ya no va a la cola. No se sabe de qué, claro jjj. "Cosas veredes", dijo Sancho contemplando las andanzas de su amo, quien a cinco siglos cabalga todavía, necesariamente, desde luego, pues salió para batir perdularios y malditos cuya existencia hasta entonces era muy otra cosa.
Camiseta es camiseta
Prometo
no venderlos así nomás, digo a esa docena y media que se volvió
entrañable por verlos una vez a la semana en el estadio casi vacío con
mis delirantes hijos
y nietos, quienes de tanto en tanto van a los entrenamientos y
festejaron sus dos grandes triunfos en El Ángel, válgame Dios, entre
cuatro centenares o así que seguro contestaron a mentadas las bromas de
aficionados aguiluchos, pumitas, cementeros:
-¡Ridículos! ¡Hambreados! ¡Si están en la liga de Ni Ascenso!
-¡Pero tenemos corazón! ¡Siquiera no somos hijos de Televisa! ¡Párate y te rompo la madre! ¡Puro pueblo, culero!
Y
ahí anda uno buscando dónde transmiten los partidos de visitantes y que
nuestro whatsap se caliente y seamos entrenadores y scoutings y
llanitos fans celebrando cuanto sea o a corajes:
-¡No
mames¡, ¡Échale huevos!, ¡Era atrás, pendejo!, ¡Ya córrelo, Mario!, ¿Y
la media? -así entre nos, porque no es cosa de balconearlos, o a ratos
desde luego, como en el mísmisimo coliseo para uso personal y con todo
derecho, porque los mayores anduvimos de "calzones de puta" (¿A Querétaro?, Ahora para el Azteca otra vez, me lleva la verga,¿A Neza?, va, ¡No, a Cancún los sigue "su chingada madre"!)
Hace rato escribí una nota de vuelos altísimos, jeje:
Tenía
cinco años cuando Pinillas, el simpático tío con halo de aventura que
todos
deben tener, me llevó a un partido. Dejo para otro día la mañana capaz
de asomarse a mi infancia y al país citadino contemporáneo, y
me concentro en la cosita asombrada por todo: el alboroto de
los ríos en camino, el gigante que aparece, el
inconcebible tumulto en el inconcebible túnel, el pasmoso universo
vuelto sobre
sí...
Un
segundo tío salta a la cancha en uniforme del Asturias, el estruendo se
pronuncia en contra con banderas azulgrana, y entre
el expresivo sube y baja anímico es cada vez más inutil el empeño de
Pinillas por azuzarme a la afiliación familiar... en el momento más
importante de mi vida.
Cuánto
me empeñé en que el espectáculo cuya mecánica no
entendía conservara el flujo de ola creciendo contra mi identidad. Te
salvarás, prometía y cumplió tras eternos noventa minutos, con el
estruendo entre el que me conducía el apesadumbrado tío. La sombra
bronce de la
calle, por un momento convertida en brillo, se jactaba: Asturias 2,
Atlante 4. Con eso tenía para azotar a gusto el ceceo de mis
condiscípulos, el derecho a la azotea, a su espléndida vista
y cuanto en adelante quisiera de una realidad sin parpadeos.
Acompañado por mi Potro
de Hierro hice los diarios paseos a solas en
bicicleta descubriendo la ciudad que se agotaba tras la ciudad, o en
camiones
al Centro donde los siglos parecían un parlanchín avispero. (-No te
pases de verga- dice mi esquizo. -Es neta, buey -le contesto. -Ésta,
pendejo -responde agarrándose nuestra gloriosa riata-, y a hablar así no
nos enseñó el estadio. -Ahí te buscan -lo distraigo y sigo mamando.)
Montado en
él me arrimé a los barrios campesinos convertidos en obreros y
fui un buen criador legándolo a mis chamacos.
Se
la jala en grande el escritor que quiere ser nuestro Eduardo Galeano y
ve gloriosas jugadas a montones donde hubo diez, cuando mucho, pues
desde cuando cuenta no tuvimos Pelés, Maradonas, Francescolis,
y siendo el fut más caro del continente, con dos copas mundiales
organizadas, ni un "quinto partido" cayó por estos lares del "ya
merito".
Entralimitándose
gachísimo, incluye a los cronistas que son también responsables del
triste estado nacional, y eleva a grados épicos, por ejemplo, una
transmisión de Ángel Fernández que me producía carcajadas entre Veracruz
puerto y Xalapa, donde ante la caja idiota comprobé cuántas mentiras
había soltado para loar a mi potro Potro. Era el mismo expertazo que
antes ruboricé siendo mi jefe con solo mencionarle a John Dos Passos, de
quien como ratero menesteroso robaba el estilo.
En
fin, volviendo a los "mugrositos" de hoy, este sábado nos dieron un día
para la historia familiar cumpliendo casi por nota lo que el entrenador
fuera de serie en esa apestada liga viene enseñándoles hace dos años.
Había
buscadores de Primera calificándolos y quizás un par serán
seleccionados para sin duda, creo, volver, nuevamente cabizbajos hasta
que se reasuman como comunidad adorada por los en magnos días siete mil
aficionados.
-¿Cómo
te atreviste a que hijos y nietos siguieran a un equipo perdedor?
-peguntó "un universitario", pues tal se presumen los fans pumas, con
título y todo.
-Camiseta es camiseta -respondí al neoliberal comentario.
-Espero verlos pronto en Primera División -dice alguien más.
-Tengo la veladora prendida para que no sea así. Porque sino esos jóvenes desaparecerán como en acto de magia y yo volvería con los Ratones Verdes, hoy preparados para repetir su peor actuación, en Argentina 78, cuando no pasaron la primera fase. culminar su larga obra
Diario de un posible, digno, amoroso suicida
Todo
parece un juego esta noche cuando "Detienen (...) al general investigado
por el caso de los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos" y muertos
-cinco, no se olvide.
Falta quien era su superior y luego jefe del Estado Mayor
presidencial, a quien el general Cienfuegos propuso a AMLO para sucederlo.
Parece
ser parte de un acuerdo mayor con el ejército, que incluye la reforma
para que la Guardia Nacional dependa de las fuerzas armadas. Así Obrador cerraría con ellas el trato gracias al cual se convierten en la institución más poderosa del Estado.
Lorenzo
Meyer había advertido: en México el aparato estatal es un desastre,
quitando a los militares. Por ello, pensaba, nuestro presidente les
encargó distribuir las vacunas contra el Covid-19 y la construcción del
nuevo aeropuerto y las obras estratégicas del Tren Maya.
Hay
tendencias de la 4T que se diría reivindican la experiencia de Hugo
Chávez como militar que encabezó la recuperación de Venezuela y dio
forma al ALBA. El ejército al servicio del pueblo, sería su consigna.
Eso
deduzco, nada más, con muy pocos elementos de juicio tomados al vuelo
aquí y allá. Así hago normalmente, sin un cuerpo de conocimientos más o
menos sólido. Soy el flojo que desde joven se entregó al momento
imitando sin saber a Monelle, la "pequeña prostituta" que recreó Schwob.
Como personaje merezco la pena, al modo de millones. En tanto autor o intérprete doy muchísimo que desear o a lo llano no sirvo.
¿Setenta
y cinco años para hacer conciencia al respecto? No. Siempre lo supe; o
al menos desde cuando debía y Gustavo Díaz Ordaz fue electo candidato a
la presidencia y por nuestras nacionales normas lo era ya en cierta
medida.
Véanlo aquí cinco años después, tras demostrarle al movimiento estudiantil quién mandaba, "entre
los oficiales del ejército durante el festival en honor a las fuerzas armadas", que así demostró su absoluta institucionalidad.
Yo quería hacer entonces una Comedia humana sin letras, ¿recuerdan?, y Ana soltaba su célebre frase:
-Caminamos porque tropiezas.
-No, Cosa -le respondí entonces y confirmo ahora. -Ando porque ando y doy tumbos obligadamente.
Hasta
morirse por voluntad requiere humor. Démoselo, en cuanto este viejo
pueda y no hoy, noche del mexicano Grito (perdonen, conciudadanos, que
me produzca profunda hueva su celebración, jeje, equivocándome de medio a
medio.) Ya que G... Ay, disculpen otra vez, no la he introducido, y
además antes necesito traer muchas notas previas. Bueno, puedo hacerlo
luego y mientras contextualizo el día, extraordinario en varios
aspectos. Respecto a México lo ilustran dos programas periodísticos. Uno
termina delirando y ese es su quid.
Véase de 1:57:58 en adelante El otro
¿Por
qué me busca esa joven de diecisiete años, G, a quien no conozco y vive
en otra ciudad y escribe en dos idiomas con entera corrección? Su
cuenta es falsa, confiesa, y entiendo sus motivos. No sabe que hace
tiempo considero la posibilidad de darme un digno, amoroso suicidio.
Por ello es droga que consumo ansiosamente y vuelve los días un apasionado viaje. Busca en este setentón a un confidente.
Continúa, entonces, la obra de Tú, quien a sus veintiún años me permitió atestiguar piel contra piel el
salto que le permitiría volverse plena mujer si no moría dándolo. Venció
esa otra "pequeña", hasta alcanzar lo que no había ni en su más osados planes. ¿Cómo no creerle a mí súbita, nueva cómplice?
"Duermo 13 horas de 24 y en todas sueño. Lo que mas hago es soñar", dijo. "...el siguiente fue uno en el que veía las estrellas. Y dormía ahí, en la azotea."
"¿En verdad lo hacías o soñabas?", pregunté.
"Lo soñaba. Pero lo sentía real."
Muy
parecida a mí, entonces, traje a cuento mi obsesión de días anteriores,
citando al celebérrimo dramaturgo al cual Víctor Hugo declaró creador
de la modernidad literaria:
"...el inocente sueño,
el sueño que teje sin cesar la maraña de las preocupaciones,
la muerte del ir viviendo cotidiano, baño de la fatiga,
bálsamo de las heridas de la mente, plato fuerte en la mesa de la Naturaleza,
principal alimento del festín de la vida."
Duermo
y duermo, como ni incidental amiga, y en tanto buen viejo, cuando despierto me precipito. Ayer a
lo cura Hidalgo pude sacar a un pueblo para tomar el país.
Ahora morir es un riesgo calculado.
Estuve
siempre orgulloso del yo que desprecia los
conocimientos adquiridos con rigor. ¿Me arrepiento hoy, cuando mal
consigo entender a quienes, a la manera del aquél gran inglés, ayudarían
en este trance?
Leo "El oficio de vivir",
de Cesare Pavese, obra que califican de "transcendental
en la cultura contemporánea", y no lo comprendo, sin importar cuánto estimo la poesía del
italiano muerto a los cuarenta y dos años por propia mano. Escribió algo que cito con frecuencia:
"Vendrá
la muerte y tendrá tus ojos/ —esta muerte que nos acompaña/ de la
mañana a la noche, insomne,/ sorda, como un viejo remordimiento o
un vicio absurdo./ Tus ojos serán una palabra hueca, /un grito ahogado,
un silencio. /Así los ves cada mañana/ cuando a solas te inclinas hacia
el espejo./ Oh querida esperanza,/ ese día también sabremos que
eres la vida y la nada./ Para todos tiene la muerte una mirada.// Vendrá
la muerte y tendrá tus ojos. Será como dejar un vicio,/ como mirar en
el espejo/ asomarse un rostro muerto, /como escuchar un labio cerrado.// Nos hundiremos en el remolino, mudos."
-Ayúdame -pido a la joven.
-Soy una muchachita. Tú deberías guiarme, jaja.
¿Le
confesaré mi apuesta? Saldría corriendo, jeje. Bueno, quizás me
equivoco. Pero no lo haré, por si acaso. La necesito, vida que palpita
como nunca antes y después.
-0-
"Fumar
es un placer, genial, sensual", cantaba una artista española del
franquismo que en la chaise longue daba diez chupadas al cigarro cada
veinticuatro horas para esperar "al hombre que yo quiero". Era cualquier
cosa excepto ingenua, pero del tema sabía pura chingada, jeje.
Mis
ceniceros, en cambio, murmuran secretos. Por ejemplo, que G comparte
lugar con la última Eterna, rubísima, bajita, de alabastro, a quien
preguntaría tontamente y no ¿De dónde saliste?,
pues, fresca, la memoria reconstruye los escenarios en los cuales fui a
encontrarla, y, cierto, no corresponde a mis arquetipos femeninos.
Pruebo
con ella sensaciones inéditas, cuyo origen tardaría en precisar para
ustedes, pues tengo que rastrearlo un océano lejos, por cuartos de
posadas y hoteles familiares cincuenta y tantos años atrás.
No
jugaría al amor contigo, muchacha, y con Eterna Septiembre 2022 empecé
apenas vernos. Ya dijo Quevedo: seré cadáver pudriéndose y la pasión
seguirá allí.
Notas de borrador
Mi nivel de extravío merece ir a los Guinness Records. Sigo exhibiendo esto y cosas parecidas jjj. ¿Podré parar?, más jjj.
Con algo debo ayudarme para acompañar el proceso. Lo que no va es mostrarlo.
Hace dos dos años coqueteo con un digno, amoroso suicidio.
Leyendo "El oficio de vivir",
de Cesare Pavese, recuerdo cuán lejos estoy de los pensadores y aclaro:
no soy un intelectual aunque trabaje con la mente y no con mis manos;
no tengo un cuerpo ideológico y para sobrevivir me bastan conocimientos
superficiales.
No entiendo ésa obra que califican de "transcendental
en la cultura contemporánea", sin importar cuánto estimo la poesía del
italiano muerto a los cuarenta y dos años por propia mano.
Escribió algo que cito con relativa frecuencia:
"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos —esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o.un vicio absurdo. Tus ojos serán una palabra hueca, un grito ahogado, un silencio. Así los ves cada mañana cuando a solas te inclinas hacia el espejo. Oh querida esperanza, ese día también sabremos que eres la vida y la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Será como dejar un vicio, como mirar en el espejo asomarse un rostro muerto, como escuchar un labio cerrado.
Nos hundiremos en el remolino, mudos.
Juntaré las notas que me condujeron aquí.
-0-
Anoche
y por accidente conocí a una joven de diesiciete años que piensa que
todo lo puede. Creo que tiene razón. Escribía algo mientras me
mensajeaba con
compulsión, llevándome al interior de dos amores, uno tras otro con un
espacio intermedio. Eran intensos, sabios, felices.
Palpitaban, así, como toda ella, permitiendo que yo recordara el tiempo
más rico y atrevido de cuantos haya vivido. Imposible agradecer tal
privilegio. A mi cabeza vino Tu, quien a sus veintiún años permitía
a este viejo atestiguar piel contra piel el
salto que le permitiría volverse plena mujer si no moría dándolo. Venció
esa otra "pequeña", hasta alcanzar lo que no había ni en su más osado
sueño. Cómo no creerle a mí inesperada nueva, quizá fugaz amiga.
"Duermo 13 horas de 24 y en todas sueño. Lo que mas hago es soñar", dijo. "...el siguiente sueño fue uno en el que veía las estrellas. Y dormía ahí, en la azotea."
"¿En verdad lo hacías o soñabas?", pregunté.
"Lo soñaba. Pero lo sentía real."
Muy parecida a mí, entonces. Traje a cuento mi obsesión de días anteriores para concluir:
"Morir, dormir, no hay más." "La vida es sueño." "...el inocente sueño,
el sueño que teje sin cesar la maraña de las preocupaciones,
la muerte del ir viviendo cotidiano, baño de la fatiga,
bálsamo de las heridas de la mente, plato fuerte en la mesa de la Naturaleza,
principal alimento del festín de la vida."
Duermo
y duermo, como ni nueva, accidental, dieciseteañera, genial amiga. Como
buen viejo me vuelvo adolescente y solo el momento tiene sentido. Ayer a
lo cura Hidalgo pude sacar a un pueblo para tomar el país.
Ahora morir en el instante es un riesgo calculado.
El
supuesto asalto al país vino de mi mayor éxito en mucho tiempo. Daba
una charla durante un evento al aire libre, con cinco escuchas.
Enseguida tuve cien y aquello pudo seguir evolucionando si los
organizadores no hubieran detenido el acto.
Como
buen viejo, en efecto, otra vez adolescente, al modo de la joven (G).
Pero no dispongo de su futuro y esta mañana vuelvo a considerar el
digno, amoroso acto.
-0-
Es increíble, G llega como Eterna. De otra forma pero...
Rumbo
a casa, cuando avientan la noche a quien pueda trabajarla, nos
mensajeamos. Entonces el viejo se convierte en un aventurero que
recuerda esas calles ahora bullangueras y cuantas hay por los cuatro
puntos cardinales.
-Insúflame
vida -le pido sin decirle. -No necesitas más que contar tus cosas. Así
estaré entre lo que palpita con fuerza incontenible, parece. ¿Parece?
Todo te creo porque no hay desliz en tus palabras.
¿Eres mi Lolita? No, desde luego.
-0-
Amanezco
pensado que debo fumar menos, etc. Ayer, por antojo, desayuné una bolsa
grande de papas fritas. Al llegar la tarde... jeje.
Como
siempre, evito hablarle a la Tic de mis devaneos. Algo percibió anoche y
le conté económicamente de G. ¿Me puede conmocionar cualquier mujer que
se acerque, así sea sin mayor intención? Para la muerte son
irresistibles los cuerpos y mentes jóvenes. Debo advertirle eso a mi
compañera ocasional, aunque procuro limitarme a escuchar y ella pone por
delante su amor hacia un joven de la misma edad.
¿Por
qué se acercó y desde una cuenta alterada? Buscaba a quien supuso
escritor y le producía confianza, pues conozco a uno o varios parientes
suyos, creo, que viven en otras ciudades. También le tienta, claro, la
aventura virtual. En fin, no corremos peligro.
-0-
Las
vías digestivas andan mal hace tiempo y eso es mucho decir para quien
le funcionaron antes perfectamente. De ellas mi buen ánimo. No sé qué
pasa. Tal vez está relacionado con mi proclividad a crear piedras. Si
produje cincuenta y cinco vesiculares, ¿adónde va el sarro que quedaba
encapsulado?
Por supuesto
no preguntaré a los médicos. Huyo de esos enredos, advertí. Pase
buscarle solución a la próstata, cuyo problema diagnosticaron sin
dificultad, o hacerme tonto con el tema y disponer de un relativo tiempo
para sobrellevarlo. Lo demás, no.
Claro,
de alguna forma sigo creyendo que andaré prudentemente bien o hasta
mejoraré. Como estos días gracias a G, golondrina que no hace ni
veranillo, o a tal y cual cosa relacionada con el trabajo, las crías,
etc.
La soledad no existe o es tan práctica que ni merece mencionarla, escribí de madrugada y lo borré. Seguía luego: las y los demás están presentes todo el tiempo, para fustigarnos o reconocernos. No se equivocaba entonces el bizco francés: "el infierno son los otros" -¿y el cielo también, entonces?
Había
encontrado la declaración de una mujer a quien conozco. Era asombroso
cuán bien reflejaba lo que sin secretos pienso de su comportamiento.
Puesto en palabras producía escalofríos.
Ahora bañarse e ir a comer, confiando no tambalearme en el camino jjj.
-0-
Tan
tarde como estos setenta y cinco años debo reconocer: el aprendizaje
con rigor es obligado, pues tomó milenios darle forma al entendimiento y
sus formas de expresión. Si quise vivir a secas y así saqué partido al
instante, a cambio estoy sin armas para sumarme al curso que permite
contribuir a los demás.
Dylan debió servirme de ejemplo. No por nada la urgencia que siento por sus canciones y el repudio a él.
-Pero -reacciono- no soy eso formal. Me daré vuelo en lo que más o menos domino.
-0-
Cioran: "¿Soy
demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de
idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy
yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?"
Lo escribe entre estos párrafos: "insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge
entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño
paso que doy en ese estado. Sentirse solo y estar solo no es lo mismo,
pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo
siento mucho más cuando esa soledad es también física (...) Sea cual sea la
respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando
aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi
ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la
ilusión de no haber existido nunca."
Conozco muy poco a ese hombre que se niega a reconocerse escritor o filósofo y su visión del mundo es demoledora: "Somos todos unos farsantes. Sobrevivimos a nuestros problemas". Alguien tenía que decirlo, ¿pero sobrellevarlo? ¿Dónde queda el
mantra repetido por mi conocida? Iba así: "Me vale madres, me vale
madres, vete a la verga, vete a la verga, soy chingón, soy chingón".
El
francés cita a mil pares suyos, antiguos y contemporáneos. Para llegar a
esa visión descarnada pasó por ellos. ¿Sólo de esa manera pudo?
Abundan, todo indica, quienes sin instrucción cargan una conciencia
semejante. Por ejemplo, calculo, si son torturadores o asesinos seriales
o a sueldo o violentan a mujeres y niños.
Tu agenda está llena ahora, viejo. ¿Qué vas a hacer?
Pin blogger caprichoso, jeje.
Que en Bolivia las cosas andan mal, me dijeron.
-Allí no, por favor -ruego, pues por auténtico faro tengo solo ese.
Bueno, tampoco es agradable escuchar malas cosas de Boric, el presidente chileno -"Niñito socialdemócrata"-. Esperaba tanto del octubre 2019...
Otra vez las notas que hago terminan prologadas por posteriores. Deberían servir a mi Corte de Medianoche y a sus nietas y nietos hoy vivos -aclaro el cuándo pues estar estamos todas y todos, aunque nuestras defunciones se registren años o siglos atrás.
Ayer lunes:
1. Un líder obrero me dio la mejor clase posible sobre lo que sucede en los sindicatos mexicanos y sus cercanías. Me descubrió así cuánto cada vez más se relacionan con organizaciones laborales estadounidenses, del Canadá y Alemania. El proceso está relacionado con la "desglogalización" en marcha al crearse grandes bloques apurados por el conflicto ucraniano.
-Lo que tendremos pronto no serán TLCs ni otras formas previas de imperialismos regionales- dijo.
-¿Qué? -pregunté y la respuesta se nos escapó a ambos, me parece.
Convinimos en intentar que se cree un espacio de discusión al respecto.
Al anochecer supe: difícilmente habrá tal, por mi relativa insignificancia. Con todo, debe hacerse el esfuerzo.
(J, antiguo amigo sindicalista, a lo virtual muestra su desacuerdo.
(-Es un decir -le contesto conservando los aromas de la oficina donde "se me desveló" el secreto.)
2. O me descubrió a Machado de Asís (
En Cuentos - Biblioteca Virtual de CLACSO) y la historia brasileña, atípica en el subcontinente, y gracias a una charla que registré aquí hace poco (Tres países a sustos) pude así sorprenderme siquiera algo menos con los resultados de las elecciones Lula-Bolsonaro y su relativa incertidumbre a continuación. Noticieros y opinólogos no agregan nada a mi pobre conocimiento y busco respuestas en un gurú a quien acostumbro citar:
3. Por error alguien me entrevista sobre el inesperado, virulento tono con que Elena Poniatovska juzgó la política cultural 4T y hoy sin nombrarme aparezco como parte de este esfuerzo de comprensión a primera vista pobre:
Se publica justo cuando quien a un tiempo declara su zapatismo y recibe $160 mil como beca vitalicia al presidir el Colegio Nacional de Escritores -cuenta lo simbólico, no los dineros en sí, tan devaluados entre funcionarios (si los ministros juriconsultos tienen sueldos superiores al del presidente y les sirven apenas para iniciar sus grandes negocios...)-
¿Realmente me sumaré pronto a la Corte? ¿Porqué preparo entonces los viajes a tal y cual región, reditando anteriores?
Como sea, ¿en verdad dejo migas en el bosque?
Youtube se vuelve casi inmanejable cuando lo consultamos sobre tal o cual emisión puntual y no encuentro ahora el programa en que un economista, interrogado por este mismo espacio, hace días daba cifras esperanzadoras respecto a México.
Lo que aquí se dice puede comprenderlo hasta quien como yo tiene vaguísimas ideas sobre economía. El que no ubico observaba aspectos más enredosos, en los cuales los servicios tenían la voz cantante y así me repugnaban por instinto pues crecí en tiempos del predominio industrial y agrícola.
-A una acción en la Bolsa no puedes darle cachetadas -dijo mi viejo gurú unos años atrás, celebrando que el mercado volviera a tocar tierra ahogándose por la escasez de recursos naturales y así obligado a confrontar a nuestros pueblos, quienes, como siempre, responderían.
Por las redes pasan y pasan advertencias sobre el colapso financiero y la crisis global, pero parecieran llamadas a misa, que a capricho se atienden o sirven de simple coro al tianguis de voces citadinas.
-¿Cuándo, cómo? -pregunto a quienes más respeto, aunque hablen un año o dos retrasados
Cuanto más encuentro informaciones sobre el presente y el pasado próximo, me reconozco fuera de lugar desde vaya a saberse cuándo. Incluyo al futbol, que a nivel mexicano y planetario se transformó en grados inimaginables.
Mi ejemplar sistema digestivo no parece resistirlo y ayer me hizo perder el glorioso encuentro del Potro en la Liga de Ni Ascenso, acompañando a hijos y nietos
Ver "Atlante vs Mineros en vivo | Liga de Expansión MX | Apertura 2022 | Cuartos de Final (vuelta)".
Ni tan gran momento arregló mi panza.
Y no menciono otros galimatías mexicanos y continentales que dicen No esperes ya, ríndete; estás fuera de lugar aunque mañana lunes deberías ir hacia el futuro.
Tienen razón: cualquier día muero de diarrea en plena calle, jeje.
(Pa completar:"Elecciones en Brasil 2022, segunda vuelta, en vivo | Lula gana la presidencia con el 95% escrutado": 50.72 vs 49.28. Ni un uno por ciento. "Bolsonaro deja en el limbo si respetará los resultados electorales." Creo en los argumentos de nuestros gobiernos populares sobre el triste fenómeno debido al cual quienes salen de la pobreza gracias a ellos se les voltean luego. Pero no bastan, obviamente, atendiendo al propio Brasil y el funesto manejo que de la pandemia hizo aquél tipejo. Y más se queja mi panza, jeje.)
Ninguna relación entre ambas cosas. Solo la noche cuya comba gorda inicia y no es monumental como cuando el departamento de Él y la Ella ausente a quien recordar sin extrañarla.
¿Quién eras, ma, entonces y después, criándonos? ¿Cómo saber? Te llevaste tus secretos. ¿Los conocía papá? Algunos, imagino. ¿La mejor amiga? Otros, distintos, creo.
Voy por cigarros, ¿me acompañas? Cuánta renuncia en ti, intuyo. Ve la foto. Imposible imaginarla mientras cuidabas a nuestro prodigio o barrías o el mimeógrafo peleaba contigo.
La guerra te había pasado encima. ¿Sino de dónde el aire melancólico? Tuviste una infancia pícara, vital, a lo princesa minera en reino conquistado.
Sospecho que nuestra luna con conejo pasó desapercibida para ti. En cama por matrimonial orden seguías pensando en el río de carbón y la niebla casi eterna, que adorabas.
No, no venden boquillas aquí... Y esos cigarros son malísimos. Al regresar prepárote un cafetín, si dejas de pelear con mi desordenado departamentito, claro.
Agustín, que anda en muchas partes por estos cuadernos, escucha:
Los voluntarios del Valle del Mississippi lo creen,
se apuran a participar de la gloria y tienen que conformarse con la arena, el
sol sin piedad, la peste de alimañas y las huellas de la guerra advirtiéndoles
por primera vez sobre el futuro. En los campos próximos a la ciudad mexicana se
penetran para siempre del olor dejado por los cadáveres tardíamente sepultados
y con los que cargaron los coyotes, en cuyos restos hincaron el diente los
buitres. En los campamentos encuentran a los heridos que terminan de sanar pero
que no volverán a ser los de antes porque “la amputación era la única cirugía
mayor que se practicaba”.
En otros los daños son distintos si bien no menos
severos, y es frecuente hallar soldados con la mirada perdida, hablando de
cosas ininteligibles o que ven lo que parece imposible. A los más graves se les
declara formalmente locos, entre el tedio de una campaña detenida: “Mientras
permanecimos en Campo Belknap, alrededor de un ciento de entre ochocientos
hombres que contenía nuestro regimiento era diariamente reportado en el
catálogo de la melancolía”. Entonces se bebe, se discute, se pelea. A veces
entre compañías completas: “Fui informado –escribe el Curwen que ya conocemos-
de las dificultades entre nuestro regimiento y el batallón de Baltimore, originado
en una agresión a nuestro coronel”. Los casos graves son responsabilidad de los
voluntarios. El general en jefe manda de regreso a casa a muchos, sólo para
recibir nuevas remesas.
Nada de eso quedará en la épica de la Tierra de la
Gran Promesa, como muchas otras cosas sucedidas antes.
-No entiendo bien -dice mi compadre, el Agustín con quien empezamos estas viñetas. Es un obrero mexicano del siglo XX, nacido en el campo.
Sigo, pues:
El hogar del Taylor niño quedaba en pleno camino
hacia el sueño que jalonaba un movimiento humano raras veces contemplado por la
historia. Entre 1770 y 1830 ocho millones de hombres y mujeres de la costa
atlántica siguieron la caída del sol tras los Apalaches que el gobierno
británico había impuesto como barrera a la colonización, hacia la
asombrosamente pródiga cuenca del Mississippi y más allá, rumbo a las
Rocallosas.
La
tierra, confundida, se conmovía con la avalancha humana, con su peso de
carretas, caballos y embarcaciones cargados con todo lo imaginable y su brutal
estrépito de hierro y madera, de disonantes voces de cerdos, reses, perros y
gallinas. La prensa y las memorias de la época trataban de apresar en números
la impresión del tumultuoso precipitarse atravesado por una fe en la que se
creía reconocer las trompetas de plata de Moisés anunciando el reino de Israel:
“En un
mes, la villa de Robbstow vio pasar 236 carretas.” “Informes provenientes de
Lancaster establecen que se contaron en una semana 100 familias que cruzaron la
ciudad.” “Por Eaton pasaron 511 carretas con 3,066 personas en un mes.” En el
mismo Muskingum de las mágicas semillas de calabaza, un probable conocido de
los Taylor contabilizaba 50 carretas en un día, mientras los ríos se sembraban
de pontones, lanchones y chatas.Era una
historia de grandes esperanzas y sufrimientos. “Una familia compuesta por 8
miembros, en viaje de Maine a Indiana hizo a pie los más de 600 kilómetros a
Eaton, Pennsylvania.” “Un herrero de Rhode Island, en pleno invierno cruzó
Massachusetts rumbo a Albany (alrededor de 300 kilómetros). En un carrito iban
algunas ropas, algunos alimentos y dos criaturas. Detrás marchaba pesadamente
la madre, con un pequeñuelo en brazos y 7 niños más a su lado.” El diario de un
observador daba cuenta de un par de embarcaciones improvisadas, amarradas una a
otra, con cabañas construidas en lo alto, que transportaban a familias y
granjas desmontadas con todos sus efectos, en una especie de hogar viajero
sostenido por sus rutinas, cuyo símbolo era una anciana con anteojos que en una
silla se entregaba a su tejido.Se
instalaban en un lugar que parecía bueno, otros pasaban de largo dejando el
rumor de nuevos y mejores lugares. Entonces los más arriesgados o los menos
favorecidos tomaban de vuelta el camino. Eran tan frecuentes las mudanzas, que
un futuro presidente aseguraba que a uno de sus vecinos todos los años en
primavera las gallinas se le acercaban y cruzaban las patas, aguardando que las
atara para el viaje.Un
recuerdo éste tocado por el mismo impulso de imaginación que hacía florecer
con clavos a una barra de hierro y que sólo así era capaz de recoger los
auténticos milagros de la aventura que en menos de medio siglo multiplicó por
seis el territorio de las trece colonias primitivas. La aventura dejaba en la
mentalidad del país una huella imborrable y consolidaba y definía a la
democracia nativa. Así, privilegiando la anécdota, subrayando los rasgos
excepcionales o caricaturescos de la realidad, vacilando entre un agrio y
desenfadado humor y un gusto a Viejo Testamento, se construía una percepción
del mundo, una memoria y un habla que contribuirían decisivamente al
surgimiento de una religión, una conciencia y una literatura nacionales.Una
larga serie de estereotipos estadounidenses estaba ya presente en el río de
historias que desde el Oeste prosperaba entonces por el resto del país. En la
anécdota, por ejemplo, del viajero que detenía su caballo donde el lodazal de
un camino se volvía infranqueable y descubría un sombrero sobresaliendo del
fango, que se agitaba. “Al viajero comenzó a helársele la sangre, pero juntó
suficiente coraje para levantar el sombrero con su látigo de montar. ¡Cáspita!
Debajo apareció la cabeza de un hombre, que se volvió hacia él y exclamó:
“-¡Hola,
forastero! ¿Quién le dijo que me hiciera saltar el sombrero?”
Reponiéndose
de la sorpresa el forastero se preparó a bajar del animal para ayudarlo, pero
el otro lo contuvo:
-”¡Oh,
no se preocupe usted! Verdad es que estoy en un aprieto, pero tengo debajo mío
un excelente caballo, que me ha hecho atravesar sobre su lomo más de un sitio
peor que éste. Nos las arreglaremos.”
Se
necesitaba en verdad humor, capacidad de sacrificio y decisión para emprender
una tarea que, por lo demás, para muchos era una especie de obligación.
“Consideremos el caso de los desheredados, sin una hilacha de su propiedad,
deslomándose en el trabajo y no obstante siempre con el fantasma de la cárcel
de los deudores ante su vista: ¿cómo reaccionarían esos hombres frente a la
posibilidad de recomenzar en una nueva región.” O a un labrador que roturaba la
tierra hasta agotarla o que “desde el primer día tuvo que luchar con un suelo
pobre o pedregoso”, para quienes la promesa de América no se había cumplido o
sólo en términos miserables.
Eran seres
humanos que tras las flechas de los indios encontraban a las de los mucho más
peligrosos bancos, que cada poco amenazaban aumentar los intereses o expropiar
las tierras adquiridas a los grandes concesionarios del Estado. La avanzada de
los colonos entre el Muskingum y el Ohio, pongamos por caso, había sido
precedida por la compra de derechos sobre 600 mil hectáreas, de parte de una
compañía dirigida por un general y un reverendo, a la ganga de 20 centavos por
hectárea. Para el colono los dos dólares o el dólar y cuarto al cual se redujo
luego el precio -de seis a diez tantos de ganancia, pues, para los
especuladores- en principio podrían parecer más que razonables, pensando en las
virtudes de suelos, climas y aguas a tal punto de veras anchos, favorables y
abundantes que frecuentemente permitían sembrar sin haber roturado y que
entregaban dos cosechas por año.
Pero
para hacerse del lote tipo, de 640 acres, la absoluta mayoría debía recurrir al
crédito de las instituciones del Este, que medraban tan a gusto como los
concesionarios. Dos o tres letras se acumulaban y los colonos recibían los
anuncios de lanzamiento, que los incitaban a la revuelta. Así había sido desde
muy pronto, en presagios de auténticos conflictos de clase. Comenzaba la gran
empresa cuando en 1786 multitudes de granjeros, dirigidos por un capitán
retirado, llevaron su coraje hasta amagar con el asalto a un arsenal y no
desistir de entrar a la mismísima Boston sino porque milicias de honrados
ciudadanos los forzaron a retirarse a los bosques y rendirse, mientras la
caballería formada por probos e iracundos estudiantes “sembraba el terror entre
las familias campesinas”. Revueltas que si entonces y más tarde no llegaban a
extremos era por la alternativa de marcharse y recomenzar, hacia el prometedor
horizonte contemplado por Jefferson. Descendientes
de esos colonos son quienes en 1846 forman el sector de soldados nativos del
ejército regular estadounidense.
-Del holocausto que sufrieron los indígenas norteamericanos te hablé ya sobradamente -digo a nuestro coprotagonista en Red de agujeros y otros relatos cuadernosos. -Con esos hombre, mujeres y niños cuyas historias conocemos gracias a un gran tipo(1), pertenecen al país del cual nos piden callar aunque sufra también y cuyo destino, estoy convencido, se juega con el nuestro (EU).
Él, mi compadre, y yo, descubrimos alelados lo que al hablarnos del presente revelan para nosotros sobre el pasado Latinoamericano.
-A mí también. Quería explicar que México... ¿Cómo decirlo para no parecer presuntuosos? A ver si me doy a entender? El argentino sindicalista y yo nos burlábamos de ciertos dichos sobre los derechos laborales que tuvimos en este país.
"Eran costumbre tras la Segunda Guerra Mundial casi por donde quiera, soltamos a duo. Enseguida recordé, claro, que aquí la industrialización a marchas forzadas comenzó antes, en 1940, y respondían a treinta años inusitados para el resto de nuestra área: la Revolución, los activísimos años 1920, el cardenismo.
"La Nueva España y México se cocían aparte. Porque tenían detrás al núcleo mesoaméricano e Hidalgo y su gente recibían un rico legado que no era independentista sino revolucionario (De hermosas contradicciones adornada) y luego tuvimos una Reforma.