martes, 11 de enero de 2022

Trainspotting

Nos encariñan los personajes de Trainspotting. 

Más bajo no puede llegarse, pareciera, y no es así. El Sr. de las armas basta para superarlo sobradamente. Caricaturiza la infamia y por tanto

está muy lejos de grandes cintas que hurgan en la basura profunda (ver al final de
Marshal Berman y...).

El joven yonky recuerda a su manera a "La soledad del corredor de larga distancia", una segunda novela llevada a la pantalla, más propicia para identificarnos.

Hace mucho alguien nos paseó por tugurios y terminamos viendo sexo en vivo. Iba una joven que adoraba el cine cuanto más ácido mejor. Aquello le pareció repugnante.

-Encuádralo -le aconsejaron.

Si era de celuloide lo apreciado, querían decir, maravilloso. En vivo, ¡vaya asco!

Por redes vuelan citas con likes a miles que encomian la soledad, las experiencias límite, etcétera. Si el joven corriendo rumbo a un baño inmundo atravesara twitter, digamos, lo echarían a patadas.

Bien sentenció Tolstói en versión meme; o sea, adornado por quien ni con diez líneas de coca le hará caso realmente: