Así, Nada personal, se llamaba una telenovela publicitada como revolucionaria. Solo valía el título y lo robo para insistir: en los cuadernos personales no me autobiografío. Papá ocupa allí cinco líneas y no aparecen los hermanos mayores ni demás familia o antiguos amigos, condiscípulos, personas y ambientes laborales.
Tendría con ellos material para viñetas de toda especie y el pudor impide sacarles partido.
Quienes trataron conmigo y no están entre los entrañables deben darse por bien servidos, pues suelo escuchar su Viento idiota.
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