Exorcicé lo que trajo el despertar ¿tras una pesadilla?, ¿como terapia de apoyo?
En cualquier caso la selfie ganó a la azotea y sus enseñanzas, que me permiten no solo resistir, pues con merecimiento llamo a esto vida.
Lo debo a otras y otros, millones, que aquí preciso y allá se convierten en elocuente eco.
Desde allí se veía también con otros. Así formé la Corte de medianoche, reuniendo seres como este, que en Tetela contemplaba el libro que recién le regalaron.
Mi mirada nunca es a solas y por ello puedo soportarlo todo. Trate de explicarle cuánto a la que Jamás pierde el estilo, cuya cósmica soledad defendía hasta intentando sin fortuna complacer a la hija.
Todo, dije, y no exagero.
-Deje de existir socialmente por completo -pensé hace horas y luego el sueño rastreó la cuestión hasta despertarme. Ahora hizo su trabajo concentrándose en un espacio particular.
-Fuma como demente y para cualquier cosa tiene bromas que interrumpen.
Entonces fuimos de paseo en autobús. Podía resistir cuarenta minutos, no lo hice y el chofer frenó alertado por un aparatejo. Si las buenas conciencias protestaron comedidamente, su más inútil representante tronó contra este viejo tras solicitar silencio mientras cenábamos.
En adelante viví un infierno.
-¡Apaga ese cigarro! -casi gritó quien menos esperaba, aplaudida por el corro.
-Pero estamos en el jardín y yo de pie a dos metros.
-No importa.
Luego encontré remanso únicamente de noche, cuando jugar pimpón daba pretexto para que salieran los mezcales y otros sabios productos añejados "Sur, geografía profunda" abajo.
Fue la última invitación que recibí a esos espacios donde aprendía lo imposible en otro lugares. Ni modo, debería buscarlos virtualmente.
Por ventura tengo el bloginstagram para reponer de madrugada mi maltratada imagen, acompañado por millones, vivos y muertos.
Bueno, hablamos de tiempos pasados. Ahora hasta por la pantalla apesto, jeje.
F:jJf-
