Algo como un prólogo
Al reunirse la pedacería tenía cierta correspondencia y en casa iba creciendo lo que al decir de Juan no pretendía narrar sino entender. Lo hacía gracias al prodigioso don de las palabras. Persiguiéndose unas a otras sin un continente yo capaz de apresarlas, revelaban el mundo a mi alrededor.
I
Red de agujeros
La Corte de Medianoche
-"¡Eh, tu, vago, ¿qué haces ahí cuando la más digna corte jamás reunida espera para juzgarte".
Claro, no estoy en el lomo de un río, a la manera del campesino en el poema, sino sobre la cama, y no es una monstruosa mujer de mirada sangriente quien amonesta, sino El Grillo, metro sesenta de altura, pecho echado pa lante y ojos de capulín.
-¡Comadre! -le digo harto contento al verlo tras casi cuarenta años.
-No te hagas baboso y jálale.
-¿Y ora?
-Que nos juntamos pa darte con todo.
-¿A mí? -alcanzo a preguntar antes de que como soñando aparezcamos en un castillo cuyas troneras echan humo fábril.
Frente a nosotros el abuelo, Filiberto, una de las muchachas que no murió en 1524, Bryan O´Donnel, la niña coja por un bombardeo, el Niño de Piedra sioux, los pequeños cuyos ojos vaciaron píos mones camino a Jerusalem; Hila, púber negra del río Níger a quien en el siglo XIII dieron como amante esclava; Derzu Uzala, cazador de los bosques siberianos chinos; Saanvi, madre que es al sur hindú hace mil años; Pepé Llagos y Dosy nacidos en una cuenca minera casi sobre los Picos de Europa; Felícitas, Malena, el Jarocho, en gigantescas representaciones se sientan a una mesa sobre lo alto.
En la multitud alrededor hay muchos rostros conocidos y el resto tiene un impreciso aire familiar.
Acostumbrado a los escenarios con miles de protagonistas, el abuelo no necesita forzar la voz para que se escuche a través del eco profundo en el fantástico lugar.
-Mira -dice extendiendo la mano en un movimiento circular. -Te nos dimos, tan diversos en tiempo y espacio y tan íntimos como deseabas. Y has traicionado nuestra confianza.
Prometo cumplir la tarea y recuerdo a Domingo embobándose con los recuerdos de una bronca toma de predios, para que repentinamente, sin venir a cuento, pensaría uno, los ojos se le fueran quién sabe a dónde y dijera:
-Todo fue por mi papá, que vendía pájaros en el mercado y no tenía un centavo y andaba cante y cante.
1. John Merryman, La corte de medianoche.
La crónica interminable
Eso firmó mi abuelo Belarmino cuando entre 1936 y 1938 dirigía una pequeña república semiautónoma en lucha, más que contra la España Negra fustigada por el poeta, para detener a Hitler y Musolinni.
Murió en 1950 y cincuenta años después vino a vivir conmigo para cuidar el libro que escribía sobre aquellos asuntos.
Hoy, cuando inicia la crisis civilizatoria que con suerte puede llevarnos a sociedades más solidarias, libres, equitativas, emprendemos juntos una aventura rumbo a pasado y presente, ayudando según nuestras fuerzas.
Iniciamos por el año 1492, que Belarmo gusta llamar del Maléfico, para saltar después según se necesite.
Colón trepa a sus carabelas, pequeñas naves casi recién nacidas entre portugueses y gracias a los marinos que andan hace mucho el Mar del Norte, y no sabe quiénes operan la obra en secreto sin darse cuenta bien a bien de sus consecuencias.
Simplifico extraordinariamente los hechos para un mejor entendimiento, porque nada es comprensible en la cristiandad latina o Europa centro occidental sin el papado y otros grandes agentes.
Cinco exactos siglos más tarde alguien escribiría en infame tono melodramático: "En tiempos muy antiguos existió un gigante guerrero, triunfante, dominador. Un día, fatigado, se detuvo. Aturdido,
-¿De qué hablas, buey? -pensé apenas leer a ese alguien que pronto codirigiría el Banco Central Europeo. -Tu guerrero nació poco a poco en los ocho siglos maniqueamente llamados medievales, y lo de gigante y dominador cuéntaselo a tu abuela, pues se echa al océano ahora porque no puede con el Islam, quien le cierra las puertas a China, esplendor de esplendores que todos procuran. Y corrieron con hartísima fortuna si pensamos en "América", continente inconcebible para ustedes.
"De otra manera ni en jarras la magna obra. A cualquiera se le ocurre tomar un cálculo simplón sobre nuestra esfera terráquea. Era tres veces mayor. Neta, no por nada Portugal echó a patadas al Almirante."
En fin, eso y bastante más se permitirá su cultura para adulterar la visión de un mundo que depredará a ritmos escalofriantes para el mismísimo Angel Caído.
-Espera, te pongo un mapa -sigo despotricando contra Monsieur Mentira, como deberían llamarlo.
-¿Sufriste mareos? Porque esa obra cartográfica tiene como eje china y no tu continente, como empezará a suceder unas décadas tras los viajes del aventurero genovés, alias don Cristóbal.
-Menudo truco. Desde ese momento y sin faltar minuto susurran al planeta: El centro de la tierra somos nosotros.
* Jaques Atalli. 1492.
Grito, 2014
¿Argelia en los 1950s?, pregunto para los demás, y para mí: ¿En verdad están cagados de miedo? Sí, de sí mismos, de lo que están preparados a hacer a la menor provocación.
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Esa viñeta decidirá a familiares y abogada de Julio César a encargarme un libro a hacer en seis semana, presentando su caso ante la corte internacional contra la tortura.
Siluetas
Muchos metros de gentío me separan del juego ese que, sin embargo, hecho con todas las de la ley no tiene dudas de alcanzar su objetivo. Más temprano que tarde voltearé, hasta terminar encontrando en medio del coro a la jovencita más hermosa que he visto.
La celestina tiene clase y gran parte de culpa en la elección hecha por su ama. Sólo merced a su tolerancia hacia las torpezas con que respondo al juego, paso la prueba para encontrarme no frente a frente a la belleza esa, sino a la manera que se debe: semiescondida entre el aleteo de las súbditas.
Aunque el premio mayor se disputa seriamente, creo que Siluetas lleva la delantera. La voz de uno de los invariables remedos de cantantes dice debatirse entre y la vida y la muerte, al descubrir tras una ventana las sombras de una amartelada pareja en la que un ridículo coro denuncia la traición. El tipo repite la historia para terminar descubriendo, ni más ni menos, que equivocó la dirección del amor de sus amores. No importa sin embargo el despropósito, pues la quejumbrosa melodía y las apasionadas palabras sueltas dan de sobra para que los escuchas pongamos el sobrante, salido de nuestras entrañas que buscan con desesperación caricias y delirios imposibles de cumplir.
Al menos entre las crecientemente gruesas clases medias, sólo las más suicidas jovencitas se atreven a prestar otra cosa que manos, bocas entrecerradas e insinuaciones de pechos o muslos. Suicidas, he dicho, y de nuevo parece un exceso y no lo es.
Mientras, nuestras baladitas languidecen, suspiros, chorritos de miel de maple, y a miles las nudilleras, las botas, las cadenas, los bates y una que otra pistola se disputan lo mismo una fiesta que una mirada.
Es el sábado 12 de mayo de 1972 y cuantos hay allí llevan un mucho acunadas y otro mucho a cuestas dos o tres décadas de trabajos por Utopia, que no está en el santoral ni tiene altares en la Iglesia de Salinas Cruz, cuya torre domina la vista, ni en ninguna más del Istmo de Tehuantepec, del resto del estado de Oaxaca o donde sea en el México de tercos rezos por ella apenas Hernán Cortés terminó su obra. A comienzos de 1959 ese par de mujeres sin duda estaba entre quienes defendían del ejército el local del sindicato ferrocarrilero, cabeza del gran esfuerzo de trabajadores y trabajadoras por deshacerse del monstruoso aparato corporativo construido para ellos.
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El otoño de 2009 en Saltillo comparto un cuarto de hotel con Alfredo Domínguez, un antiguo trabajador de la metalmecánica que lleva medio siglo organizando luchas sindicales y a quien conocí en los tiempos de aquélla marcha ferrocarrilera. Sin duda sabe cuánto lo respeto y mientras nos vestimos vuelvo a dar gracias por la oportunidad de estar de nuevo con él y su gente.
Le hablo del desbordado optimismo que vino el día anterior en la conmemoración de treinta y cinco años de la ejemplar lucha de CINSA-CIFUNSA en esta ciudad, y de las charlas con Nelly Herrera, con María, su hermana y la hermana de Isaías.
-Almirante -le digo-, esas mujeres parecen cristianas primitivas. Ni su abuela las detendrá jamás en la búsqueda de la utopía.
Sonríe de esa especial, como misteriosa manera qué tiene, y suelta una de sus geniales frases:
-Llegará un día en que los cristianos se coman a los leones.
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Se declara el Año Internacional de Movilización para la Imposición de Sanciones contra Sudáfrica, Israel avanza hasta el Líbano y masacra a los palestinos de Sabra y Chatila, y en Chile asesinan a Eduardo Frei, antiguo socio de Pinochet, consolidando la dictadura militar.
Elocuentemente, por dos meses Centroamérica parece pacificarse, Guatemala sufre la Masacre de Los Josefinos y papá y mamá, que volvieron a sus tierras, apenas ahora están tranquilos, pues fracasó el paródico golpe de Estado*.
Estados Unidos detona la bomba atómica número novecientos setenta y ocho, fallece Brézhnev, asoma la Perestroika y China vive todavía los recomodos tras desaparecer Mao.
En México había una gran transformación popular en proceso, estoy seguro, y todo se desmorona con la llegada de los cleptócratas al poder.
Dos monumentales batallas se libran simultáneamente. Devora la pequeña, inerme humanidad prendida a su pecho, escribo más adelante refiriéndome a una vecina. Subrayo el una pues tengo muchas en esa universidad donde curso varios posgrados simultáneos y dicto conferencias sin palabras, para aquéllas, para quienes por algunas horas dejan a sus hijos conmigo y para éstos.
Mis crías asisten a clases muy distintas, que ofrecen Uno, la azotea y el ritmo de la tierra cuyo pulso se revela gracias a ellas.
Puedo seguir así ambas guerras: entre Estados y clases y la que llamo el diario asesinato del deseo. Del exterior dan puntual informe mis amigos continuando cada uno a su manera el destino común. Lo demás, días y almas adentro, se narran a la vista.
A veces voy de paseo con los enanos a mostrarles nuestra ciudad en clave, que una activa década me descubrió. Cierto, ya no consigo seguir su crecimiento, perdiendo entonces fenómenos grotescos, como las nuevas colonias aspiracionales.
Mientras él anda sin parar, yo invariablemente a la primera obligada pregunta de los que llaman por teléfono, respondo:
-¿Qué hago? Ya sabes: duro on the road de la recámara a la sala.
Esta primera es clarita, ¿verdad? La segunda no tanto:
Para entonces Pablo Neruda había escrito muy lejos de casa:
Les contaré que en la ciudad viví
en cierta calle (...)
No se podía ir y venir,
Había tantas gentes (...)
Todo me pareció brillante (...)
y era sonoro.
Hace ya tiempo de esta calle,
hace ya tiempo que no escucho nada...
Dulce nostalgia la suya, que podía ignorar la calle impresa en sus compatriotas repartidos por el mundo tras 1973: vuelta silencio y dolor.
Más de tres décadas atrás Victor Serge se paseaba con su inseparable hijo por el bullicio de una noche en la Alameda Central de la ciudad de México, y entre la reposada, sonriente feria de familias se le venían una y otra vez las estampas del último en la serie de exilios que era su vida, y el reclamo de los rostros de los compañeros que quedaron en la Francia ocupada por la Alemania nazi.
Yo no sabía nada de Cardoza, de Neruda, de Serge, cuando en los 1950s crecía en aquella misma ciudad entre dos padres que no abrían la boca para hablar de la Guerra Civil española, sino cuando se trataba de aligerar el drama, y sin embargo estaban y no en la casita de dos pisos donde nos criaban. Mamá se afanaba cada mañana en recoger hasta la última mota de polvo en la sala, el comedor, lo que pomposamente llamábamos biblioteca. Me obsesionaba su estampa desdibujándose a lo fantasma. Era Penélope que no esperaba, repitiendo el rito para espantar sin éxito el recuerdo del viaje no de su hombre, sino de ella, suspendido casi al empezar.
Batía el trapo contra el brazo de un sillón, daba un paso, volvía sobre él, lo expurgaba de vuelta y se rendía, empezando a parpadear en mis ojos que no podían seguirla a la cuenca minera a diez mil kilómetros de distancia, para ofrecerse a cuidar los burros de los campesinos en domingo y dar gracias por las monedas con que pagar la función del único cine en veinte pueblos y villas alrededor. O para trepar a los destartalados camiones que harían la excitante ruta de los mítines en los cuales lucía la joven.
¿Pero qué tan sí misma era también ella, regresando sin regresar? El país que había dejado y en el cual anduvo trasterrada mucho más años que en el real, apenas y se reconocía en el de 1976. Un poco antes Alejo Carpentier discutía el lugar común nacido entre el boom de la literatura latinoamericana, que rezaba: marcharse es la mejor manera de ver el lugar de origen. Alguien revisaría luego la crítica del escritor a través de su serie de artículos La Habana vista por un turista cubano.
El alguien decía de este paseo imaginario: "Los exiliados de Carpentier habitan un ámbito atemporal -una suerte de estado de suspensión..."
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Hoy idiota resulta sinónimo de estúpido o imbécil. Antes se refería a los tontos o tontas de los pueblos.
Para lo esencial Belarmo y yo buscamos al pueblo llano y al ir al pasado nos cuesta trabajo encontrarlo. Se registran reyes, princesas, guerreros majestuosos, y nunca, como advirtió un poema*, a campesinos, simples soldados y quienes también aran y a su vez cocinan, cuidan niños, etc. y son objeto predilecto para cobrar cualquier cosa, vejándolas.
En tales circunstancias cuesta mucho dar con la negritud africana.
-¿Hay otra?
-¿Y los millones llevados lejos por el tráfico esclavo?
Le fue así descubierta una ciudad "edénica" y solo trató con principales.
Un alto
Si voy a traerlos de aquí para allá debo cuidar que no se extravíen, lectores.
Ese hombre a quienes vemos pertenece a una familia cuyas antecesores habitaron por hasta siete siglos Al Andalus, una entidad político, cultural y religiosa que ocupa el sur de la península ibérica. Después les llamarán árabes y en realidad son bereberes, como se nombran los pueblos norafricanos convertidos al Islam cuando Mahoma hizo la más sorprendente campaña para extender su fe creando nuevas sociedades.
-No nos sirven -dice Belarmo con coraje contemplando a León y los personajes con quienes convive. Lo hace tras el breve optimismo producto de una muchachita esclava, Hyla. Es regalo dichoso, conforme a aquél, y así ajena a los seres comunes y silvestres que pasan en sombras y eso enfurece a mí compañero quien niño vio a sus padres, abuela, hermanas, tratadas como tal. Tenía ya el encendidísimo carácter que ejemplicaré más tarde y ahora sale corriendo de allí, para no ponerme en riesgo con sus reacciones.
Ello mismo lo hace enamorarse del Negro del Victoria, que casi al mismo tiempo encontramos hacia 1900, merced a un gran escritor y marino.
La
escena a continuación transcurre entre el registro de tripulantes:
"Un negro en el alcázar de un barco británico es un ser solitario (...)
"Descendió
abriéndose camino entre la tripulación; sus pasos se encaminaron hacia
la linterna del alcazar (...) Era alto, la cabeza se perdía entre la
sombra que proyectaban las embarcaciones. Lució la blancura de sus
dientes y de sus ojos, pero no pudo verse el rostro. Las manos grandes
parecían enguantadas (...)
"El
grumete, estupefacto como todos, levantó la linterna (...): era negro.
Un rumor asombrado (...) corrió a lo largo de la cubierta y se perdió en
la noche.
"Pero él pareció no oír nada. Se plantó en su sitio, marcando un tiempo con gesto rítmico (...)
"El
negro se mostraba sereno, frío, dominador, soberbio. Los hombres se
habían aproximado y permanecían tras él en masa compacta. Pero les
pasaba a todos media cabeza.
"-Soy del barco -dijo.
"Pronunciaba
claramente, con dulce precisión. Los acentos profundos y brillantes de
su voz recorrieron el puente sin esfuerzo. Era naturalmente desdeñoso,
condescenciente, sin afectación, como hombre que (...) hubiese medido la
inmensidad de la locura y tomado el partido de ser indulgente."**
-¿Te
imaginas el momento, nieto? No para los demás. Me refiero a él, cósmicamente solo desde que lo apresaron, ¿dónde?
-¿Sería yoruba, pueblo predilecto para los traficantes de hombres, mujeres y niños?
Que el África Negra se narre por sí misma en artes plásticas y música. Con los yoruba no podemos ir lejos temporalmente, dicen, si hablamos de tallas pues su material es madera.
Busco en nuestro mejor, voluminoso libro, publicado hacia 1950 por intelectuales europeos muy prestigiosos. No avanzamos nada al compararnos con el subcontinente subsahariano, declaran.
Creían lograrlo sobre todo desde el fin de la pintura figurativista, que significo el impresionismo, el cubismo, etcétera.
En música mis oídos no encuentran par tampoco, dispersa por mil lados: Brasil, las Antillas, esos
¿Debe renunciarse, entonces, a encontrar personajes con nombre?
En cualquier caso nuestra obsesión por las Áfricas negras era producto de una injusticia histórica solo comparable a la cometida con los pueblos americanos originarios antes y después de Cortés, Pizarro y compañía.¿Que me la comería si dejara? La noche de leer juntos en un genial antro, le dije que era la primera mujer en mi vida con quien me sentía en desventaja. No se trataba de la edad, pues otras jóvenes me acostumbraron al descaro. De conciencia de inferioridad iba el asunto.
A cambio nos igualó la risa, el respeto por las mutuas vidas y el cariño.
Se fue de viaje y puntual avisó, sabiendo cuánto el equilibrio de mi cabeza necesita su presencia virtual, así nos veamos las caras a ratos.
Está enamorada, creo, pues no hablamos del tema, y yo sigo entre el recuerdo de la Inesperada, los suspensos con la Imprecisable y cualquier fantasía a modo, hasta las que la involucran, sepan perdonarme, ustedes y ella.
-0-
Al día siguiente, dice uno cuando al escribir lo de aquí arriba llevaba cuatro horas en él, así supiera lo que no sabe el Luis
Al dizque otro día, pues, chinguiñoso me encuentro con un nuevo desatino de la mentada (jjj), que esta vez musicalizo como ella espero quisiera (deje pasar los primeros compases: no encajan ((uuummm, jjj)) hasta el sax).
Corto el poema ahí, apenas comenzar, por no plagiarlo de alguna manera, pues el nombre de la Mal nombrada no es el de su cuenta en la red social. Como sea, después de leer eso no sé si me atreveré a saludarla al rato, mañana, durante el juicio final. Tenía razón: me siento en desventaja con ella, así alardee con mis juegos de palabras:
Mucha leidi, sí, mucha, para cualquiera, creo desde la primera vez de verla y pensar A esa no la dobla nadie, menos un hombre.
La noche en que leímos juntos para otrxs, el antro no se le acabó hasta el amanecer, amansando bureles cuyo trapo no rojo sino negro y arriba de las rodillas atraía las embestidas. Cuando las cervezas en el refrigerador desaparecieron por su largo acto de magia, se echó a dormir sepa dónde, pues mendo -yo, para los nacos, jjj- para entonces con mi pijama de patitos retozaba en la cama.
Ni idea sobre el momento en que la perderé de vista, quizás el domingo siguiente al miércoles en el cual estamos. Cuanta mujer encuentre por el camino de aquí hasta darlas (aprovéchese si quiere, Mal nombrada, que me puse profundo y los albures no me andan) la descubrirá, porque nunca nada se da en maceta, de unidad en unidad, y alguna milpa la produjo, seguro y en consecuencia vaya a calcular yo cuántas Aguamieles que rajan la garganta circulan por ahí.
Muerde el frío cuando subo al autobús y al abrir los ojos, a pesar del sol macho entrando por la ventanilla. ¿Cuánto habremos descendido en apenas cuatro horas? ¿Mil, mil quinientos metros o más?
Siento haberme perdido esa fantástica transformación del paisaje, pues no es más por ahora, que sin falta asombra cuando se deja la ciudad monstruo hacia ambas costas. Ahora son pinos y otras coníferas cuyo nombre nunca aprendí, en un rato los copales, guajes, avizaches, cazahuates, tepehuajes, que los campesinos me enseñaron a llamar, y luego llegan las selvas, así, en plural, pues hay de alturas varias, secas hacia este costado.
En momentos parecieran tierras vírgenes y sabemos que eso no existe aquí hace mil años. Es por el despoblado a orillas de la carretera hecha sin respeto alguno hacia los hombres y mujeres reunidos en rancherías, y por esa sabia forma para aprovechar laderas y quebradas que una agricultura ajena no reconoce como tal.
-¿Vamos? -preguntan al mediodía.
-Sí -respondo postergando la tarea de contar, necesariamente en deuda, que vivir toma tiempo y acumula.
Arriba quedó la señalización que me traía historias trágicas. Esa sierra es bien conocida por mis amigas y pudo costar la vida a Digna Ochoa*. ¿Iré algún día? Hoy sus amos son Templarios -no hay casualidad en el nombre, ¿verdad, Malditos de las Cruzadas?- y a menos que para cosas suyas me lleven los compañeros, seguirá revoloteando en mi imaginación. Bien visto, no sería raro ir: de donde vengo el "Sur geografía profunda" resulta exotismo puro. Aquí se habita. Pronto yo también lo haré, para darme cuenta que mis amigas y quien reconstruyó los últimos días de Digna exageraban por conveniencia, me parece. Petatlán no es Siberia o el alto Níger.
Muerde el frío cuando subo al autobús y al abrir los ojos, a pesar del sol macho entrando por la ventanilla. ¿Cuánto habremos descendido en apenas cuatro horas? ¿Mil, mil quinientos metros o más?
Siento haberme perdido esa fantástica transformación del paisaje, pues no es más por ahora, que sin falta asombra cuando se deja la ciudad monstruo hacia ambas costas. Ahora son pinos y otras coníferas cuyo nombre nunca aprendí, en un rato los copales, guajes, avizaches, cazahuates, tepehuajes, que los campesinos me enseñaron a llamar, y luego llegan las selvas, así, en plural, pues hay de alturas varias, secas hacia este costado.
En momentos parecieran tierras vírgenes y sabemos que eso no existe aquí hace mil años. Es por el despoblado a orillas de la carretera hecha sin respeto alguno hacia los hombres y mujeres reunidos en rancherías, y por esa sabia forma para aprovechar laderas y quebradas que una agricultura ajena no reconoce como tal.
Apenas niño me obsesioné con estos lugares. Desde la azotea Felicitas los señalaba con su mirada perdiéndose lejos y cuando papá nos llevaba de vacaciones mis ojos inútilmente querían escudriñar entre el curso del río que a la carrera seguíamos en paralelo, desiertos cerros tropicales uno tras otro.
-¿Vamos? -preguntan al mediodía.
-Sí -respondo postergando la tarea de contar, por fuerza en deuda, que vivir toma tiempo y acumula.
Arriba quedó la señalización que me traía historias trágicas. Esa sierra es bien conocida por mis amigas y pudo costar la vida a Digna Ochoa*. ¿Iré algún día? Hoy sus amos son Templarios -no hay casualidad en el nombre, ¿verdad, Malditos de las Cruzadas?- y a menos que para cosas suyas me lleven los compañeros, seguirá revoloteando en mi imaginación. Bien visto, no sería raro ir: de donde vengo el "Sur geografía profunda" resulta exotismo puro. Aquí se habita. Pronto yo también lo haré, para darme cuenta que mis amigas y quien reconstruyó los últimos días de Digna exageraban por conveniencia, me parece. Petatlán no es Siberia o el alto Níger.
Vivimos un narco Estado, dicen; y una narco sociedad, debe agregarse simplificando. Gran parte de la población nacional sabe quiénes pertenecen al crimen organizado, calla los actos de corrupción alrededor y tal vez conoce el rostro y hasta el nombre de los secuestradores de los niños y las mujeres cuyas fotos circulan por la internet, o el de los violadores y feminicidas.
-Te recuerdo la fecha: 20 de mayo.
-¿Año, Atrevida?
-¡B!
-Es broma, carajo.
-¿Cuándo empieza lo otro?
-Al pitonizo no le hago.
-Alburero.
-Naca. That is the question: primero hay que atestiguar la caída.
-¿De "los Malditos"?
-Y algo más, impreciso. En todo caso, recapitulemos, viendo desde ellos y desde nosotros.
Hace dos semanas asesinaron a una joven en Ciudad Universitaria, fue otra última gota que derrama el vaso y los movimientos feministas se volcaron allí. "¡Ni una más!" dice la consigna madurada en veinte años de feminicidios. Detrás, ese brutal porcentaje que descubre cuánto odía la sociedad a sus mujeres jóvenes. A sesenta por ciento llegan quienes al hacerse quinceañeras sufrieron abuso en nuestro país, y ahora se exhibe el acoso sistemático por catedráticos a alumnas en esa máxima casa de estudios donde un icónico, viejo líder soltó por radio: exagera la muchachita fulana que afirma fue violada: sin verga no hay penetración.
El estado de México, donde tú vives, Atre o E, llevó a niveles demenciales lo que nos había pasmadi en Ciudad Júarez quien años atrás. Y empezó a hacerlo durante el gobierno de nuestro actual presidente.
Vives en el Oeste, E, tierra fronteriza, sin ley, sé desde que mi juventud encontró allí El santo lugar. De alguna manera lo diseñaron así desde los años cincuenta, coincidiendo con la consolidación del Grupo Atlacomulco, que acunó a Peña Nieto y otros tras desbancar internamente a Hank González, su más siniestro caudillo hasta el arribo de Carlos Salinas...
-Para, B, me vas a llevar al siglo XVI.
-¿Yo?
-No te hagas.
-Bueno, entonces vino Hernán Cortés...
-¡Ya!
Lo que quería decir es que si a fines de los ochentas pudieron desmbancar a una figura con el peso de Hank, quien no jugó a la presidencia solo por nacer extranjero, no extrañe cualquier cambio mayor en estos atlacomulcos nuevos. Si bien ambos casos salen sobrando pues ahora no se trata de un grupo sino del mismísimo PRI.
-No entiendo nada.
-¡Me lleva la chingada, E!
-Jajaja.
-En septiembre dejé mi trabajo convencido de que esto estallaba, ¿no?
-Sí. Y ahí sigue, jajaja.
-Medio, medio, y le falta, cuando mucho, mes y días, o tal vez apenas dos semanas.
-¿Por las elecciones en el Edomex?
-Correcto, Watson, aunque me hayas interrumpido, pues hallábame en septiembre, seguro de que babalú esta mierda, y nadie me pelaba y grité ¡Doy por límite enero! y nadie peló y vino el gasolinazo.
Aquí deberíamos pasar a la crónica propiamente dicha, con lo que escribí por ahí y no dio tiempo de desarrollar, comenzado en Ixmiquilpan.
-Ok, ok.
-Ahora, ¿porque no dio tiempo?
-¿Porque eres un huevón?
-Además de. Paré al darme cuenta que se desinfablaba la resistencia contra el aumento de los precios.
No conocía Ixmiquilpan, confesé, ¿verdad?, y fui en abril. Si bien era para otra cosa, de primerísima fuente supe: el movimiento nació un poco al azar. No había sorpresa. Afectos al PRI liderearon la primera acción, pidiendo al gobernador exigiera a los diputados cumplimiento a sus promesas. Etcétera, etcétera.
Se demostraba lo sugerido en las derrotas electorales históricas, un año antes, en otros estados: el priismo perdía popularidad a velocidad vertiginosa.
Detrás, lo que me condujo al optimismo en septiembre: las pugnas internas. Ahora sabemos bastante más del tema, ¿cierto, Atrevida.
-Revísese ¿qué nota?
-No recuerdo, jeje. Por otra parte está el genuino movimiento, nacido en ¿mayo? 2013, a quien visite ixmilquianamente. Ese breve viaje confirmó lo certificado en el de febrero a Guerrero: nadie echaría atrás a las fuerzas populares más sólidas, que para esta mayo 2016 formaron ¡cuatro y media auténticas APPOs! y otras cosillas nada desdeñables (setecientas mil familias cafetaleras organizadas en cooperativas; jornaleros y jornaleras de San Quintín y demás).
-¿Esto es un ensayo, un reportaje o qué madres? A la crónica no la veo por ningún lado.
-Coño, Atrevida, si apenas podemos con el paquete y quieres que haga lo correcto.
-Pues no presumas.
-Haz de cenar, ¿no?
-Tu abuela, yo soy hija adoptiva... Mira:
"Antorcha Campesina promete ante Del Mazo no dejar ganar a Delfina Gómez
-Sí, ellos serán el primero grupo de choque. Al amparo suyo y para su desgracia obrará el segundo. Luego...
-Sí, desaparacerán en ese caos, para no levantarse más.
Un cartón sugiere que bajo el agua Peña Nieto abandona a Del Mazo. ¿De dónde lo deducen, si las contradicciones internas que conocemos no indican nada parecido a eso? ¿O sí y me pasa de noche?
-B, concéntrate, por favor, y te vuelvo a preguntar ¿dónde esta la crónica prometida?
-Ay, E, no toques temas sensibles. Todo me permitiría conocer en vivo los sucesos. Durante estos últimos años volví a la zona lo suficiente para rehacer nuevos lazos y hoy mismo San, al conectarme con el comité ejecutivo estatal de Morena para equis cosa, dijo que entre algunos soy un pequeño mito por esos rumbos y pidió fuera a reunirme con los más viejos.
Hacia occidente acompañé hasta hace muy poco a mis hermanitas y hermanitos y en el costado oriental viven muchos y paseé también por distintos motivos. Chimalhuacán, la cuna antorchista, tampoco me es desconocida, y por todos lados andan muy activos otros que apoyan desde el Distrito Federal.
Mi edad y la extraordinaria dispersión del proceso impiden seguirlo. ¡Y no soy Jonh Reed!, jeje. El secreto parece estar en la Ley de Seguridad Interna que Peña Nieto presentó para su aprobación. El PRI tiene 203 legisladores, de 500, más 47 del Verde, y necesita mayoría calificada. Ni sumando los 108 del PAN alcanza. ¿Un nuevo Pacto por México, con PRD? Falta Nueva Alianza, claro. ¿Todos enajenarán su futuro por una arriesgada apuesta? ¿No habrá fracturas dentro del propio priísmo, según nuestras cuentas? ¿El ejército en masa valida un virtual estado de excepción?"
Madrugada de domingo 4
Según quienes saben, el sistema priísta funciona hasta el 49% de los votantes. En los tres estados que se disputan esperan entre 60 y 62%. Ergo, puede cumplirse lo previsible -seguro, dijimos, ¿no?-: un conflicto poselectoral en el Edomex cuando menos.
Estoy donde debo y otra vez no hay manera de hacer la crónica.
El municipio nacional con más electores -millón y medio- fue mi casa militante y emotiva.
En estos lados se decide el futuro hoy y quien sabe si podré seguir con esto.
Las calles tiemblan alrededor, muchas montando cerros, y veo Malditos corriendo por todos lados, tratando infructuosamente de sofocar el incendio. Hace un minuto quien muchos sospechan es violador y homicida, frente a nosotros al pasar perdió su aire respetable y entendió: Ellos saben. No importa cómo marcó la boleta electoral, si bien puede presumirse fue tricolor, como esa Suave patria que aprendí a odiar.
Pensaron en lincharlo y aguardan hasta mañana, cuando den los resultados, fraudulentos por fuerza y esta vez inútiles, confiamos.
Pasan tres días y recuerdo: A quien quisiera escucharme, en los últimos meses dije: en Edomex al PRI no le dan sus artimañanas usuales y empleará la violencia. Eso hizo el domingo, seleccionadamente, es municipios rurales.
A Javier* recién lo conocí y por vías virtuales. Es quien mejor ve, creo, lo que sucedió en la elección. Le pido explicarnos: "Es un proceso epistemológico, es decir, estos cabrones se superan en la mierda que expulsan cada día. En e 2012 descubrimos que utilizaban a niños de 4 años para entrara a las casillas que corroboraran que se votara por el PRI, ahora a tres días de la elección se sabe que llegaron a comunidades con postola en mano y obligaron a la gente a entregar sus credenciales y votar por el PRI. está cabronal a mierda en la que nadan, es como goebbels, reproducen la mentira hasta que ellos mismos ya no saben elucidar entre la verdad y su pinche ficción..."*
La madrugada del jueves me agarra encorajinado:
Muy triste la sociedad mexiquense: 48% no vota y el PRI conserva su voto duro
¿La esperanzadora resistencia al gasolinazo? Duró dos días Les meteran unx a unx un palo de escoba y la gran mayoria sonreirá jjj
No defienden a sus hijas, a sí mismos de la extorsión, el robo, el asesinato, la debacle económica.
¿Que las elecciones no sirven? Son su única arma, porque lo suyo no es protestar de ninguna manera.
Y magistralmente, jeje, concluyo: AMLO y las bases de Morena, como la CNTE o las Policías Comunitarias en términos mucho más profundos, dan lo que pueden. Y eso bastará, porque los Malditos harán su parte en la destrucción del régimen.
-Cada vez más pa que te aten, B, jeje -dice E, la hija adoptiva.
-Voy hacia la camisa de fuerza y los electroshoks con la frente en alto.
"Dos misiles de un avión estadounidense los mataron a todos: según mis cálculos, más de 20 civiles iraquíes, destrozados antes de que pudieran ser 'liberados' por la nación que destruyó sus vidas. ¿Quién se atreve, me pregunto, a llamarlo ´daño colateral´? La calle Abu Taleb estaba llena de peatones y automovilistas cuando el piloto estadounidense se acercó a través de la densa tormenta de arena que cubría el norte de Bagdad con una capa de polvo rojo y amarillo y lluvia ayer por la mañana.
"Es un barrio pobre, en su mayoría musulmanes chiítas, las mismas personas a las que los señores Bush y Blair esperan con cariño se alzarán contra el presidente Saddam Hussein, un lugar de talleres de reparación de automóviles empapados de petróleo, departamentos superpoblados y cafés baratos. Todos con los que hablé escucharon el avión. Un hombre, tan sorprendido por los cadáveres sin cabeza que acababa de ver, solo podía decir dos palabras. ´Rugido, flash´, seguía diciendo y luego cerró los ojos con tanta fuerza que los músculos se ondularon entre ellos."
-Es emocionante y doloroso a la vez -dice mi abuelo sabiendo que no fueron los pueblos de la cristiandad latina a quienes beneficiaron los cinco siglos, contemplando cómo en 2022 Rusia, China, India, Pakistán, Irán, Arabia Saudita... hacen morder el polvo al Imperio.
-Falta Israel, su sionismo -agrego sin entender bien a bien un proceso que no precisamos dónde terminará y pone en riesgo al movimiento social americano, Estados Unidos incluido, cuyo impulso traía grandes, buenos augurios desde octubre de 2019.
-Mira al sociópata Trump radiante, repitiendo sin parar: Biden es un criminal.
-Sí. Bernie Sanders no atina qué hacer y hasta Blacks Lives Matter, con migrantes latinos cada vez más descollando en sus filas, queda obligada a replicar el discurso de los enemigos.
-Pero Petros ganará en Colombia y luego Lula y Venezuela ya no está contra la pared y Cuba...
-Aparta de mí ese cáliz.
-La huelga general francesa sigue en terco suspenso y los laboristas británicos tampoco terminan por aterrizar su reivindicación de tres años atrás...
-A cambio México se suma... Paremos el juego, nieto, que mareados..