miércoles, 22 de diciembre de 2021

Perdón

 Intenté estar, así, nomasito, siendo bueno y sin cargar sobre otros. Lo hice tanto como pude. No bastó, ni siquiera con un pequeño aporte de vez en cuando.

¿Quedaba morir? Jamás se me ocurrió. Había sobrados pretextos donde quiera, y discursos para justificarme.

¿Llegaré a mil años así? El impulso es de una terquedad insobornable y los demás empujan: hoy Tom Waits y mañana mi vecino mecánico que cuida las plantas comunitarias; ayer, Sheila, madre hindú lavando ropa en 1193 o sus hermanas parisinas cuyos bebés esperan entre mantas raídas mientras ellas asaltan palacios, o el Metro en domingo con casi puros cuerpos vencidos.

Pinches nubes, paren y díganle a ese cabrón de Dostoyevski que borre cuanto se le ocurrió garabatear. 


Hasta para soltar ocurrencias soy un pendejo, jeje.