Hay que relativizar el conocimiento. Hace poco, por ejemplo, leí un articulo de quien sabe mucho sobre seguridad nacional y crimen organizado, sintetizando otro tema: la Guerra Sucia. Decía tonterías.
Yo suelo declarar cuán primate soy excepto en el Diario asesinato del deseo y hoy doy gracias a este segundo hombre por desasnarme cuando menos un poco visualizando al ejército nacional durante los últimos cien años.
La modernidad y sobre todo la posmodernidad, término ambiguo, deduzco, jeje, volvió muy compleja a nuestra sociedad. Por ello quizá los fundamentalismos marxistas -continúemos riendo- y no solo el derrotero de la URSS, China y demás necesitaron apoyos para moverse entre las democracias representativas que dominan un presente cada vez más pluriclasista -ahora se precisa carcajeárse de mis dichos-, pidiendo apoyo o mero perdón a Marshall Berman (
https://redmovimientos.mx/wp-content/uploads/2020/08/Todo-lo-s%C3%B3lido-se-desvanece-en-el-aire.pdf ) y otros.
En todo caso, el México posrevolucionario anuncia descubrírseme en una profundidad que no advertía.
Hay en el blog otras notas que dirigen hacia allí y debo ubicarlas, sin importar cuán imperfectas sean. No las revisaré y a cambio cito a Berman:
Esperen, me confundo, posiblemente porque quería referirme a la sociedad siglo XXI, que don Marshall no alcanza en su trabajo.
Todo era tan simple en nuestro país cuando en los años sesenta, setentas, ochentas, para quienes aspirábamos al gran cambio. No habría presidente electo ni cámaras de diputados y senadores ni nada más que recordará a las democracias occidentales.
SIGUE
