Pongo el primer título que se me ocurre, Generaciones, y voy a no preciso dónde en un universo de personajes, sitios y tiempos dictados por el despertar. Son agujeros abiertos gracias a novelas, películas, trabajos de investigación, piezas musicales. Miro en ellos como trasfondo de mi propia, iletrada Comedia humana sin sostén pues no la produjo un nuevo régimen y así va hacia atrás y adelante a conveniencia o capricho.
Hoy está allí, otra vez, con terquedad, el Occidente que quiero odiar y a grandes ratos estimo pues lucha contra sí mismo y descubre al resto del mundo. Lo componen quienes durante el primer siglo XX, sobre todo pero no sólo, formaron generaciones lúcidas que aspiraban a los grandes cambios.
-Qué mal gusto ese de Malraux, Camus, Breton y demás, ¡incluido Proust!, volviéndose comunistas -dijeron un gordo por inflación televisiva, jeje, y su comparsa, hoy perdidos aunque soñaban con conquistar el mundillo que les permitiría arrellanarse en cómodas salas girando órdenes entre vinos de cosechas especiales. Equivocaron el periodo y son Antiguo Régimen cuando creían asaltar el futuro, jeje -menuda sordera, compradres; no escuchaban los gritos de los cien años a sus espaldas.
En todo caso, aquéllos mal gustosos siguen iluminándonos y circulan por mi casita que tiende un puente hacia quienes así o asá los continuaron.
