jueves, 3 de septiembre de 2020

Narciso desde la azotea o La divina proporción

¿Narciso que apenas supo andar subió a la azotea de donde no saldría más para en sueños hacer abajo una vida?

Quienes lo quieren o necesitan van allí por el tiempo necesario para no verlo recrearse en cielos y humanidades que cree hechos en función suya. 

¿Eso equivale a Qué difícil vivir desde la azotea andando entre reflectores; por ello me bañó en ellos sin pudor? Por cierto, ¿soltar cosas sin ton ni son requiere que saque partido de comas, puntos, interjecciones, colocadas a capricho?

Cómo extraño la divina proporción que no conozco.

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El tren al amanecer avanzando lentamente por entre las casitas improvisadas alrededor de su vía, en 1971 me descubre cómo quienes menos oportunidades tuvieron se sedimentan hace treinta años, conforme tumultuosamente llegan a nuestra ciudad monstruo, ¿recuerdan?

Me pregunto por los motivos de desigualdades a la vista donde quiera que vaya. Mi ingenuidad olvida a Teresa y Sandalio, cuyo legado recibo.

Viejo descubriré que campesino es en el país un termino siglo XX. Empleándolo homogeneizaron una realidad rural muy diversa, pues dentro de las comunidades dotadas colectivamente, por ejemplo, solo montes y aguas solían ser propiedad común. Los solares, digamos incorrectamente si atendemos a la tradición, tenían dueño, podía haberlas de distinto tamaño y el despojo interno no resultaba raro, incluso entre familiares, al menos durante esos desgraciados tiempos que siguieron a la Reforma. Y si ya antes entre indígenas hubo principales y pueblo llano, sigue abundándose el tema.

-Sácate idílicas visiones -digo revolviéndome contra la idea y olvido de nuevo a Teresa y Cándida, mal vistas por otros aldeanos pues no cuentan sino con una humilde casa.

¿Por qué ellas y no todos, en esas semi serviles tierras? Nada semejante hallé entre los irlandeses de "siglos intermedios". ¿Seguro?, recapacito. No y por ello la solidaridad obraba. Jennings se apellidaba aquél hombre encarcelado por vagabundaje.

-Mi mujer murió... -empezaba su deposición.

-Nada es tan habitual para los pobres que viudos y huérfanos de ambos géneros -le respondería el juez, cuya cuota diaria de incoados debe cubrir.

¿Por qué peleo con cosas tan simples? El chiste se cuenta solo. ¿Cómo se atreven otros? Podría darles ejemplos inmejorables esta noche entre entendidos a quienes cuesta comprender la o por lo redondo. 

-¿No les llamaban campesinos? ¡Mientes! -dirían si les compartiera mi descubrimiento. 

Da Vinci, estabas bien pendejo, jeje.

Tic, sácame de este antro donde se simula vivir. Ni en sombras puede andarse por aquí. 

-¿De veras 

-No, cosa, es que te extraño. Surte efecto el berrinche, ¿ves?

-¿Cómo va tu tragaluz? 

-Realmente la divina proporción existe.

-¿Así de bien puesto quedó?

-Me refiero a ti.

-Payaso.

-Por quien mueres.

-Uy, ahora pasamos al todas las puedo

-Solo contigo, dorado tormento que permites ponga música.

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Mis torpes sueños sobre pasados igualitarios. Los hubo tal vez en sociedades tribales, me hace creer Alborada de la revolución en Asia, donde Edgar Snow retrata pueblos que pronto desaparecerían, con hijos e hijas colectivizados entre clanes matrilineales.
Cierto, "soy un pobre venadito que habita en la serranía" y no conoce sino sus propias, impulsivas reglas, por narcisismo, dicen. ¿Contemplaba aquellas vías creyéndome su único testigo? ¿Dónde fueron a dar, humildísimas humanidades? ¿Alcanzarían siquiera los tiraderos de Chimalhuacán?
 
Pónganle mute a esa madre.