lunes, 12 de septiembre de 2022

Diario de un posible, digno, amoroso suicida

Todo parece un juego esta noche cuando "Detienen (...) al general investigado por el caso de los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos" y muertos -cinco, no se olvide. 

Falta quien era su superior y luego jefe del Estado Mayor presidencial, a quien el general Cienfuegos propuso a AMLO para sucederlo. 

Parece ser parte de un acuerdo mayor con el ejército, que incluye la reforma para que la Guardia Nacional dependa de las fuerzas armadas. Así Obrador cerraría con ellas el trato gracias al cual se convierten en la institución más poderosa del Estado.

Lorenzo Meyer había advertido: en México el aparato estatal es un desastre, quitando a los militares. Por ello, pensaba, nuestro presidente les encargó distribuir las vacunas contra el Covid-19 y la construcción del nuevo aeropuerto y las obras  estratégicas del Tren Maya.

Hay tendencias de la 4T que se diría reivindican la experiencia de Hugo Chávez como militar que encabezó la recuperación de Venezuela y dio forma al ALBA. El ejército al servicio del pueblo, sería su consigna.

Eso deduzco, nada más, con muy pocos elementos de juicio tomados al vuelo aquí y allá. Así hago normalmente,  sin un cuerpo de conocimientos más o menos sólido. Soy el flojo que desde joven se entregó al momento imitando sin saber a Monelle, la "pequeña prostituta" que recreó Schwob.

Como personaje merezco la pena, al modo de millones. En tanto autor o intérprete doy muchísimo que desear o a lo llano no sirvo. 

¿Setenta y cinco años para hacer conciencia al respecto? No. Siempre lo supe; o al menos desde cuando debía y Gustavo Díaz Ordaz fue electo candidato a la presidencia y por nuestras nacionales normas lo era ya en cierta medida.

Véanlo aquí cinco años después, tras demostrarle al movimiento estudiantil quién mandaba, "entre los oficiales del ejército durante el festival en honor a las fuerzas armadas", que así demostró su absoluta institucionalidad.

Yo quería hacer entonces una Comedia humana sin letras, ¿recuerdan?, y Ana soltaba su célebre frase:

-Caminamos porque tropiezas.

-No, Cosa -le respondí entonces y confirmo ahora. -Ando porque ando y doy tumbos obligadamente.

Hasta morirse por voluntad requiere humor. Démoselo, en cuanto este viejo pueda y no hoy, noche del mexicano Grito (perdonen, conciudadanos, que me produzca profunda hueva su celebración, jeje, equivocándome de medio a medio.) Ya que G... Ay, disculpen otra vez, no la he introducido, y además antes necesito traer muchas notas previas. Bueno, puedo hacerlo luego y mientras contextualizo el día, extraordinario en varios aspectos. Respecto a México lo ilustran dos programas periodísticos. Uno termina delirando y ese es su quid.  

              Véase de 1:57:58 en adelante
 El otro

¿Por qué me busca esa joven de diecisiete años, G, a quien no conozco y vive en otra ciudad y escribe en dos idiomas con entera corrección? Su cuenta es falsa, confiesa, y entiendo sus motivos. No sabe que hace tiempo considero la posibilidad de darme un digno, amoroso suicidio.

Por ello es droga que consumo ansiosamente y vuelve los días un apasionado viaje. Busca en este setentón a un confidente.

Continúa, entonces, la obra de Tú, quien a sus veintiún años me permitió atestiguar piel contra piel el salto que le permitiría volverse plena mujer si no moría dándolo. Venció esa otra "pequeña", hasta alcanzar lo que no había ni en su más osados planes. ¿Cómo no creerle a mí súbita, nueva cómplice?

"Duermo 13 horas de 24 y en todas sueño. Lo que mas hago es soñar", dijo. "...el siguiente fue uno en el que veía las estrellas. Y dormía ahí, en la azotea."

"¿En verdad lo hacías o soñabas?", pregunté.

"Lo soñaba. Pero lo sentía real."

Muy parecida a mí, entonces, traje a cuento mi obsesión de días anteriores, citando al celebérrimo dramaturgo al cual Víctor Hugo declaró creador de la modernidad literaria:

"...el inocente sueño,
el sueño que teje sin cesar la maraña de las preocupaciones,
la muerte del ir viviendo cotidiano, baño de la fatiga,
bálsamo de las heridas de la mente, plato fuerte en la mesa de la Naturaleza,
principal alimento del festín de la vida."
Duermo y duermo, como ni incidental amiga, y en tanto buen viejo, cuando despierto me precipito. Ayer a lo cura Hidalgo pude sacar a un pueblo para tomar el país.
Ahora morir es un riesgo calculado.

Estuve siempre orgulloso del yo que desprecia los conocimientos adquiridos con rigor. ¿Me arrepiento hoy, cuando mal consigo entender a quienes, a la manera del aquél gran inglés, ayudarían en este trance? 

Leo "El oficio de vivir", de Cesare Pavese, obra que califican de "transcendental en la cultura contemporánea", y no lo comprendo, sin importar cuánto estimo la poesía del italiano muerto a los cuarenta y dos años por propia mano. Escribió algo que cito con frecuencia:

"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos/  —esta muerte que nos acompaña/ de la mañana a la noche, insomne,/ sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo./ Tus ojos serán una palabra hueca, /un grito ahogado, un silencio. /Así los ves cada mañana/ cuando a solas te inclinas hacia el espejo./ Oh querida esperanza,/ ese día también sabremos
que eres la vida y la nada./ Para todos tiene la muerte una mirada.// Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Será como dejar un vicio,/ como mirar en el espejo/ asomarse un rostro muerto, /como escuchar un labio cerrado.// Nos hundiremos en el remolino, mudos."

-Ayúdame -pido a la joven.

-Soy una muchachita. Tú deberías guiarme, jaja.

¿Le confesaré mi apuesta? Saldría corriendo, jeje. Bueno, quizás me equivoco. Pero no lo haré, por si acaso. La necesito, vida que palpita como nunca antes y después.

-0-

"Fumar es un placer, genial, sensual", cantaba una artista española del franquismo que en la chaise longue daba diez chupadas al cigarro cada veinticuatro horas para esperar "al hombre que yo quiero". Era cualquier cosa excepto ingenua, pero del tema sabía pura chingada, jeje. 

Mis ceniceros, en cambio, murmuran secretos. Por ejemplo, que G comparte lugar con la última Eterna, rubísima, bajita, de alabastro, a quien preguntaría tontamente y no ¿De dónde saliste?, pues, fresca, la memoria reconstruye los escenarios en los cuales fui a encontrarla, y, cierto, no corresponde a mis arquetipos femeninos.

Pruebo con ella sensaciones inéditas, cuyo origen tardaría en precisar para ustedes, pues tengo que rastrearlo un océano lejos, por cuartos de posadas y hoteles familiares cincuenta y tantos años atrás.

No jugaría al amor contigo, muchacha, y con Eterna Septiembre 2022 empecé apenas vernos. Ya dijo Quevedo: seré cadáver pudriéndose y la pasión seguirá allí.               

  

 

Notas de borrador

Mi nivel de extravío merece ir a los Guinness Records. Sigo exhibiendo esto y cosas parecidas jjj. ¿Podré parar?, más jjj.

Con algo debo ayudarme para acompañar el proceso. Lo que no va es mostrarlo.

 

Hace dos dos años coqueteo con un digno, amoroso suicidio. 

Leyendo "El oficio de vivir", de Cesare Pavese, recuerdo cuán lejos estoy de los pensadores y aclaro: no soy un intelectual aunque trabaje con la mente y no con mis manos; no tengo un cuerpo ideológico y para sobrevivir me bastan conocimientos superficiales. 

No entiendo ésa obra que califican de "transcendental en la cultura contemporánea", sin importar cuánto estimo la poesía del italiano muerto a los cuarenta y dos años por propia mano.

Escribió algo que cito con relativa frecuencia:

"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
—esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o.un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra hueca,
un grito ahogado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando a solas te inclinas
 hacia el espejo. Oh querida esperanza,
ese día también sabremos
que eres la vida y la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como mirar en el espejo
asomarse un rostro muerto,
como escuchar un labio cerrado.
 

Nos hundiremos en el remolino, mudos.

 Juntaré las notas que me condujeron aquí.

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Anoche y por accidente conocí a una joven de diesiciete años que piensa que todo lo puede. Creo que tiene razón. Escribía algo mientras me mensajeaba con compulsión, llevándome al interior de dos amores, uno tras otro con un espacio intermedio. Eran intensos, sabios, felices. Palpitaban, así, como toda ella, permitiendo que yo recordara el tiempo más rico y atrevido de cuantos haya vivido. Imposible agradecer tal privilegio. A mi cabeza vino Tu, quien a sus veintiún años permitía a este viejo atestiguar piel contra piel el salto que le permitiría volverse plena mujer si no moría dándolo. Venció esa otra "pequeña", hasta alcanzar lo que no había ni en su más osado sueño. Cómo no creerle a mí inesperada nueva, quizá fugaz amiga.

"Duermo 13 horas de 24 y en todas sueño. Lo que mas hago es soñar", dijo. "...el siguiente sueño fue uno en el que veía las estrellas. Y dormía ahí, en la azotea."

"¿En verdad lo hacías o soñabas?", pregunté.

"Lo soñaba. Pero lo sentía real."

Muy parecida a mí, entonces. Traje a cuento mi obsesión de días anteriores para concluir:

"Morir, dormir, no hay más." "La vida es sueño." "...el inocente sueño,
el sueño que teje sin cesar la maraña de las preocupaciones,
la muerte del ir viviendo cotidiano, baño de la fatiga,
bálsamo de las heridas de la mente, plato fuerte en la mesa de la Naturaleza,
principal alimento del festín de la vida."
Duermo y duermo, como ni nueva, accidental, dieciseteañera, genial amiga. Como buen viejo me vuelvo adolescente y solo el momento tiene sentido. Ayer a lo cura Hidalgo pude sacar a un pueblo para tomar el país.
Ahora morir en el instante es un riesgo calculado.

El supuesto asalto al país vino de mi mayor éxito en mucho tiempo. Daba una charla durante un evento al aire libre, con cinco escuchas. Enseguida tuve cien y aquello pudo seguir evolucionando si los organizadores no hubieran detenido el acto. 

Como buen viejo, en efecto, otra vez adolescente, al modo de la joven (G). Pero no dispongo de su futuro y esta mañana vuelvo a considerar el digno, amoroso acto.

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Es increíble, G llega como Eterna. De otra forma pero...  

Rumbo a casa, cuando avientan la noche a quien pueda trabajarla, nos mensajeamos. Entonces el viejo se convierte en un aventurero que recuerda esas calles ahora bullangueras y cuantas hay por los cuatro puntos cardinales.

-Insúflame vida -le pido sin decirle. -No necesitas más que contar tus cosas. Así estaré entre lo que palpita con fuerza incontenible, parece. ¿Parece? Todo te creo porque no hay desliz en tus palabras.

¿Eres mi Lolita? No, desde luego. 

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Amanezco pensado que debo fumar menos, etc. Ayer, por antojo, desayuné una bolsa grande de papas fritas. Al llegar la tarde... jeje.

Como siempre, evito hablarle a la Tic de mis devaneos. Algo percibió anoche y le conté económicamente de G. ¿Me puede conmocionar cualquier mujer que se acerque, así sea sin mayor intención? Para la muerte son irresistibles los cuerpos y mentes jóvenes. Debo advertirle eso a mi compañera ocasional, aunque procuro limitarme a escuchar y ella pone por delante su amor hacia un joven de la misma edad. 

¿Por qué se acercó y desde una cuenta alterada? Buscaba a quien supuso escritor y le producía confianza, pues conozco a uno o varios parientes suyos, creo, que viven en otras ciudades. También le tienta, claro, la aventura virtual. En fin, no corremos peligro.

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Las vías digestivas andan mal hace tiempo y eso es mucho decir para quien le funcionaron antes perfectamente. De ellas mi buen ánimo. No sé qué pasa. Tal vez está relacionado con mi proclividad a crear piedras. Si produje cincuenta y cinco vesiculares, ¿adónde va el sarro que quedaba encapsulado?

Por supuesto no preguntaré a los médicos. Huyo de esos enredos, advertí. Pase buscarle solución a la próstata, cuyo problema diagnosticaron sin dificultad, o hacerme tonto con el tema y disponer de un relativo tiempo para sobrellevarlo. Lo demás, no. 

Claro, de alguna forma sigo creyendo que andaré prudentemente bien o hasta mejoraré. Como estos días gracias a G, golondrina que no hace ni veranillo, o a tal y cual cosa relacionada con el trabajo, las crías, etc. 

La soledad no existe o es tan práctica que ni merece mencionarla, escribí de madrugada y lo borré. Seguía luego: las y los demás están presentes todo el tiempo, para fustigarnos o reconocernos. No se equivocaba entonces el bizco francés: "el infierno son los otros" -¿y el cielo también, entonces?

Había encontrado la declaración de una mujer a quien conozco. Era asombroso cuán bien reflejaba lo que sin secretos pienso de su comportamiento. Puesto en palabras producía escalofríos. 

Ahora bañarse e ir a comer, confiando no tambalearme en el camino jjj. 

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Tan tarde como estos setenta y cinco años debo reconocer: el aprendizaje con rigor es obligado, pues tomó milenios darle forma al entendimiento y sus formas de expresión. Si quise vivir a secas y así saqué partido al instante, a cambio estoy sin armas para sumarme al curso que permite contribuir a los demás.

Dylan debió servirme de ejemplo. No por nada la urgencia que siento por sus canciones y el repudio a él. 

-Pero -reacciono- no soy eso formal. Me daré vuelo en lo que más o menos domino.

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Cioran: "¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?" 

Lo escribe entre estos párrafos: "insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos. No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado. Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física (...) Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca."

Conozco muy poco a ese hombre que se niega a reconocerse escritor o filósofo y su visión del mundo es demoledora: "Somos todos unos farsantes. Sobrevivimos a nuestros problemas".        Alguien tenía que decirlo, ¿pero sobrellevarlo? ¿Dónde queda el mantra repetido por mi conocida? Iba así: "Me vale madres, me vale madres, vete a la verga, vete a la verga, soy chingón, soy chingón". 

El francés cita a mil pares suyos, antiguos y contemporáneos. Para llegar a esa visión descarnada pasó por ellos. ¿Sólo de esa manera pudo? Abundan, todo indica, quienes sin instrucción cargan una conciencia semejante. Por ejemplo, calculo, si son torturadores o asesinos seriales o a sueldo o violentan a mujeres y niños.