Como con cualquier Cuaderno -entiéndase blog mío- leer antes Calzada.
En
septiembre 2022 esta Última sigue en estado de borrador -era obligado, ¿no?-. ¿Terminará
teniendo concierto si, según preveo, festejaremos las próximas
navidades con mi incineración, jeje?
Mira todas las cosas bajo el aspecto del momento.
Deja ir tu yo a merced del momento.
Piensa en el momento (...)
Ten respeto por todos los momentos, y no tiendas lazos entre las cosas.
No retrases el momento: extenuarías una agonía.
Observa: todo momento es una cuna y un ataúd."
Cuánto cansa la pasión amorosa. Bienaventurados los viejos. Cesan los gritos. Nadie sino el par de pildoritas sabe que ese hombre está en el parque y sólo él cómo mejor mira y declina hacia el único tiempo de verdad, el de ellos en él. Qué paz. En la rama más próxima una amable mujer de negro levanta los hombros y sonríe.
Se vaya pronto, se vaya tarde, no habrá modo de olvidar a la Niña. ¿Porque es joven?, ¿porque es hermosa? Sí, sin duda, pero sobre todo porque es ella.
Imposible encontrarla antes. No habría reparado en mí y yo no habría sabido entenderla. Supera mi fantasía y puedo verla gracias a los ojos de abuelo y a la manera en que se desnuda sin pena.
Esta última frase tiene mucho de lugar común y mucho de sabiduría. Somos esquizofrénicos sin darnos cuenta pues la realidad a los ojos parpadea imperceptiblemente, y del tema sé un rato, según les consta. Toquen las paredes para sentir sus pálpitos o prendan y apaguen un foco o miren con atención dentro del refrigerador. Cada cosa se encuentra allí y se fuga. También las calles.
Noche del mexicano grito y al Barrio, como llamo a mi cuenta depurada en FB a lo largo de nueve años para no vérmelas con la parte del país que desprecio, lo pone furibundo la fecha reglamentaria y está casi vacío.
David: en Neza los cohetes son K 47
Dany:¡Vivan los hoteles de Tlalpan! Ahhh no vea…
Yo estoy alelado con la música que buenas razones me traen.
Pregunto a la Dany en el hotel de paso en Tlalpan, si su grito no fue mera oportunidad para una de las geniales declaraciones que acostumbra:
¿La conoce, Ña?
Dany: Obvi
La Itzel y yo aprovechamos para bromear.
Foto que una agradecida carnalita nos acaba de tomar
Es la Itz Barnix
Itzel Jajajajaj! Yeha!!
Yo: ¿La chocamos como usted le hace?
Itzel: Jajajajaja ta güeno! ¿Tons qué? Chichocamos nalga?
Yo: Nomás con cuidadito, me vaya a botar casa la chinagada jjjjjjjj
Igual que la gran mayoría de nuestra docena de cuadras, no volteamos a mirar el deprimente circo de la plaza mayor, donde el antiguo rito lo cumple el monigote del que se sirve el criminal proyecto en el poder desde diciembre de 2012.
Hasta ese día disculpe a quien vendía su voto. No más y en la foto de hace unas horas está la razón que mi hijo mayor comenta:
El del segundo plano sí está bien jodido, pero los demás podrían ser nuestros vecinos
Entonces alguien sube esto:
¿Argelia en los 1950s?, pregunto para los demás, y para mí: ¿En verdad están cagados de miedo? Sí, de sí mismos, de lo que están preparados a hacer a la menor provocación.
Justo diez días después el país da el brutal salto en la nada que puede conducirlo a la nueva utopía.
-0-
Cuando la canción termina ella suelta la frase con que se rebautiza: ¿Me perdonas?
¿Prometes?, respondo, y mirándonos fijo no sabemos dónde nos llevará el día.
Entonces alguien se acerca con la noticia, falsa, sabremos luego: encontraron los restos calcinados de los 43.
No hay rincón que alivie y la hermosísima me encuentra en uno de ellos.
-Anda, vamos a bailar y juntos la pena…
No escucho el final y por la mañana del seductor queda sólo el recuerdo.
La revolución y el amor son un mismo, indisoluble acto, rezan muchas justas frases, que por momentos no bastan.
Julio César Mondragón Fontes, el estudiante de Ayotzinapa cuyo cuerpo, desollado en vida, se arrojó en una calle de Iguala tras la desaparición de los 43.
El Grito hoy es para ti. Te juramos no perdonar.
Robándole la vestidura al gran músico-poeta de todos los tiempos, bauticé como Autopista 61 a una red social. Subía y bajaba por allí horas enteras, construyendo un personaje. En una viñeta de los nueve blogs o cuadernos hoy a mi disposición, no sé cuánto di en el clavo y cuánto me justificaba: Uno se construye varias veces frente al espejo propio y ajeno, hasta que resulta irreconocible. Justo entonces empieza a ser cierto.
"Sí, jugabas a poseernos hasta las últimas consecuencias hurgando en las sombras de la intimidad, las mías hechas de cumplidos rincones de deseo y las tuyas de fantasías. Y sí, ¿por qué la ira cuando a tu lado escapaba imaginariamente hacia otro, confesándolo? No te equivocas, de haber acompañado mi vuelo..."
Escribía sin emoción y me sentí como el único episodio que borró del pasado. No importa, si fui quien abrió las puertas para la verdadera apuesta, a la manera de éste y el resto de los días, a solas y no pues con el olor le robé el secreto, aquí anda, con sus fugas entre nuestros cuerpo a cuerpo, más mía.
Cuando nacieron empecé para ustedes, nietos, lo que en este caso se nombra a lo exacto: un diario. Los veía casi sin falta las tardes de lunes a sábado, algunas noches quedaba a dormir con ellos, y escribía y escribía en el cuaderno.
Ahora lo hago de tarde en tarde, aunque de cierta manera mirado y sólo de cierta, que los viajes con ellos por el cielo de los ciegos y los remedos de gatos fueron de plano estelares, más juntos estamos.
Desde luego no voy a reproducir aquí mis plumazos, pero en algún momento no resistiré la tentación de en algo confesarlos.
En el espacio ese de socialización virtual que suelo citar, una noche escribí: Todo iba bien hasta que a lo repentino fui a dar de bruces a la banqueta. Uno de los dos individuos había dicho Eres mi mejor amigo.
Par de infames zotacos.
-0-
Pasan los años, una tarde los encuentro y no cambiamos.
-Un pretexto, por favor -sería nuestro ruego rumbo a los helados que ordenó la familia. Como para conspirar disponemos de sobrados recursos, basta meternos uno de nata a escondidas y en dos minutos flat. El resto es delirio puro.
-Hay que preguntar sino escucharon el choquezote.
-Sí, de una pipa de gas.
-Mejor una carambola en la avenida.
-¿Y si no regresamos?
A los sesenta y ocho años mi vida transcurre entre el trabajo por la esperanza y lo que ya no sabemos cuánto de fantasía y realidad tiene: P o Tic o Inesperada.
Recuerdo nuestros primeros días:
-0-
Pasa el tiempo y escribo:
No hay día sin que escuche a Bob Dylan de ida y vuelta por la Autopista 61, deteniéndose para hacer el amor a una granjera y salir de inmediato por la ventana; experimentando la tercera guerra mundial en calles donde se diría no pasa nada, o desviándose hacia un valle en cuyo fondo se guarda la más misteriosa mujer, ante quien rendirse sin esperanza.
Mientras él anda sin parar, yo invariablemente a la primera obligada pregunta de los que llaman por teléfono, respondo:
-¿Qué hago? Ya sabes: duro on the road de la recámara a la sala.
Detrás de la broma el viaje para encontrar la batalla de todos y todas por la vida cotidiana clavando tumbas en cada uno y una -legítima preocupación por el género.
Eso era hasta hace una semana, cuando me ofrecieron volver a los diecisiete.
Entonces un jueves por la tarde estoy en Villa López, Chihuahua -cinco mil habitantes-, en un patio que un pino-estatua y un álamo sombrean, columpiado por las voces de tórtolas, zanates que aquí de los graznidos pasan al gorjeo y los para mí casi míticos cenzontles. Don Ramón bebe un vaso de agua para aliviar la ronquera de hora y media sin parar hablando a mi grabadora, con sus casi perfectos noventa y cuatro años que giran en torno a un ejido –dotación de tierra colectiva.
La tarde en mientes está cerca de coronar lo que empezó en Gómez, como llaman los lugareños a una de las ciudades que forman La Laguna -el altiplano seco e interminable del norte mexicano, el cielo en una de las versiones azul pálido y nubes rasgadas-.
No más de un auto por minuto en ambas direcciones por la avenida principal, frente al auditorio donde mujeres de las colonias, trabajadores y trabajadoras de una docena de sindicatos, preparan un primero de mayo especial.
Entre una y otra estación del viaje, en el autobús sin horario fijo Benedicto pide al chofer dejarnos en la tercera y no en la segunda gasolinera de Ciudad Jiménez sobre la carretera, como debiera, pues ahí esperan Martín y su Chevrolet 1981, cuya facha queda perfectamente definida por el preció: cinco mil pesos.
Luego frente a un caldo de camarón en el Cangrejito Playero, tengo el honor, y no exagero ni un poco, de compartir con Juan facha Gepeto, el exlectricista y agitador de Chihuahua capital, y las casi cuatro décadas de fiereza del lagunero Domingo, más conocido en el rancho que el presidente municipal.
En otra parada, en el diario que les destino escribo al futuro de los nietos:
“Quisiera no estar tan cansado y no echar la siesta, que es justo el tiempo, ya que a occidente el reloj se me adelantó una hora… Quisiera, los nogales de la calzada… "
Volver a los diecisiete... Al final de San Ecatepec de los Obreros digo que hace treinta años y cinco años tuve que marcharme de las calles de ese municipio industrial y de habitación obrera, y que no me había de recuperado de ello hasta hoy.
Hoy es ayer y no ahora... confío.
El Níger, mi abuelo y la Cosecha especial
-No.
-¿Y no es genial el país?
-Pa enredarme se necesita uno mil veces más listo que tú, crío.
-Jejeje.
-¿De qué te ríes?
-De tu insistencia en llamarme crío cuando tengo casi siete años más que tú.
-Sí, pero para mí siempre serás eso. Para mí y para cualquiera, que parece que sigues jugando en el arenero.
-¿Me pasas las camisas que están sobre la cama?
-Si piensas que ya me diste la vuelta, estás más loco que una cabra. Y mira el desastre este. ¿Así se dobla la ropa? Cago en Dios. Y para de reírte o te meto un carrujo de dinamita ya sabes dónde. ¿Y si te digo que no voy?
-No bromees.
-Qué río Níger ni qué ocho cuartos.
-Pues te quedarás como los patitos.
-Déjame de patitos. ¿Cuáles patitos?
-Los de la canción: comiendo mosquitos.
-Vete a tomar por culo, queridísimo nieto.
-¡Abuelo!, jejeje.
-¡Vecino, llegó el taxi!
-Ya está la maleta.
-Ni sueñes que me has liado. ¡No voy!
-Pues no te creo.
-¿Ah, no?
-No me dejas ni aunque vuelvan a convocar a la revolución.
-Exagerao.
-Piénsalo dos veces: un río de misterios, el origen de la humanidad...
-Y calor y mosquitos y no ver más a los pequeñajos. Con la medida que les tengo tomada para driblarlos...
-Por favor, si tiro por viaje con los túneles que te hacen quedas peor parado que la estatua de Carlos V cuando le quitaron el caballo.
-¿Yo? Te estás buscando unas hostias...
-¡Vecino, que sale o el taxista lo mata a navajazos!
-Vamos.
-Cago en Dios tres veces.
-Anda, que en llegando te compro un pandero muy guapo.
-Panderos a mí... Trae aquí eso, que no sabes cargar. Ya me veo haciendo de todo en ese lugar, con lo torpe que eres.
-¿Remar sabes?
-Cago cinco tantos ahora. Cuatro mil kilómetros de ida y vuelta no sé cuántas veces. ¿Preguntaste si de veras es el río todo?
-Minucias.
-A este, mátulo.
Mal nombrada
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Las jóvenes de mi inusitada vejez temprana son sólo a mitas como la Tera y todas representan un mismo fenómeno: su violento irrumpir en el mundo, asumiéndolo, enmascarándolo o hasta traicionándolo a ratos.
La última gira, que será la primera
Algo no había advertido el hombre, sin embargo. En ella habitaba una dulce soledad profunda. La idea entonces de que partiría rumbo al ruido era absurda, al menos en parte pues la joven vivía obsesionada con él.
-¿Adónde vas, Niña?
Fueron los ojos quienes contestaron:
-No sé, no importa, sólo el viaje interesa.
En la respuesta había una declaración y una pregunta:
-Llevo la vida entera esperando por una mano que se atreva, ¿será la suya?
En silencio volteamos juntos hacia el camino sobre la loma. Diez minutos después nos deteníamos un segundo en lo alto, con una sonrisa.
Te llevo de paseo en una pestaña, ofrece la joven y el hombre sabe no alardea. En una de esas que tienes a miles, pareciera, le dice mirándola con los ojos cerrados sobre la cama, de los dos, ojos y cama, cuando la gatica estira la pata, ronronea y para acompañarlos no hay concierto mejor en la tierra.
"Monelle me encontró en la llanura, por donde yo andaba errante, y me tomó de la mano:
"-No te sorprendas -me dijo- soy yo y no soy yo. Me volverás a encontrar y me perderás.
"Una vez más volveré entre vosotros; pues pocos hombres me han visto y ninguno me ha comprendido.
Con ésta, ayer y anteayer intentó pagar y no pudo. Primero fueron los cajeros automáticos de dos sucursales sin servicio, mientras iba y venía, pues una reunión lo ocupaba. Luego fue el propio adeudo, que mostró sumas ocultas, impagables de momento, mientras robaba tiempo a su nueva, fugaz responsabilidad en un evento más o menos desastroso gracias a áreas administrativas en pelea entre sí y desafortunados participantes.
Entretanto escuchaba historias muy poco edificativas: falsos correos electrónicos que acusaban de robo a una joven y pudieron escribir vaya a saberse cuántos hombres y mujeres sin motivo preciso, etcétera.
Nada le sorprendía: eran el pan nuestro de un país donde antes reinaba la dictadura perfecta y ahora hay a pasto asesinatos dolosos, violaciones, pederastas, tratantes de personas, torturas, siempre líder en corrupción.
-0-
Vuelve la luz. ¿Ya todo bien? ¿Y la miseria humana?
El mundo abunda en seres buenos, algunos, ejemplares, que pasan desapercibidos. Si tuviera ganas les contaría de una mujer vieja, pequeñita y con bastón, dirigiéndonos ayer a velocidad inimaginable por los intríngulis del paradero Indios Verdes como si fuera nuestra madre. O de otra parecida a ella en versión esquelética amonestándome cariñosamente por el tabaco que consumo, al extender hoy una cajetilla en su minúscula tienda.
¿Ya no me basta con respirar, como aseguré apenas días atrás? No sé, digo tras una simplona gresca con la burocracia paleolítica a quien luego regañarían sus superiores.
Es por el acumulado de décadas.
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En realidad sigo sin servicio y no responsabilizo por ello, o no del todo, a la empresa nacionalizada.
Los vecinos culpables completaron su obra dejándome sin agua cuando me bañaba, jeje, porque hacían arreglos y les tuvo sin cuidado quien por cinco años les prestó un cuarto a cambio de nada.
-Aplica el que Qué linda es la vecindad, del Chavo del Ocho -dice mi cría mayor.
-En Polanco no roban luz sino departamentos -contesto recordando la razón de porqué llegué a estos, por lo demás, bonitos, quietos lares, que me ubicaron en el mejor lugar posible, a un paso del centro urbano.
"¿Y qué me dices de la Condecci" -continúo recordando dónde vivía antes y él después?- Ah, aquélla solterona condómina que nos tranzaba al cobrar el gas, etc.
"O de la colonia elegante en provincia, donde los hijos de un famoso arquitecto roban grandes cachos de terreno a la descendencia de una antigua, gran amiga de su padre -usease, a ti y a tu hermano."Regreso así a Dostoievsky. Hay allí unas frases de ese gran escritor: “El que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras llega a no distinguir ninguna verdad ni en su fuero interno ni a su alrededor, deja de respetarse a sí mismo y de respetar a los otros”. ¿Las sigo? Sí y no, aunque los sueños y el día a día me ayuden (BUSCAR NOTAS DE SUEÑOS).
Al fin tengo luz otra vez y mis vecinos aparecen ante nuestro privada como quienes son: aprovechados consuetudinarios que usufructúan cosas ajenas menores. Trabajan mucho, me consta, y aunque libran la pobreza sin problemas, no pueden salir de donde el destino los envió. Sus dos hijos, hembra y varón jóvenes, se empleaban por pocos pesos y la pandemia los envió al ejército laboral de reserva y ella está casada con un muchacho que creyó aspirar a algo mejor y siguió el mismo curso hasta terminar refugiándose aquí arrastrando a la pequeña criatura cuyo ensortijado cabello claro anunciaba promisorios tiempos por venir.
Pusieron una tienda que intenta imponerse a las muy modestas cercanas y seguramente fracasará, como el negocio anterior, cuyos efectos terminaron en mi cuarto de azotea.
Así el padre tantea la posibilidad de volver a Canadá, como cada poco en treinta años, donde el frío le cala a tal grado que no lo libra ni con pródigas dosis de alcohol consumidas allí y al regreso, gastando su corpachón.
Yo, con mesa servida, según recuerdo en las palabras a Ana, tengo con dejarme llevar sobre el alambre que escogí y así ahora, no importa cuánto apueste por un buen final, de nuevo recibo aplausos y ofertas.
Eufórico, anoche en mis pequeñas redes compartí enlaces a los wikipedias de papá, mamá, el abuelo, y presumí también a afortunadas crías y nietos.
A tal extremo llego. Puf.Jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj
Cómodo Níger, entonces, si incluye una red social.
Cuando nacieron empecé para ustedes, nietos, lo que en este caso se nombra a lo exacto: un diario. Los veía casi sin falta las tardes de lunes a sábado, algunas noches quedaba a dormir con ellos, y escribía y escribía en el cuaderno.
Ahora lo hago de tarde en tarde, aunque de cierta manera mirado y sólo de cierta, que los viajes con ellos por el cielo de los ciegos y los remedos de gatos fueron de plano estelares, más juntos estamos.
Desde luego no voy a reproducir aquí mis plumazos, pero en algún momento no resistiré la tentación de en algo confesarlos.
En el espacio ese de socialización virtual que suelo citar, una noche escribí: Todo iba bien hasta que a lo repentino fui a dar de bruces a la banqueta. Uno de los dos individuos había dicho Eres mi mejor amigo.
Par de infames zotacos.
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Pasan los años, una tarde los encuentro y no cambiamos.
-Un pretexto, por favor -sería nuestro ruego rumbo a los helados que ordenó la familia. Como para conspirar disponemos de sobrados recursos, basta meternos uno de nata a escondidas y en dos minutos flat. El resto es delirio puro.
-Hay que preguntar sino escucharon el choquezote.
-Sí, de una pipa de gas.
-Mejor una carambola en la avenida.
-¿Y si no regresamos?
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Ahí termina el recuerdo, Ohsis. Como ven este abuelo noche tras noche apenas dejar el paraíso que ustedes representaban vivía doblemente los terrores. ¿Eran sólo míos? Hace poco escribí:
Selecciono las fotos que me dibujan de una buena manera. En otras aparece un hombre decrépito. El fenómeno no es nuevo y está vez tras horrorizarme pienso: Quizás no sólo son imágenes de mí y también la realidad se retrata.
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En origen la marcha al río más largo del mundo no fue una imagen que jugaba con una cantina cercana a mi casa, llamada así. X fundación buscaba inútilmente quién pasará tres años en las poblaciones ribereñas de allí, para recontratarse luego si quería.
Levanté la mano y no tuve que pensarlo dos veces pues al poco olvidaron el proyecto, realmente demencial si consideramos la multitud de etnias y países a quienes atender.
La Mal nombrada, mis otras hermanitas y P se rebelan contra su condena como mujeres y yo con ustedes velaba contra la mayor conspiración: demoler al niño, inteligencia y deseo puros.
Sin querer o deliberadamente clavamos tumba tras tumba en los otros y por las noches, Ohsis, pueden observarse los cadáveres que el día deja.
Si miramos atrás encontraremos infamia tras infamia: guerras por ambición, auténticos genocidios, miseria conculcada, violaciones en masa, multimillonario tráfico de esclavos, destrucción de culturas enteras. Quienes los dirigieron o fueron operadores están en sus descendencias. Humanidades contrahechas por donde quiera que se mire hoy. De ahí los demonios, aún antes de nuestra Casa del horror.
Ventana
Levanto la cabeza para encontrar el patio a cielo abierto, largo, generoso, las puertas de la docena y media de viviendas en dos plantas, y la luz en la que ese sol nuestro, padre, hermano, macho bravucón, pordiosero, se echa escapando de la alharaquienta tarde de la calle. Parda, recrea el alivio de las madres y los abuelos y abuelas en el breve descanso que les dejan sus criaturas bullendo por dentro, aspaventosas, o en la desesperada persecución del día que no alcanza, que por ley se agota antes de revelarles los secretos de cada tanda.
El Idiota
Luego de reconocerme en esa personalidad, encontré una segunda:
El negoció comenzó sin saberlo cuando llevaba media hora hablando con un amigo experto en editoriales y él a cuanto proponía:
Con un fajo de cuartillas en la mochila hice el camino al Metro. Unas cavernas de la ciudad en dirección a las otras, entrañables todas, bajé en una desconocida estación al azar. Las escaleras conducían a un andén a cielo abierto y la primera mirada fue decepcionante: estaba en uno de los lugares más conocidos de nuestro gigantón, cuando menos para quienes no se pertrechan en los reductos de la gente de bien.
El necesario paradero parecía dividir en dos el universo alrededor, inconcebible sin cada parte: a poniente el lío de puentes a no menos de ochenta kilómetros por hora con su avalancha de metálicos, gritones animales; a oriente la paz aquí sorda, allá plácida, de la colonia en improvisados parches que se montaban sobre antiguos poblados del valle sin desaparecerlos del todo.
Entre el rezumo de los mirtos que el rocío se empeña en conservar, de lino y grana las ropas y la carne a las cuales se trasuda, un atormentado joven poeta para que no escape muerde con desesperación la noche de invierno y las astas de la luna, por ello más "cuernos de búfalos" sosteniendo el "cielo huerto", donde los astros florecen con "sus dorsos" de "ágatas y oro".
-Puf -dije suspendiendo la lectura. El poeta de mil atrás y su mundo para qué sirven aquí donde ni su abuela oyó hablar de ellos, ¿o no, señora que en el paradero hace sabios malabares con las bolsas a granel bajando del microbús?
La mujer volteó y se detuvo en espera de que algo de utilidad saliera del discurso que de imaginación a imaginación le recetaba. Fue ahí que vinieron los años viejos y:
-¡Alavado, alavado! -exclamé de rodillas y la mirada al cielo no del Señor sino de otros divinos portentos que moran en lo alto y en muchos lados más- -Revelación, ya la libré.
Para prueba bastaba el botón señora de las bolsas y los que con un giro de la cabeza en redondo descubrí pendientes de mi persona. Un cacho de pan les solté como entretenimiento, del poeta, claro:
¿Cuánto habré de esperar y cuánto tiempo
¿A quién hablar, a quién dar testimonio...?
Mientras el recién adquirido auditorio tragaba de una imprecisable manera el mendrugo, en silencio hice el el rito en versión resumida para apuros:
-Niño de Piedra, padre mío; deforme hija de Aoibheal, hermana, y Gualupita madre y compañera, de sus prodigiosos dones pasen un tantito y a mano me pongo con ustedes, ¿sí?
¡No!, luego, luego vino la respuesta. Sobre los cerros a un paso con la magia de sus mocasines voló el Niño, el hada de monstruoso tamaño, los ojos sangre, chorreando lodo su manto se alzó de entre la tierra, y del primer al último tronco nacieron tallas de la Morenita.
A metro y medio del suelo mi cuerpo púsose a flotar y del paradero del Metro Constitución de 1917 me volví dueño. Chamacos, cuasi vestales en tránsito, chóferes, el rey y el tepo del barrio hicieron corro, y un cojo de la tercera edad y una taibolera en disfraz de ama de casa con un guiño se ofrecieron de patiños.
La providencia prestó un sombrero cuya presencia en el piso gritaba:
-No se hagan rosca con las monedas, que de algo ha de vivir este chango -y al ruedo ya sin más me tiré.
Ese fue mi empezar, años luz a estas alturas me parece, en la merolica obra de darle paz al alboroto de mis cajoneras y mi alma en vilo. Cruzada en regla fue y es, con abundancia de sobresaltos y harta muleta para amansar bureles de la variedad que monopoliza las afueras de las estaciones y los vagones.
Todo entre los Oh, los Chale, los Ya está de vuelta el loco, etc. No todo es coser y cantar en este viaje, que mucho duele, por no decir todo, contra lo ofrecido aquí arriba para atraer la atención. En realidad no sé adónde voy y no es de extrañarse pues sólo vaga idea tengo del camino a mis espaldas.
Andar sí que ando, con los pies sobre la tierra, no importa cuán chuecos, y con la imaginación a lo lejos, no como escape, que de eso no hay modo, sino por gusto, urgencia a veces.
Escribo una suerte de memorias, de ése tiempo apenas hablo, queda envuelto en una nostalgia para entonces vieja y profunda, y dejo a un lado lo más importante. Me refiero a mis hijos, por cuya infancia cada vez más pregunto.
En las funciones callejeras, en este punto digo que no quiero entristecer ni complicar de golpe el relato y vuelvo al poeta. El éxito es rotundo, sobre todo entre el público femenino, quien sin darse cuenta inicia así el camino a mi beatificación. Sabiéndolo, acuso la joroba natural, enjuago los ojos y la facha quijotesca se completa y en justicia, pues molinos de viento son los de la marginación propia y ajena que bato.
Nos resta una vida, no importa su duración. Lo digo con el orgullo de conquistarlo, entre nosotros y afuera, afuera, Tic. Menudo logro, tuyo sobre todo.
Conocí la primera frase que valora el camino luego de hacerlo por mi cuenta. Al escribir recreo mentalmente tu viaje y calculo su peso tramo tras tramo.
Nuestras tierras fueron siempre contraste entre belleza y espanto. Hace años el trágico romanticismo se acerca al holocausto.
Fiesta
Ellxs se las tomaron, la Mal nombrada y David, y la cruda fue para mí, pienso frente al espejo que no encuentra al simpático de costumbre, esté o no allí, y en su lugar halla un viejecillo vicioso.
Con qué cara hablo de Inesperadas -con esta, justamente, jeje- y respondo preguntas sobre la que se fue y esperaban encontrar todavía.
Terminé pidiéndole perdón en la madrugada a L, por no entender, y quien debería disculparla es el mundo: ocurrírsele probar con menudo saco de huesos, pequeñitos, para peor.
Yo y la edad, pestilente historia. Cosas, ya dije hasta el aburrimiento, de quien debe andar girito hasta palmarla pues lo sostiene el día y nada más, para ganarse a lo demás -ellxs y la luz, etc.-en su gracia.
El universo se acomoda poco a poco con cigarros y café, vuelvo al espejo y ya casi soy, tomando en cuenta las graciosadas del plomero, claro.
-Otra vez no jala el calentador -le fui a decir ayer.
-Es el piloto.
-No mame, si se lo cambió el mes pasado.
-Ah, entonces, el copiloto.
Total, que acabalo tres días sin bañarme y apestar nunca hubo modo y siempre sí se nota, cómo no.
-Es que el cuerpo pide su líquido -puntual anotó el taxista del jueves, hallándonos hoy en sábado.
La Mal, alias Tera, se volvió a dormir. Voy a metérmele bajo las sábanas, ándaseme ocurriendo por primera vez, bien cuidadoso de no ahuyentarla.
Es que, caray, la vieran punto peda con carita de niña pícara. Para comerse de un bocado, no por mí, desde luego, y luego su cuerpo como leche fresca al ladito en mi cama de hermanos hace un rato, vocecita de pájaro que hablaba del pueblo, de la abuela, del maíz desgranado, de los cerdos criollos, tan chulos los cabrones y hasta se comen.
Puse una foto y la retiro. Queda el pie:
Nadie más que los dos mentados llegaron a la fiesta con tres fechas cambiadas en dos semanas, por remilgoso el personal. Quesque el Kikito Veneno, el Tobi, la Espe, el Gross, la Sofi, la Fanny y el Dos, la Nirva, el Tona, iban a caerle ¡y cuándo!
Por no dejarnos solos la Tera se perdió al Apolo.
Llega una tentadora invitación para juntarse con la familia respectiva.
Bandota chidísisma, atenta invitación. Los esperamos en la Oaxaquita hoy para despedir un año lleno de gente hermosa, maravillosa y grillosa Emoticono heartE de Lerdo y D en la Warrior of course ...
En la madrugada les entró la romántica a los dos únicos festivos invitados.
Escuché a Alejandra Pizarnik:
"Y tantos sueños unidos, tantas posesiones, tantas inmersiones, en mis posesiones de pequeña difunta en un jardín de ruinas y de lilas. Junto al río la muerte me llama. Desoladamente desgarrada en el corazón escucho el canto de la más pura alegría.
"Y es verdad que he despertado en el lugar del amor porque al oír su canto dije: es el lugar del amor. Y es verdad que he despertado en el lugar del amor porque con una sonrisa de duelo yo oí su canto y me dije: es el lugar del amor (pero tembloroso pero fosforescente)."
¿Qué la relacionaba con Doris Lessing?
"Ser rebelde lleva la vida entera,
Luego fue Macbeth:
La canción fue regalo de la Mal nombrada para mi amita, tiempo atrás, y hoy, palabras aparte excepto el coro, acompaña bien nuestro amor, ¿verdad, Eterna?, cuando a este lado Mar propone pasionales encuentros una vez se pueda y mientras jugamos con intenciones.
Equilibrista
Ser un loco en nivel prudente tiene su encanto y ayuda a la percepción del mundo, nietos.
Eso me digo al auténtico despertar, sistemáticamente con cruda por el día anterior, como viejo equilibrista profesional que no conoce de alcoholes.
Olvidé cuántos años llevo sobre el alambre, cayendo cada tanto, a veces rompiéndome la crisma.
Prodigio de supervivencia, no hay madrugada sin borrachera. Mí Mismo se llama lo que por litros consumo en soledad.
La Inesperada, la Mal nombrada, la Hermanita, el Doc, me velan, hasta hoy con relativo éxito. ¿Y mañana, que empezó hace dos horas?
Musicalizado como película de David Lynch, si ya protagonicé Terciopelo Azul, Salvaje de Corazón y Munholland Drive, ¿por qué no Imperio, en adelante?
-0-
¿Ocho seguidores y ciento treinta mil entradas a un blog en seis meses? Así es el viento o mundo virtual, ¿no, S y E?, aun durante estos primitivos tiempos que ustedes contemplarán sonriendo al llegar a la adolescencia.
Doce treinta y cinco p.m., dice mi pantalla, y abrí los ojos media hora atrás y sólo porque el novio de la sobrina adoptiva irrumpió en este departamentito cuya puerta no cierro al dormir.
La resaca es severa y por un instante me sentí borrado del planeta. Ni quien se sorprenda incluso hoy que inicia la larga carrera por el proyecto personal y colectivo. Tengo miedo, creo. Miedo virtuoso, advirtiéndome.
-¿Preparó algo, don, o hará como siempre? -preguntó anoche la Tera con un jjj final.
-Un guión. Se lo paso. Está rarísimo, jjj.
Nos referíamos a mañana, cuando hará cabriolas para acompañarme al taller número quince. El de esta tarde, espléndido Dos, está bajo control... por ahora, pues nos echamos un gran reto a cuestas, ella, Sofi y yo.
Mientras, Nadia hace magia buscando recursos que permitirán echar a andar el Dieciséis como apéndice de un proyecto todavía más complejo. Los tres, desde luego, en colaboración con otras loquitas y loquitos, a la manera de todo.
¿Qué mejor última función para quien diez años atrás se echó al Níger en compañía del abuelo?
Mi camino fue siempre hacia dentro y no hacia afuera, recuerden, nietos.
-0-
Una viñeta anterior a esta adelanta que no
ando aquí y allá al solo arbitrio de mis sueños y si en ellos paseo
como el ave fenix, digamos, tan o más sistemáticos son mis compromisos
con la tierra, acumulando crónicas sobre el país. Pueden encontrarse en
otro cuaderno: La ilusión viaja en tranvía.
Retratos
Aquí al lado selecciono fotos en las que aparezco. En otras se ve a un hombre decrépito. El fenómeno no es nuevo y esta vez tras horrorizarme pienso: Son imágenes de mí y también se retrata la realidad.
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Para nadie es fácil andar, E y S. Yo camino más bien hacia dentro desde niño.
Esta madrugada en otra ciudad escribí una viñeta. Buscando resolver el galimatías que escribí sobre los desastrosos años en la universidad, me contrasté con V.
El viaje ayudaba preguntándose ¿Por qué contribuyes a organizar lo que parece sin pies ni cabeza? La respuesta estaba en ese laboratorio humano de dos días.
Tomé el autobús para llegar a un segundo acto totalmente distinto y también en principio fallido. En principio...
Las fotografías que envían ahora encarnan eso, el abismo del minuto. Cómo sorprenderse por ellas.
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Sale sobrando si mi mal aspecto a ratos viene de una enfermedad provocada por un farsante justo cuarenta años atrás y descubierta hace apenas cuatro, cuyos otros síntomas pasé por alto pues contra lo que suele pensarse no soy frágil ni asustadizo y así donde a Ella le salió una X y por ello quiso suicidarse, yo crié cincuenta y cuatro -quizás tengo el récord mundial en la materia.
Incluso sin padecimientos mi facha habría sido extraña cuando menos momentáneamente, si recordamos, nietos, una viñeta que me encuentra en la segunda infancia horrorizado frente al espejo.
El espanto que se dibujaba venía no de Uno, mi hermano pequeño, plena sonrisa e ingenua cavilación, y si estaba en las diarias torturas de él, también en otras muchas cosas. La realidad aparente delataba su interior por esa suma que debería relatar Desde la azotea I.
Camina hacia dentro, fue el mandato, entonces. Eso hacía en los desastrosos años universitarios -además de perder el tiempo placenteramente, jeje-. Y eso hice en el breve viaje y su regreso, con que empiezo aquí. V marchaba en dirección afuera.
Usar la realidad en torno como fuente directa de lo que escribo a veces es un grave problema, como ahora. No quiero lastimar a Tal y Cual y lo haría si ilustro el laboratorio humano de un par de días.
Diré únicamente que mis peores fotografías allí las producían quienes escogieron por el exterior. Daban una conferencia con el título Somos muertos en vida. De eso se trata todo.
Pensé en los cuadernos como una especie de memorias de mis tiempos, imitando a Una juventud en Alemania, escrita por Ernest Toller durante el primer siglo XX. Desde luego no lo conseguiré, por lerdo y caótico. ¿En cualquier caso qué lugar ocuparía en ellas esta Última función, si tiende a recoger lo más personal?
"No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
"No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
"No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros..." Federico García Loca.
Creerse ocurrente, como en ese párrafo, es un rasgo de mi enfermedad, y realmente comparto caraterísticas con don Alonso: vejez, soledad cósmica e hijohidalguismo que conduce a la molicie y cierta conciencia de ser alguien por estirpe -algo parecido a Tuve o tuvimos y así me corresponden derechos que el peladaje no conoce y le dan rencor y miedo.
Dispongo de amas que me atienden y hasta hay un párroco para procurarme.
Versión moderna del buen hombre aquel, a diferencia suya me habrían mandado al psiquiátrico y sigo en casa por comodidad para los míos, quienes se despreocupan y creen incluso ando mejor que bien y venzo gigantes, perdularios y malditos -genética es genética y algo les heredé.
En resumen, estoy llocu, como dicen en tierras de mis padres, y no de atar porque nadie se atreve, que a valor supero hasta, no el Amadis, vetustísimo y mal escrito, sino al propio Che Guevara -perdoneme enlododarlo con mis dichos, hermano por quien conservo algo de razón, y conmigo todas y todos aquí, donde nos lleva la mierda y apenas un ¡ay! soltamos, y así mi mal ya no lo es tanto, que, efectivamente, uno que otro molino bato, para nada y mucho, remedo pobre del genial caballero y triste figura también, al apercibirme, y esa desgracia no la padeció él, de cuán inútil soy y cuánta derrota cargan estos huesos.
Apreciése el nivel de desequilibrio, creyéndome emular al nuevo mismísimo Quijote. Se confirma así mi proximidad al personaje novelado, enfermo de letras que él comía y yo vomito.
Para que nada falte y con personal variación, tuve mi Dulcinea, literal ensueño y no premio sino gratuito adelanto, pues para obternerlo no tenía a quienes vencer, malos, buenos o regulares, que duro dos meses y al final pudo matarme por su súbita marcha, tras la cual quedé sin saber si ahí estuvo o fue tan más invento que librar el planeta y conquistar los cielos con mi pluma -rara ella, teclada y vaya a saberse contra dónde da y deja su maravilloso producto al futuro loa, oda, reverencial conmigo, como Ella a mis pies por una eternidad, postrada, así ayúntese con otros, espurias copias del Único, yo merito.
Tan cuando sea
Dulce, falso silencio que hacen las gotas resbalando tras la lluvia, el refrigerador, mi computadora, contra nuestro vecinal patio para sí solo siendo 10:26 am, por extrañas razones sin calle hoy ni más ciudad que ese imperceptible avispeo al fondo. Gorriones y tórtolas conspiran, parece, y puedo volver adonde quiera antes, tan niño, joven alharaquiento o desesperado, padre en el paraíso, agitador o amante.
Voy al baño y encuentro el nido que dejé criar a los grillos.
-Marcharé -les comunico y entro espejo adentro sin destino preciso.
Voy por una calle y luego otra y otra, anónimo, bajo cielos altísimos o al alcance de la mano y paro para que un zaguán me cuente o sigo por cuadras que serpentean, suben y bajan o quietas son siglos relatados.
Pequeño, delgado, ligero, no merezco el privilegio.
-Disculpen, no pretendía detenerme a alborotar su día -digo a cuantos la casualidad me reunió por momentos.