viernes, 12 de marzo de 2021

Alborada de la revolución en Asia, Kapuscinski, Ciudad Camargo

"He vivido unos cuantos años en África. Fui allí por primera vez en 1957. Luego, a lo largo de cuarenta años, he vuelto cada vez que se presentaba la ocasión. Viajé mucho. Siempre he evitado las rutas oficiales, los palacios, las figuras importantes, la gran política. Todo lo contrario: prefería subirme a camiones encontrados por casualidad, recorrer el desierto con los nómadas y ser huésped de los campesinos de la sabana tropical. Su vida es un martirio, un tormento que, sin embargo, soportan con una tenacidad y un ánimo asombrosos. De manera que éste no es un libro sobre África, sino sobre algunas personas de allí, sobre mis encuentros con ellas y el tiempo que pasamos juntos. Este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos «África». En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe."  

Así dice Ryszard Kapuscinski, el periodista polaco que volvió arte su género. ¿Le creeré aunque los historiadores aseguren algo distinto sobre el subcontinente negro? Corresponsales de guerra llaman a quienes le andan detrás no importa si vivieron primero. De escucharme reiría con Fisk, otro como él, no menos grande, citado aquí con frecuencia. Occidente pudre cuanto toca, queda claro. Lo sabía también Snow, un habitual más por estos lados.

-¿De dónde soy? Tengo ciudad natal -podrían responder los tres-. Para el resto aplica Terencio, su Nada humano me es ajeno, célebre frase hecha con vaya a saberse cuál intención, bien aplicada en todo caso, pues terminarían llamándolo moro, hágannos favor, que vio la primera luz en Cartago y no en Mauritania, al extremo contrario, y para romanos se pintaba solo.

De los confines, llaman en México a quienes defienden derechos humanos donde nadie más lo intenta. ¿Son, pongamos, como Gonzalo Guerrero, extremeño aquí vuelto estatua,

o esos portugueses, ingleses, etcétera, que también se perdían entre "nativos" cuando recibían por encargo liquidarlos?

-¿Lo debo tomar como un aventurero? -pregunto a Snow, de Kansas City, USA, que a los veintitrés años marchó sin regreso a Asia para presenciar la revolución en ciernes y al mismo tiempo hizo homenaje a los últimos pueblos tribales allí? 

"¿Qué clima reinaba en el paraíso bíblico? Reinaba el calor eterno, tanto que Adán y Eva podían ir desnudos y no sentir frío ni siquiera a la sombra de un árbol", escribe Kapuscinski gritándonos ¿Quieren auténtica cultura?, vengan al trópico ardiente. 

América Latina era otro de sus destinos predilectos. Así pudo nombrar el conflicto entre Honduras y El Salvador como La guerra del futbol, y no había broma alguna cuando lo hizo. Dolían los países centroamericanos que Estados Unidos convirtió en basura para luego beneficiarse de su migración por doble vía, como carne entregada a las mafias mexicanas asociadas a las suyas, mucho más ordenadas tras otro habitual en estos cuadernos, Bugsy Siegel, matón de cuatro suelas que terminaría concibiendo Las Vegas.

Todo se enlaza en nuestras historias. Esa ciudad estadounidense formaba parte de México hasta la intervención de 1846, cuya puerta fue Tamaulipas, desde entonces vinculada a los negocios informales que con el tiempo traerían al pistolero de Al Capone. Por esas tierras pasaron garrafas con licor para alimentar la Chicago prohibicionista.

¿Quería usted ser un tamaulipeco prominente? Luego bastó cambiar de giro aprovechando la inmejorable posición geográfica en el circuito colombiano y esperarse a que llegara Carlos Salinas y apapachara al Cártel Golfo usándolo como gatillero. 

¿Cuál extrañeza si entrados los años dos mil el Padrino local, García Ábrego, intentaba imitar al Chapo Gúzmán y socios financiando no a Fox sino a un posible sucesor priista?

Súmele a los Gafes (por Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales) vueltos Zetas en el estado y tiene el cuadro completo, pues con ellos y su incapacidad para quedarse con el cártel florecieron nuevos giros. 

Kapuscinski bien pudo cubrir las masacres de San Fernando y Ciudad Camargo, cometidas contra centroamericanos que escapaban al hambre para que unos cabrones intentaran cobrar rescate a sus familias. 

(Foto de Cuartoscuro.)
Entre los diecinueve calcinados de enero 2021 se identi
ficaron por nombre a Santa Cristina García Pérez, Dora Amelia López Rafael, Paola Damaris Zacarías Gabriel, Óscar Velásquez Ramírez, Edgar López y López, Adán Coronado Marroquín, Marvin Alberto Tomás Tomás, Élfego Roliberto Miranda Díaz, Osmar Neftalí Miranda Baltazar, Robelson Elías Tomás Isidro, Anderson Marco Antulio Pablo, Rivaldo Danilo Jiménez Ramírez e Iván Gudiel Pablo Tomás.

La obra iniciada con Enrique el Navegante y Cristobal Colón continúa, Edgar, Ryszard, Robert.     


F:jJf-