sábado, 10 de octubre de 2020

"Tú que vas allá arriba, Ignacio"

"Tú que vas allá arriba, Ignacio, dime sino ves alguna señal de algo...", dice el padre al hijo en Se oyen ladrar los perros, y quién soy yo para contradecir a Juan Rulfo. Tampoco puedo enmendarla la plana a Luis González cuando escribe: "En la zona alta de Cojumatlán el sexenio de 1861-1866 fue memorable por (...) la aurora boreal, la desaparición de la Hacienda, el paso de los franceses, el maestro Jesús Gómez y arribo de Tiburcio Torres", y no debido a la guerra ente liberales y conservadores, que Napoleón III aprovechaba.   

-No es dos cuadras adelante. Aquí hacemos remedos de ella -contesto jugando a los molinos de viento bien podría enviarlos a ese enlace.

Como sea, ya no sé adonde ir con o sin mi abuelo, por cuánto falta y nuestro mal trato de lo entrevisto.

Al leer esta nota tienta volver al México posrevolucionario: "1526 padres biológicos embarazaron a sus hijas este año". Se refiere, claro, a los casos registrados. El número aumentaría hasta dónde si partimos de que todo aquí tiene subregistro.

Podría guiarme por un estudio sobre la legislación al respecto, pues el derecho mexicano parece concebido para ocultar no solo victimarios sino también delitos. ¿Se confiará en un régimen hecho por quienes a lo Mio Cid asaltaron campos de batalla buscando su heredad? Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y la monstruosa corte alrededor suyo entendían que para usufructuarlo era preciso modernizar al país. ¿Hay quien presuma en ellos altas miras, si quita un nacionalismo estilo pandilla: Mi cuadra no la toques, buey? ¿No aprendieron cuán estratégicas eran las leyes si querían arribar a puerto. ¿Y Miguel Alemán y socios? ¿Exagero? 

Leamos a un especialista a medias: "Las normas en el marco jurídico (...) son cruciales para la aplicación de los derechos humanos" y en nuestro país hoy no garantiza todavía que padrastros, tíos, primos, padres, violen a sus mujeres menores alrededor. Si el derecho romano lo hicieron a conciencia, sirvió a quienes mandaban, creo, pues de eso se trataban, ¿no?, y aquí vale para encubrir a cualquier cabrón que gane batallas donde haya manera: a campo abierto entre balazos, la Bolsa de Valores o una calle en la Romero Rubio, colonia metropolitana que vio cometer el primer crimen a Genaro García Luna apenas chamaco.Vimos antes los números de acoso sexual conocidos. Sobre abuso no hablan. En todo caso parece que el México posrevolucionario se alza sobre una monumental, sistemática violación a niñas y adultas. ¿Y la pederastia cometida contra varones? ¿Sorprende el fenómeno que cuando menos comercialmente y en términos de feminicio trajo nuestro neolibelarismo criollo.

¿Fue la proximidad a Estados Unidos lo que nos volvió segundo paraíso turístico sexual del planeta, en cuanto a niñas y niños? Impunidad se llama el truco tras una eficiente industria.

"La historia de la infancia empezó a realizarse a mediados del siglo XX. Cuando los historiadores son cuestionados por ese olvido, responden que de la misma manera que los niños tenían poca importancia en las sociedades antiguas y modernas, pues lo mismo ocurrió en la investigación histórica sobre los menores", escribe alguien y sigue, siempre a nivel mundial: "La historia de la Iglesia nos ofrece una preocupación de esta institución por frenar la pederastia ya desde el siglo II". Y cita a Demause: “la historia de la infancia es una pesadilla de la que hemos empezado a despertar hace muy poco. Cuanto más se retrocede en el pasado, más bajo es el nivel de la puericultura y más expuestos están los niños a la muerte violenta, al abandono, los golpes, al temor y a los abusos sexuales”.


SIGUE, OBVIO,    

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