No hay día sin que escuche al Mr. de ida y vuelta por la Autopista 61, deteniéndose para hacer el amor a una granjera y en segundos salir por la ventana; experimentando la tercera guerra mundial en calles donde se diría no pasa nada, o rumbo a un valle que guarda a la más misteriosa mujer.
Mientras él anda sin parar, yo invariablemente a la primera obligada pregunta de los que llaman por teléfono, respondo:-¿Qué hago? Ya sabes: duro on the road de la recámara a la sala.
Detrás de la broma el viaje para encontrar la batalla de todos y todas por la vida cotidiana clavando tumbas en cada uno y una.
Eso era hasta hace una semana, cuando me ofrecieron volver a los diecisiete.
Al final de un libro digo que hace treinta años y cinco años debí abandonar el Santo Lugar y que no me había recuperado de ello.
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Les enumero los Cuadernos
Desde la azotea I busca entre mi vida.
La ilusión viaja en tranvía 1 asoma a ángulos no apreciados allí.
La ilusión viaja en tranvía 1 asoma a ángulos no apreciados allí.
En Para morir iguales mi abuelo y los suyos, Filiberto, los del Santo Lugar y una vaga, enorme cantidad de hombres, mujeres y niños se descubren entre sí a miles kilómetros y siglos de distancia.
Red de agujeros lidia con la historia del país y Demasiado humano anda por muchos rumbos para comprender cómo "todo lo sólido se desvanece en el aire".La casa del horror, nueva versión son nuestras tierras en tiempo recientes.
Para la obvio, Última función, y
La pasión según FB 1 cierra el círculo.
En algunos casos nos sobra material a pasto, continúa, y por eso incluyo anexos.
La pasión según FB 1 cierra el círculo.
En algunos casos nos sobra material a pasto, continúa, y por eso incluyo anexos.
Al cuarto para que dé la hora se me ocurre emprender El último viaje con mi abuelo. Es en dos direcciones: hacia el pasado, para encontrar los orígenes de la colonización iniciada por españoles y portugueses, rumbo al presente en que da comienzo la Revolución Mundial. (INICIO DE AMÉRICA EN CRISIS NÙMERO 4 (´DONDE ORCAR RESUME LA SITUACIÒN EN EU Y SEBASTIÁN ENTREVISTA).
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Madame Ring, Ring
Cada historia tiene muchos lados y tantos ojos para contarla como personajes involucrados. En ésta la segunda versión me importa un pito y es de quien hace años secuestra mis teléfonos hasta inutilizarlos. Una de cada cien llamadas indistintamente es para acusarme de destruir la vida de una mujer o declararme su amor, y en el resto hay un ni pío mil veces más gritón. Unas y otras sin variar conducen al vomito, que las mentiras propias se atascan en el gañote pero pasan, y las demás, claro, no. Menudo castigador, dicen quienes se enteran del asunto, con obvia ironía pues no doy para castigar ni a la gallina del Cuatro todavía meses después de que hicieron caldo al quiquiriqui que le cumplía. Es sólo que la secuestradora nació para la tortura propia y ajena y no bastándole la autosatisfacción, sin nadie más a mano me ocupa.
Ayer puse en los diarios un clasificado solicitando bomba atómica de deshecho o tanque de segunda. De la Europa del Este llovieron ofertas con las que incluso mi magro bolsillo puede. Imaginé la escena con sus efectos colaterales y me decidí por la tradición nacional: el picahielo. A fin de dejar mi huella justiciera y para reproducirlos, conté los orificios del auricular y por la noche toqué en la puerta de la señora.
Tuve problemas para encontrar espacio entre el cilicio, soporté luego el placer de ella con cada entrada del filo y al marcharme supe que finalmente me había ganado: mis tripas eran un nudo enfermo y con un aire de descanso su alma tomaba rumbo al destino mucho tiempo atrás deseado.
Yacía en cama recuperándome de la escena cuando escuché el Ring con el inconfundible tono de la dama. Era para contarme el terrible aburrimiento de su nuevo hogar, mala copia del interno del cual huía.
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Joven, E y S, nietos, dejé creer a los amigos que en cualquier momento me presentaría con una novela. Luego fui puerta por puerta deshaciendo el enredo. Era tarde y creyeron que la autocrítica me devoraba y al basurero o cajones bajo llave iban espléndidas o prometedoras cuartillas. Ni asomos de eso existía. La confusión fue originada por hojas sueltas garabateadas a miles desde mi infancia.
Esto y aquello terminó llevándome a editoriales y aparecieron libros más bien sin pies ni cabeza. Había buenas cosas allí y en las roscas de reyes del pan de cada día donde colaba la vocación de cronista -así que los patrones se encontraban súbitamente mordiendo al santo niño y cargaban a paraguazos contra mí persona.
Al reunirla, esa pedacería tenía cierta correspondencia y en casa iba creciendo lo que según Juan no pretendía narrar sino entender. Lo hacía gracias al prodigioso don de las palabras. Persiguiéndose unas a otras sin un continente yo capaz de apresarlas, revelaban el mundo a mi alrededor.
Hoy éstas y aquéllas gritan por un lugar a propósito, no importa si las atestiguan o tiran a locas. Lo que vale es el paseo por nuestra Calzada de los Misterios.
Al reunirla, esa pedacería tenía cierta correspondencia y en casa iba creciendo lo que según Juan no pretendía narrar sino entender. Lo hacía gracias al prodigioso don de las palabras. Persiguiéndose unas a otras sin un continente yo capaz de apresarlas, revelaban el mundo a mi alrededor.
Hoy éstas y aquéllas gritan por un lugar a propósito, no importa si las atestiguan o tiran a locas. Lo que vale es el paseo por nuestra Calzada de los Misterios.