martes, 31 de mayo de 2022

"El neoliberalismo no es tan malo"

No sé quién es el autor de este Monstruo de mil cabezas.
El neoliberalismo no es tan malo e incluso puede ser el mejor modelo; falla por la corrupción, dice ahora López Obrador. (¿Hacer tacos sin tortilla?, responde mi compadre Eddar.)

Ese asombroso giro discursivo quizá se debe a los avances que su gobierno hace últimamente gracias en parte a las nuevas circunstancias internacionales empujadas por el conflicto entre Rusia y Occidente, cuya polarización permite a China retar a Estados Unidos sin empachos, digamos, incluso en Latinoamérica, patio trasero imperial. 

Así nuestro primer mandatario puede, por ejemplo, confiar en que Washington respete la "nacionalización" del litio y no prestarse a los manejos de Biden rumbo a la Novena Cumbre de las Américas y estirar los brazos con descaro hacia Cuba, Venezuela y ese sinvergüenza llamado Daniel Ortega, que rusos y chinos apapachan. 

¿Dónde quedó el hombre que tenía reputación de pensar como trasnochado priista nacionalrevolucionario? En su justo lugar, quizá con aplausos de la pequeña izquierda real cercana al gabinete, quien desde tres, cuatro o más años hace virajes ideológicos contra sus viejos compañeros y compañeras, cuya ortodoxia, cree, les impide acompañar el cambio.

Todo es posible en estos tiempos. Hasta que Bolsonaro se alinee con Putin -jeje y no jeje. 

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La dictadura perfecta mexicana creó un régimen extraodinariamente simple, que los cleptócratacas adaptaron al nuevo modelo mundial introduciéndole mil cambios prácticos y legislativos para una corrupción más expedita y en estrecho vínculo con el resto del planeta. 

Al paso modernizaban al país, que incorporándose a la revolución tecnológica y sus casi interminables reacomodos sociales -pauperización laboral sin límite, emerger de clases medias auténticas o presuntas...- no soportaba más los rígidos marcos previos, algunos, decimonónicos.

Según un respetable abogado, debemos construir un auténtico Estado de Derecho. La primera vez que lo escuché decirlo pensé decepcionado:

-A la revolución sin más, con estructuras de participación directa. 

No era mero delirio mío. Los verdaderos cambios solo se han producido a golpes y la experiencia demuestra que antes que nada sería necesario construir una democracia real. Luego acepté que estos tiempos no dan para tanto. Pero meterle mano a una Constitución deliberadamente enredosa...

Subo al carro que no me corresponde, pues ya ni fu ni fa, aclaro exagerando un poco. Aun así en verdad espero sean para bien incluso los devaneos de quien no para de subir sus bonos entre clases populares y progresistas.