martes, 31 de mayo de 2022

"El neoliberalismo no es tan malo"

No sé quién es el autor de este Monstruo de mil cabezas.
El neoliberalismo no es tan malo e incluso puede ser el mejor modelo; falla por la corrupción, dice ahora López Obrador. (¿Hacer tacos sin tortilla?, responde mi compadre Eddar.)

Ese asombroso giro discursivo quizá se debe a los avances que su gobierno hace últimamente gracias en parte a las nuevas circunstancias internacionales empujadas por el conflicto entre Rusia y Occidente, cuya polarización permite a China retar a Estados Unidos sin empachos, digamos, incluso en Latinoamérica, patio trasero imperial. 

Así nuestro primer mandatario puede, por ejemplo, confiar en que Washington respete la "nacionalización" del litio y no prestarse a los manejos de Biden rumbo a la Novena Cumbre de las Américas y estirar los brazos con descaro hacia Cuba, Venezuela y ese sinvergüenza llamado Daniel Ortega, que rusos y chinos apapachan. 

¿Dónde quedó el hombre que tenía reputación de pensar como trasnochado priista nacionalrevolucionario? En su justo lugar, quizá con aplausos de la pequeña izquierda real cercana al gabinete, quien desde tres, cuatro o más años hace virajes ideológicos contra sus viejos compañeros y compañeras, cuya ortodoxia, cree, les impide acompañar el cambio.

Todo es posible en estos tiempos. Hasta que Bolsonaro se alinee con Putin -jeje y no jeje. 

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La dictadura perfecta mexicana creó un régimen extraodinariamente simple, que los cleptócratacas adaptaron al nuevo modelo mundial introduciéndole mil cambios prácticos y legislativos para una corrupción más expedita y en estrecho vínculo con el resto del planeta. 

Al paso modernizaban al país, que incorporándose a la revolución tecnológica y sus casi interminables reacomodos sociales -pauperización laboral sin límite, emerger de clases medias auténticas o presuntas...- no soportaba más los rígidos marcos previos, algunos, decimonónicos.

Según un respetable abogado, debemos construir un auténtico Estado de Derecho. La primera vez que lo escuché decirlo pensé decepcionado:

-A la revolución sin más, con estructuras de participación directa. 

No era mero delirio mío. Los verdaderos cambios solo se han producido a golpes y la experiencia demuestra que antes que nada sería necesario construir una democracia real. Luego acepté que estos tiempos no dan para tanto. Pero meterle mano a una Constitución deliberadamente enredosa...

Subo al carro que no me corresponde, pues ya ni fu ni fa, aclaro exagerando un poco. Aun así en verdad espero sean para bien incluso los devaneos de quien no para de subir sus bonos entre clases populares y progresistas.         

viernes, 27 de mayo de 2022

De plano

 Ni yo llego a estos fragmentos en el largo diario a la Niña. Los tomo al azar demostrando que soy un buen cronista de la vida cotidiana.

-¿Y luego? -dice mi otro yo.

-No, nada -le contesto y me acuerdo de Tata Nacho y sus chanzas.

-¿A quién quiero probárselo, tú?

-A nosotros, imagino.

-¿A estas alturas y para qué?

-Ya no somos los de antes. Nuestra vigilia tiene ahora la sustancia del sueño y como nadie entra dos veces al mismo río, según el famoso griego...

-Chale contigo.

-Ah, me dejas solo en los nuevos trances.

-Nuncamente. Aquí no hay esquizos, jeje.

-En todo caso salen bonitos los borronazos y tienen materia. Porque además no hablan de oídas. A lo escrito, lo vivido.
-Amén, jeje.
 
Se trataba de un animalito pleno de vida y obligado a escamotarse, como supo ya en los linderos de la infancia, expuesta a la animalidad pervertida por las ansias de poder y la trama de boquetes que deja el diario asesinato del deseo.
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Con tal esmero se ocultaba La Niña al exterior, que solía pasar inadvertida para luego quejarse por ello. Apenas cruzaba la puerta de regreso a casa la transfiguración era asombrosa. Convertida en un sonriente animalito corría por los recovecos del pequeño lugar en juegos que la hurtaban a los ojos y los oídos así en suspenso e incapaces de adelantarse a su repentino aparecer, cayendo sobre mi espalda o mordiéndome los pies luego de reptar quién sabe cuánto y por dónde.
En remedo de los gatos, adoración que cultivó ya antes de ponerse en pie, creo, con frecuencia se anunciaba a maullidos, como la tarde temprana en que siguiendo el sonido la encontré parada en el marco de la ventana gracias a la cual la casita, en la comunicación del patio con las habitaciones, circulaba los ricos caprichos de la luz, desdiciendo la sombría apariencia del rincón al fondo de la privada.
Estaba desnuda. La plasticidad del cuerpo no me sorprendió pues se la había celebrado mil veces, y solté la frase por lo común más inadecuada con ella:
-Eres perfecta.
Esta vez sonrío mientras iniciaba una serie de poses que me recordaron una historia de su clase de arte, en la cual le exigieron modelar. 
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Con el anuncio de la marcha, la alcancía de su ciudad se dio la vuelta para la Niña derramando los veintisiete años, y a tres mil kilómetros de distancia el Viejo que recibía sólo el temblor tuvo miedo:
-Si no viene ahora no vendrá nunca.
¿Se daba cuenta del daño que le hacía apresurándola? Debió entenderlo cuando en la sala del aeropuerto vio el fantasma de la joven cuyos nervios circulaban por las calles y entre las gentes que dos años y medio atrás él conocía por el vivo, emocionado eco en ella, que los detallaba con una apenas concebible minuciosidad.
El Viejo tampoco valoraba el terrible efecto de sus palabras al protegerse de la vaga sensación aquella. No hubo mala intención al escribirlas recordando una maravillosa novela y dar en un vieja terca herida en la Niña.
A ella no le gustó que la llamara así todavía después de puestos a medio los pies sobre la tierra frente a él. A cambio -siempre a cambio en esta historia- ella olvidaba que las monedas cayeron justo porque había un avión esperándola, y creyó bastaba si volvía a casa.
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...nunca más volvió él a compartirle los pasionales viajes a solas, dia a día de mayor intensidad, y temió el carnal encuentro que en mayor o menor grado los echaría por el suelo. 
En todo caso, valían las largas consideraciones del hombre en la marcha de regreso al primer día, durante la cual esperaba precisar si fue de a pocos o de un golpe y cuándo, el descubrimiento cada amanecer de las calles en ruinas por la batalla del deseo en la víspera. Los cadáveres se los había llevado la noche para acunarlos entre los millones anteriores, pero las ventanas, el asfalto, el cielo raso de la ciudad por debajo de las nubes, gritaban en sus oradaciones, y la procesión rumbo al trabajo o a la escuela tenía un aire fantasmal.

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Hay dos partes en esta historia, se advirtió. La última inicia tras el primer viaje de ella:
La Niña viaja siempre, así sea por la cuadra que recorre cada vez a la salida de casa.
Emprendiendo ya la gran aventura de su vida, hacia el fondo de sí a 3,177 kilómetros de donde pareciera debe, de todo se despide: de la casa de la abuela donde fue niña pequeña; del patio de la escuela primaria y el callejón de su primer amor; de la azotea de la universidad a la cual subía a ver el mar; de las fogatas junto a la playa, el jardín botánico, la escuela de artes, las nubes cerdito; de la escalinata, el parque, las canciones, el río; de las amigas, los sueños fracasados y cumplidos; de los buses y su mundo que siempre se repite y nunca es el mismo; de la madre, la hermana, los seis gaticos…
Bueno, eso cree el Viejo, que se detiene para mirar con detenimiento. Día tras día ella registra su dolor, tan múltiple, y él entiende: de todo se despide y a todo va al encuentro en su pasado, en una historia de la que estoy por completo fuera.
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No sabe dónde meterse el hombre pues no hay lugar donde quepa, globo que copia al universo y a una antigua manera para evitar el estallido insufla el infinito.
Estoy en una nube, vuelo, y cosas por el estilo se escuchan en las canciones populares. El Viejo hecha un sonoro erupto al tragarse a UDFt-3815539, la última y más lejana galaxia descubierta y al levantarse de la silla tropieza con cuanto encuentra.
¿O es de ella, la joven mujer, de quien se llena, con el río de estampas que dejó y él por instinto de supervivencia acallaba, sorteando la memoria en los inconcebibles pliegues del pequeño departamento?
En la estancia juntos, el lugar se convirtió en una cueva. El Viejo soñó siempre con eso y ni idea tenía de cuánto se podía. Los días cavaron sin parar y no hubo duda: volcados allí los interiores de ambos, el techo y los muros, las sillas, los libreros, las mesas, en una imagen que tomo prestada de la Niña, exhibieron la capacidad de licuarse para adquirir las formas y las texturas que requerían los recuerdos y los deseos conscientes e inconscientes de ellos.
Tembló el hombre en el pánico de un momento, por un momento sólo, parte de la gracia encontrada.
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Ora lean Casi Memphis, antes de Juan, a medio hacer, y luego hablamos, jeje 
 

 

Triple X

 Hizo un guiño y me acerqué con extrema prudencia. Pudiendo ser la más pequeña de mis hijos le propuse el rol de tío con un toque pícaro, asomando a la ventana de su cuarto mientras la familia dormía. Increíble que yo no entendiera el juego si en cada visita a la hora prevista la encontraba desnuda por casualidad.

Hablamos del clima el día que al despedirse dejó un sobre en la mesa con una docena de fotos en las más provocativas poses, y una nota que probaba cuán transparente era mi perversión: ¿Quieres conocer con cuántos, cuándo y cómo estuve?
En la siguiente cita creyendo que dudaba ofreció hacerme su proxeneta. A la manera de la secuencia aquí arriba dije ¡Esta es la chica! y la lancé al estrellato de mis días. Excelente elección, hasta que salió de estampida, a la manera de la otra aquí arriba.
En cuanto a mí comí tanta mierda como el tipo también en la secuencia.
Muy David Lynch todo, no me extrañó luego que en el curriculum anexo al desplegado de periódico solicitando amigos y novios, borrara nuestros tres años juntos.
Habrá que preguntarle al director si la historia da para un Mulholland Drive II.
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El Mr. no respondió a mi propuesta sino cuando un paparazi, creo, le informó de un nuevo episodio.
La joven ida miles de kilómetros lejos, de paseo con su amante por mi ciudad y a fin de ahorrarse el hotel me tocó a la puerta. Bastó una mirada para ofrecerles una recámara, desde donde en pago y luego de comprobar que su pareja dormía a pierna suelta, cada noche pasaba a mi cama. Entonces conocí el paraíso.
Escribo esto desde la fantástica locación que Lynch encontró para recrear la escena.

 

martes, 24 de mayo de 2022

La vigilia sueño

Insisto: retraso mi marcha por inmerecimiento, social, se entiende, pues siendo una persona prudentemente buena es injusto permanecer en este cada vez más intolerable valle de lágrimas sin darle nada a cambio.

"Padeciendo" quijositosis -enfermedad no de Don Alonso Quijano sino experimentada por quienes creen ser sus émulos-, el extraordinario favor que hacen los sueños a un septuagenario alcanza la vigilia. 

Plugiera a Santa Utopía darme los dones de James Joyce en versión noble y no como insufrible varón que pasea el primer siglo XX sintiéndose Dios. Intento compartirlo, sin fortuna. 

Esta es la página inicial de Finnegans Wake, su ultracríptica última obra, con traducción y citas hechas por Salvador Elizondo, otro, mexicano, "sencillito y carismático" (http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/89_jun_2006/casa_del_tiempo_num89_53_56.pdf): 

"Sir Tristram, 7 violer d’amores, 8 habiendo cruzado el corto mar, había pasancor9 revuelto de Nortearmórica,10 de este lado del estrecho istmo de Europa Menor para martibatallar en su guerra peneisolar,11 ni habían las rocas del allto psawrrador,12 esparcidas a lo largo del arroyo Oconee,13 exagerádose a sí otras mismas a los gorgios del condado de Laurens mientras iban dubliando todo el tiempo su mendiganancia; 14 ni una voz salida del fuego surgía diciendo mishe mishe a tauftauf tuespetrarricio,15 ni entonces, aunque poco después, el muchacho pseudocabronizado, engañó al viejo blandiciego isaac: 16 no; todavía a través de toda la juglaría cristiana.26 La gran desparedición27 que dio desde lo alto llevaba ya consigo, a corto aviso, la pftschute..." 

El escritor parece haber alcanzado allí lo que nadie más, muy útil a las oníricas interpretaciones, creo.

-Tal vez -me responde Jung. -Hice algo semejante con mis averiguaciones, que crees entender y se te escapan. 

-Perdone, buscaba darle utilidad al placentero estado por el cual atravieso -contesto. 

Saluda con genuina cortesía, voltea para seguir con lo suyo y busco traductores sencillos, que divulgan.

Está bien, entiendo. Pero vengo de familia obrera y él tuvo por abuelo a un cirujano y anatomista y posiblemente lo procreo Goethe, así fuera sin reconocerlo, según nos han dicho. Yo no estudié y su señoría fue a la universidad más antigua de Suiza, creada en 1460, cuando el Occidente avanzaba a pasos agigantados hacia un quién sabe cuál siniestro futuro, dirigido por Medicis que controlaban Roma y Fugger y compañía ("La ira de Dios"). 

¿Qué buscaba en verdad el mecenazgo de los Medici y sus contertulios, ayudando a revolucionar la plástica cristiana latina? ¿Terminar con los sombríos siglos a su espalda o mundanizar aquélla a grados insospechables para mejor usufructuarla?   

El austriaco me escucha a lo lejos y vuelve para recomendar:

-"Los años en los que seguí a mis imágenes internas fueron la época más importante de mi vida y en la que se decidió todo lo esencial." Sigue el camino y no hagas caso al escepticismo. 
 

   

SIGUE      

viernes, 20 de mayo de 2022

"La historia imposible de contar"

Fracaso al contar, desde luego, porque los sueños, aun cuando parecen narraciones lineales, o justo precisamente entonces, evitan embarazarse con historias aledañas; no citan, jeje, y su sintaxis es clara, sin manías de ágrafo funcional que se intenta corregir. 

Vayan a cambio los tips. 

Un día, confío -¿en serio, jeje?  

¿Sigue a El Abad Prévost y los sueños? Cómo saber, si padeciendo Quijositosis... ¿O es que mi locura responde a aquéllos, volcados a la vigilia? Si hacemos el viaje juntos, María, Cristina, Nabor, Derzú, Shen, Negro del Victoria, Molley, muchacha que sobrevivió a 1524, Hilla, niños cuyos ojos vaciaron rumbo a Jerusalem en 1212, Sheilla, también ustedes pierden la razón noblemente?     

El Nuevo (Fotografía) solo conoce de trabajo que no abruma ni al probar cuánto cada vez más demanda. Por eso, creo, lo pone feliz mi declaración, quizá disparata:

-La vejez no tiene precio, gracias a los sueños desatados gracias a ella. Desgraciadamente no puedo traerlos a la vigilia para dialogar, jeje. Si me llamara Carl Jung hasta el Nobel ganaría (https://www.youtube.com/watch?v=w6jmFGFGoNk). 

¿Qué hay allí? Imagino que los años y el ir y venir diario a veces a las velocidades vertiginosas del Internet a nuestros ojos infinito. Mi disco duro no alcanza para registrar unos y otros y entonces esa nube, digámosle así, construida por generaciones, se desata apenas duermo. Con un presente y un futuro liberados, quitando pequeñísimas cargas, literalmente vuelo.        

El Mayo francés es una historia imposible de contar, dice alguien en ese 1968 (P. NORA: «Leretour de l'événement», en Faire l'histoire. I. Nouveauxproblémes). Nadie lo esperaba, según los testigos cuya ilustración parecía permitirles entender cuanto sucediera. 

Sartre, que aspiraba a actualizar el pensamiento filosófico occidental, bajó a las calles para en silencio sumarse a los estudiantes. Le ayudaba, sin duda, el vapuleo de 

su pareja: La nada no existe, cariño. 

Estaban en el siglo que comenzó a materializar la gran utopía. Meses antes, es cierto, habían asesinado al Che Guevara, pero aquella insurrección, universalizándose, reanimaba socialismos cuya viabilidad probaron el octubre soviético, las revoluciones china y cubana y que enseguida refrendaría el triunfo vietnamita. 

Al fondo, los secretos de Mayo. ¿Es así o no entiendo un carajo, como acostumbro?

¿En todo caso, qué busco al andar tras ellos guiado por el hombre que cité? Menudo lío si siguen dándome vueltas el judaísmo mesiánico, cuya cuadratura no me vale ya; los nibelungos, La Rosaleda (https://www.academia.edu/35024744/La_rosaleda._The_Rose_Garden_Golest%C3%A1n_Sa_di_Shirazi._Critical_edition._Ediciones_el_Cobre), etc., y este otro mayo, de hoy, donde quiera que se deje, jeje.

SIGUE, ¿NO?, MIENTRAS CONTINUO EL DIARIO A LA Inesperada, JEJE. 

Los sueños cumplen una segunda función: defecar lo que encontrándolo por toneladas en Instagram y TikTok es emblema posmoderno: Sigfridos y Brunildas de utilería. 

Enzenberger está vivo a los noventa y tres años y no hace mucho escribió El diablo de los números (https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxyYW1vbnRyaXN0ZWxsfGd4OjJiNTJhZjVmMzAxNGZhZWY) . "En los sueños, todo es diferente" -dice allí para agregar: 

"Cuando Robert y el diablo de los números hablan, se expresan a veces de forma bastante extraña. Pero una noche sueña con un diablillo que pretende iniciarle en la ciencia de los  números. Naturalmente, Robert piensa que es otra de sus frecuentes pesadillas,  pero en realidad es el comienzo de un recorrido nuevo y apasionante..."

Tal vez al dormir, viajando, pues, por donde la realidad se explaya a placer, entiendo con Angelopulus (La mirada de Ulises) que Homero no merece desprecio, según creí para deshacerme de herencias civilizatorias deleznables.

SIGUE, NUEVAMENTE. QUE DIALOGAR CON SUEÑOS NO ES UNA BICOCA A DISPOSICIÓN CUANDO UNO DESEE. 

Se hace sábado, despierto y no sé adónde ir, con ustedes, a quienes nombré cuando comenzaba esta nota. Nostromo, liberado del relato, insiste y hacemos caso.

"Durante toda la campaña electoral para las elecciones presidenciales de Colombia, el candidato de izquierda, Gustavo Petro, ha llenado plazas de todo el país. En uno de sus eventos, volvió a su pueblo, Ciénaga de Oro (...) Para entretener a los varios centenares que esperan en la finca, Marisol Rojas, jefa de protocolo, anima a los presentes a bailar porro. Es la música tradicional del departamento de Córdoba.

"En medio del baile, algo llama la atención de los presentes. ´Es ciego, es ciego´, gritan. Un señor baila, con bastón al aire y gafas de sol oscuras, mientras choca contra el público (...) Se siente el ánimo de los días históricos. Los asistentes van a estar frente al que esperan que sea el primer presidente de izquierda de Colombia  (https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20220521-colombia-elecciones-gustavo-petro-cienaga)."

Busco en el tumbaburros virtual, por no dar más vueltas: "Según el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) entre el 1 de enero de 1970 y el primer trimestre de 1981, ocurrieron numerosos asesinatos, torturas, desapariciones y otras violaciones de los Derechos Humanos. ´Desde 1970 hasta marzo de 1981 se presentaron 1053 asesinatos y 7571 casos de torturas provocados principalmente por las Fuerzas Armadas´.​ Por su parte, Amnistía Internacional, informó que entre 2006 y 2008, las comunidades que han sido golpeadas con mayor dureza por el conflicto, son miembros de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, víctimas de homicidio o de desplazamiento forzado. En 2007 hubo alrededor de 1400 homicidios de civiles, superior a los 1300 que se dieron en 2006. En los casos en los que se logró identificar a los autores, las fuerzas estatales fueron responsables de al menos 330, los grupos paramilitares de unos 300 y los grupos guerrilleros de alrededor de 260."​

Pese a estar a más de una hora en coche del mar, dicen, Ciénaga de Oro ya es la costa Caribe. Eso recuerda a Nostromo (http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa%C3%B1ol/Joseph%20Conrad/Nostromo.pdf). "...en 1875 ó 1876  (...)

hallándome en las Indias Occidentales, o más bien en el Golfo de México, pues mis contactos con tierra eran breves, pocos y pasajeros, la historia de cierto individuo" -escribe nuestro autor.

Sulaco, llama literariamente, al arbitrio, a Panamá, que para él hace sentido solo cuando esas tierras se separan de una Colombia apenas entrevista en la novela, paródica, como todo el subcontinente al cual los imperios coloniales siguen llamando como hace casi cuatro siglos. 

Tal maltrato a la realidad social de nuestros pueblos entonces, quizá no impide a Conrad, marino mercante inglés, dibujar a su personaje como no puede hacerlo todavía una incipiente literatura nativa, porque lo trata como a cualquier otro en ese mundo extraordinario que habita. 

"En la firmeza con que se adhiere a la tierra -escribe-, considerada por él como propia herencia, en su imprevisión y generosidad, en la ilimitada largueza con que prodiga sus donativos, en su vanidad viril, en la obscura conciencia de su grandeza y en la fiel adhesión, que tiene en sus impulsos algo de desesperante y desesperado, Nostromo es un hombre del pueblo, la propia
fuerza de éste, exenta de envidia..." 

No busca en él al estereotipo que podría esperarse contemplando una barbarie, pues eso continúa siendo Latinoamérica para Occidente. Por supuesto, no entiende nada del proceso alrededor, cuyo traumático desarrollo conduce a Ciénaga de Oro hoy, cuando el pueblo colombiano puede convertirse en faro para nuestros países.        

SEGUIRÁ, OBVIO, EN CUANTO MARÍA Y LAS Y LOS DEMÁS DESAYUNEMOS, QUE TAMBIÉN EN LA ETERNIDAD DA HAMBRE.

 

     

          

domingo, 15 de mayo de 2022

El Abad Prévost y los sueños

(Para Última función.)

Lo que importa son unas fotos con fecha de mayo 2022. No las pongo por cuidar a quien me las dio y a su gente.

Al día siguiente me dan permiso de incluirlas.


Para quien no conozca la historia del lugar, aclaro que borrar pintas allí de Antorcha Campesina parece un suicidio. Esas compañeras están dispuestas a todo, tras la represión más agresiva que yo tenga noticia a una marcha feminista mexicana. 
 

"...una docena de chicas de vida alegre que, junto con mis compañeros, llevo hasta el Havre-de-Grâce, donde las haremos embarcar rumbo a América" contra su voluntad.

Así escribe el Abad Prévost situando la escena en 1719. Nuestro autor completa con su novela una serie de presuntas memorias ajenas donde, cuando menos a grandes ratos, se autobiografía.

"La obra entera es un tratado de moral", dice allí, con conciencia del decadente tiempo que le toca y, en parte por ello se explica su éxito siglo tras siglo después, hasta hoy. 

El Abad, como el personaje que recrea, fue jesuita, mosquetero, benedictino, soldado, escritor y experto en amor. La mujer cuyos favores procuraba parece retratada en quien su pluma busca entre ese puñado de muchachas a quienes enviarían a Loussianna, por entonces propiedad francesa. Le basta una mirada para que la piedad lo obligue a intentar rescatarla:

Desentonaba "tanto de su situación que, en cualquier otra circunstancia, la hubiera
tomado por persona de alto rango. Su tristeza y la suciedad de
sus ropas la afeaban tan poco que su vista me inspiró respeto.
Sin embargo, trataba de volverse de espaldas cuanto le permitía la cadena para hurtar su rostro (...) El esfuerzo que hacía por ocultarse era tan natural que parecía derivar de un sentimiento de modestia."

No solo es ella quien le atrae irresistiblemente. Lo hace también "un joven sumido en profunda ensoñación", que no encuentra cómo rescatarla. "Jamás vi tan viva imagen del dolor. Vestía con mucha sencillez; pero un hombre bien nacido y educado se distingue a la primera ojeada. Me acerqué a él. Se levantó; y en sus ojos, en su rostro y en todos sus ademanes, descubrí un aire tan delicado y tan noble que me sentí naturalmente inclinado a desearle bien".

La novela, "Memorias de un hombre de calidad", muy merece leerse (https://www.siruela.com/archivos/fragmentos/ManonLescaut.pdf) pero vino a esta notita para ilustrar cómo "un tratado de moral" siglo XVIII en Europa aplica solo para la buena sociedad.

¿Avanzamos, pues, en los últimos trescientos años? Cuesta trabajo creerlo si se nos destina a una shoa y el planeta... Aunque la crisis civilizatoria...

"Sueños", puse por título también. Mi proceso de envejecimiento es inexplicable sin ellos, prueba este cuaderno. Los más recientes vuelven a la lucidez y traen, por tanto, una paz profunda. 

Las fotos que no coloqué reabren el camino incluso con mis achaques. Lo intuyen Roberta y Sara, demandándome volver a sus tierras.

-¿Vamos? ¿Me empujará en silla de ruedas? -pregunto a O.

-Clarines -responde.

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No sé cómo dialogar con los sueños en la vigilia. Ni siquiera puedo traerlos aquí para que se expliquen por sí mismos. Debo intentarlo.  

-Una manita, Kurosawa -pido al director japonés pensado en la película filmada al volverse octagenario. 

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Como es frecuente, este apunte dictado por el azar del día buscaba algo sin precisarlo y en veinte líneas mezcló indicios a seguir y tonterías.

Mientras, mil cosas sucedían a su alrededor para colarse luego al sueño. Lo hacían maduradas por  décadas de barrios y colonias, Metro, ciudad creciendo entre la voraz mancha urbana y explanadas mentirosas pues ocultaban el pasado milenario, o así creían, hasta el mundo cuyo secreto profundo no podía descifrar y se me insinuaba gracias a jóvenes que crecieron allí y fueron compañeros. 

Vecinos y vecinas de tres generaciones pasaban y pasaban, a veces para detenerse un momento, y al fondo quienes había dedicado la vida a aprender revelaban lo que apenas ahora se atrevían bien a bien. 

El abad me coqueteaba hace tiempo y en un descuido le hinqué el diente y descubrí cuánto se relacionaba con Curial y Guelfa y los Amadises, aunque él no lo quisiera. Entretanto seguía la larga saga actualizando ¿Un caso paradigmático?

¿Cómo remató tal universo en el sueño, con Eterna, sublimación de la Tic, reanimada por quien me dio las fotos y tenía todo para avivar mis delirios de viejo? No sé ni importa. Sí, en cambio, lo que ella y sus compañeras contribuyeron a aquél.