martes, 28 de junio de 2022

La verdad

“Sedena no está como firmante del decreto. Mientras que en la comisión de Ayotzinapa sí aparece. Quiero decir que no llego a ver que el Ejército acompañe este proceso de revisión de la Guerra Sucia”, dice en octubre de 2021 quien dirige el centro de derechos humanos Miguel Agustín Pro. Se refiere a la nueva Comisión de la Verdad que revisará la Guerra Sucia.

Ésta inicia en los años sesenta, se naturaliza durante la década siguiente y adquiere rasgos institucionales en el estado de Guerrero hasta hoy. Por lo general, los contemporáneos tienen vaga noticia de ella, distinta, digamos al paso, si es rural o urbana, considerando el efecto social alrededor: a los guerrilleros de las ciudades se les persigue como grupo; quienes obran en el campo son castigados con sus pueblos.  

Cuando el proceso inicia, el número de mexicanas y mexicanos oscila entre 35 y 38 millones. Todos saben que el país es brutal. Cargan los diez millones de muertos que produjo la Revolución y un continuo de represiones colectivas e individuales y violencias sexuales operadas por el Estado y los particulares. México bronco, siguen llamando al país que los poderes vencen sistemáticamente sin acallarlo bien a bien.

Mientras sucede la Guerra Sucia, se está apunto de vivir ascensos populares casi por doquiera y si la absoluta mayoría atiende muy apenas a ella, es porque ve allí el terco día a día exacerbado.

Recién entrado el siglo XXI un cuadro marxista pedía observar que aquel México no existía más sino en algunas zonas. 

-Nuestra sociedad se volvió fundamentalmente conservadora -dijo y el propio fraude electoral en 2006 lo probaría. 

Entre furiosas batallas internas dentro del sistema, que rebotarían hasta finalizar el siglo, incluida la ejecución pública del virtual presidente- se apellidaba Colosio, ¿recuerdan?-, 1988 inaugura una democracia representativa por primera vez con visos realistas, apelando más o menos a los mismos recursos empleados desde la posrevolución -por lo bajo se contabilizarán cuatrocientos muertos en las secuelas y vota contra un régimen cuyo giro neoliberal terminaba con las políticas sociales entre el rumor de cuerpos militares dispuestos a avalar al ingeniero Cárdenas-. Ahora ni en condiciones relativamente extremas y apelando a clases medias apenas prósperas, la izquierda supera solo el 36%.

Avanzado 2022 y a pesar de que se diría cumplido el largo ciclo posrevolucionario, requiriendo una gran transformación, se cumplen los vaticinios del Centro Pro. 

Hacia el minuto 31, en este siguiente video un testimonio exhibe cuán nada avanzó la Comisión.

-"Yo creo que este es el colofón [de la farsa], donde ya topó todo -dice quien representa al Comité Eureka, fundado en 1979 por familias de los y las desaparecidas. -Ya llevamos mucho tiempo batallando con esto. 

"...no se ha hecho nada (...) Se convocó a todos los colectivos para que estuvieran en el Campo Militar (...) Pero al llegar (...) los que quedaron de asistir, porque hasta limitó la asistencia a dos personas por colectivo (...) vieron a un montón de militares sentados con familias. Dijeron Bueno, a lo mejor es parte del acto, pero resulta que salen con esta sorpresa, donde empieza a hablar el general de lo que se trataba y luego, con el respaldo del presidente. Y pues francamente ya nos están diciendo que van a seguir las cosas igual." 

Más aún, aquello resulta un reconocimiento a los caídos de las fuerzas armadas.

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Los tiempos cambiaron, pues, y la 4T se abre paso en una Latinoamérica que avanza por un mundo inédito.

Como se vea, el acto que organizó el gobierno es un monumental, innecesario error. ¿Cuánto importa, si todo está por venir? El México bronco que dio la vida en los sesenta y setenta deberá conformarse con lo de siempre antes. Morir en el semisilencio.