jueves, 2 de junio de 2022

Ya dejen morir a gusto, chinga

 Luego viene El Renacimiento no lo produjo Occidente sino la co...

¿Qué les sucederá a los cuadernos cuando marche?, pregunto a veces. Como por amor P los guardará y ni ella ni N pertenecen al reino de este mundo, quizá serán nuevos rollos del Mar Muerto, creo considerando el paisaje y no otra cosa, pues de mesías estamos hasta la madre -disculpen ustedes, revolucionario buen hombre y amigos; si vieran a lo que casi desde el principio se dedicaron sus seguidores, jeje.

Tómese esto como parte del proceso en que el personaje representado por mí titula la nota.

Cuanto más humor y lenguaje callejero use más cómodo me siento. Los diálogos, orgullo de la casa, recuerdan al guionista radiofónico que fui durante un rato.

 

La canción se repite por "Nunca" es un momento.

Aunque también podría ser la de "Cuando pinte mi obra maestra".

Ambas en silencio gritan Ya dejen morir a gusto, chinga. Porque estaba preparado y sería un fin digno, amoroso, hasta placentero.

En fin, seguiré, tantito más, siquiera, ahora que pueden llevarme a Almoloya por mis tábiros consumidos en público mientras Ebrard, Mancerda y Florencia Serranía no paran de ascender o se bien parapetan, valiéndoles pito la desgracia de la Línea 12 ayer y hoy obligando a millones al diario vía crucis en el ir y venir a casa. 

Son éstos quienes realmente me exigen:

-Quédate, buey. Somos todos o ninguno. 

-¡Cuál! -contesto- si la mierda se los está llevando dizque en secreto. Ora se llama Judith, que encontrarán vaya a saberse el momento, pues la aventaron al canal desde mi antes querido Puente Negro, y mañana cualquiera a cuchillo en una combi o en el hospital con cuya diabetes no atinan.

-Aguanta, culero -insisten. 

-Iren, mejor nos echamos tranquilitos y tranquilitas en la cama y con un jeringazo puesto como dios manda, comprado a la Unión, claro, para que traiga harta basura, ¡a viajar! diez minutos y luego...

"Total, siempre hay nunca para nosotros. Diles, mi patroncita de otro Tepeyac, no el donde cobran por mirar tu estampa."

No se crean lo de la obra maestra que voy a hacer. Capaz me dan un premio y seré un infame más, gris y cansado de tanto firmar cheques, según sentenciaba aquel viejo amigo tras leer a Chandler. 

Hasta vino Iliana a limpiar y puso mi hermoso tapete de Morelos como colcha. Don Glenn estaba preparado para recrear el acto con una inteligente, amable sonrisa

Pero, bueno, donde manda capitán... 

Al día siguiente        

 -Ay, yo, qué necesidad tenías de hablar, primero y ante jóvenes, sobre la historia social que inicia en 1920, y luego, medio en reservado, sobre tu juego entre sueño y vigilia, todo durante una breve jornada donde se discutían retos ideológicos actuales. 

-Cómo no dejaban fumar... -me respondo. 

Suerte que a mi locura no le da por el asesinato serial, jeje. 

Consulto a la Mal nombrada, que seguro me ve en pésimas condiciones pues ¡contesta!, más jeje.

Bueno, a ella le confesé también mi obsesivo fantaseo sexual. Mezcló, confundida, parece. Al final dijo:

-Solo cuide que no se le caiga el trozo.

Genio y figura la comadre. 

No bromeaba al buscarla. Realmente me sentí en rápido proceso de desquiciamiento, quizá para darme elementos con que obcecarme otra vez.

-Sí, ya caput. Es lo más sano. 

Mis interlocutores de esta nota callan.

No me abandonen, ojetes.

Por fortuna el maestro canadiense siempre está presto a ayudar.

(Siguiendo el link se entra a todas las sonatas del austriaco.)

Ah, y Mar, que siendo medianoche no quiere ir a su hogar allá, donde Cristo perdió la estilográfica, según el dicho, y llama pidiendo posada.

-¿Nomás un techo quiere? -le pregunto fiel a mi manía.

-0-

Tercer día

Estamos a domingo electoral en que sin duda terminarán de autodestruirse el partido por cien años dominante y sus secuaces. Y hay noticias así o asá alentadoras si se contempla al mundo todo. 

¿Llegué hasta aquí para volverme Zovek, Fumanchú autóctono cuyo gran acto de magia falló? A él, desaparecido sin dejar rastro, la tradición escapista nacional lo volvió fantasma que ronda los caminos, como Zapata. Quién pudiera imitarlo, evitándome la verguenza del fiambre sobre una cama. ¿Alguien escuchará a don Glenn y, entonces, el optimista mensaje? Habrá tiras -policías, pues-, chismorreo de vecinas y vecinos, crías sintiéndose culpables. Eso, si encuentro la pócima maravillosa que, según tal, hasta Mercado libre envía a domicilio.

Me lleva la verga, son casi las 6 pm y habrá que pedir un pollo sinaloense o vil pizza y buscar encuestas de salida y comentarios.

Noche   

El trabajo está hecho, yo. Quien sea que diga algo, tiemblas. O te apuras o perderás tu única virtud: la autoestima.

No das ni para poner música o entregarte a la fantasía.

-0-

Tras diez minutos, siempre solidario llama el Mr.

-Al rematar -dice- la canción sale lentamente. Es un truco de grabación. Continúa.

-¿El mañana que sigue a la eternidad? -pregunto.

-Algo así -responde dándome el avión, jeje.

Los resultados electorales coincidieron más o menos con las encuestas.

La vieja clase política se recicla confundida con la nueva. Nuestro nuevo maderismo, comento por ahí repitiendo el sonsonete de mi composición más socorrida, que se equivoca y quizás tiene razón al mismo tiempo. (¿Sí? Este artículo lo publicará pronto Luis Hernández Navarro:

"El mapa del país se ha pintado de guinda. Pero los altos niveles de abstencionismo son una llamada de atención de un malestar ciudadano que puede crecer y expresarse a través de otras vías, más allá de las estrictamente electorales @lajornadaonline

-Cambio y fuera -pienso, pues este no es lugar para tratar el asunto, y regreso a lo mío.    

¿Qué me sostiene en verdad? Los Delicados con filtro en envoltura Chesterfield. Son cincuenta otra vez, por un único día, espero. ¿Único? Ya dijo Dylan: suena todavía. Contra los pronósticos, habrá lunes, el miércoles comeré con el Nuevo y es posible incluso que grabe la serie recién abortada por mis invitados, insensata y juiciosa. ¿Cuánto más duraré? Hace tres años no tenía futuro y Ecuador, Chile, Bolivia, Estados Unidos, me salvaron. ¿Fallarle ahora a la abnegada Colombia, cuyo destino está en juego?

"Morir, dormir; no más", lleva por nombre el libro que empecé a leer.

Qué terquedad la mía. Escribiré Nada personal.

Lunes

Se me cumple la peor, más rutinaria pesadilla y pienso:

-Ahí está señal -y sonrío, aprestándome a pedir auxilio, que enseguida llega de muchos sitios.

Me colocaron una placa dental a los treinta y seis. Ninguna pareja la detectó y hoy hizo ¡crack!, jeje.

"Parado sobre las aguas, arrojando el pan

mientras brillan los ojos de tu ídolo con cabeza de hierro

los barcos distantes navegan hacia la bruma

Naciste con una serpiente en tus muñecas cuando un huracán soplaba

La libertad está a la vuelta de la esquina para ti

pero con la verdad tan lejos ¿para qué puede servir?

El Bromista baila al compás del canto del Ruiseño

el pájaro vuela alto bajo la luz de la luna

Bromista, el sol se pone tan rápido en el cielo

te levantas sin despedirte de nadie

los tontos se apresuran a entrar donde los ángeles temen andar

su futuro, tan lleno de miedo, no se te revela quitándote otra capa de piel

siempre un paso delante de tu voz interior

El Bromista canta al compás del canto del Ruiseño (repite el coro)

Bromista, eres un hombre de las montañas, puedes caminar en las nubes

Manipulador de multitudes, eres un tergiversador de sueños

Vas a diestra y siniestra ¿pero a quién le importa?

No hay nadie allí fuera que quiera casarse con tu hermana

Amigo del mártir y la mujer avergonzada    

Miras dentro de la caldera ardiente, ves al rico y no sabes su nombre

El Bromista…"

Hablé largo y tendido de mi relación con el Mr. y apenas hace poco entendí cuán excitantes y arduos fueron para él los primeros años abriéndose caminos exteriores e interiores. 

Estoy en ellos todavía, yo también, Don, aquí o donde sea.

Basta de rogar por un rincón bajo el cielo. Prótesis dental nueva, la verga. Mando mensaje a quien me aseguro que el arsénico lo venden en cualquier esquina: Hágamela buena

¡Compré un pollo sin destazar! En qué estaba pensando. Y yo tan inútil para estas tareas, y sin fuerza pues las emociones consumen mis pobres energías...

Si se trataba de probarse, lo estoy haciendo, un hoyo tras otro.

Solo tú importas, amita; el reflejo que en ti proyecto.

-Ven ya -dijiste al saber lo de la dentadura, así, calmuda, porque entre nosotros no sirve la estridencia sino es en juego.

-¿Y el ortodoncista, jeje?

-Bueno, al revés. Unos días allí no alterarán mis cosas, aun sin N. 

¿Ve?, hasta tu flaqueas flagrantemente, vociferando estilo zen, jeje. 

-Cambiemos de tema -propuse.

Estaba agotado.

-¿Prefieres dormir?

Lo hice, meterme en cama, y ahora espero recuperar el ánimo para continuar la llamada. En otras circunstancias me responderías desde un autobús foráneo. Esta vez seguro esperarás junto al balcón, con el enanito preparado para hacer chanzas. ¿Jugamos a recordar?

No hubo muchos paseos durante nuestros distintos periodos. Algunos están registrados en el diario. Sí, a cambio, por mi ciudad y la hoy tuya. También, y nunca se hace referencia a él, el viaje que hice adonde completaste los estudios y de entrada no querías ni a tiros, jeje. 

Me decidí a éste porque no precisaba cómo hallabas el camino entre la tristeza que dejó un camello con cuatro ruedas alejándose hasta ser espejismo. 

No fue fácil descifrar aquella especie de silencio como partido a plazos por el viento con quien en realidad dialogaba, terrenalizando al cielo, digamos. Menos, tus ojos, que se encontraron al fin. Jamás presencié una transformación semejante. 

No sabías que iría y estabas de perfil, con las montañas pelonas detrás -perdona el adjetivo, jeje-. Esperé, volteaste y te salieron unas lagrimitas. Ni ellas ocultaron el cambio.

-Se sentía sola -pensarían los extraños y era justo lo contrario.

Habían pasado nada más trece meses desde tu marcha. La muchachita temblosora rencontró al mundo que estaba en el jardín a solas cuando niña y pedía por ella los domingos con mamá al volante sobre una carretera interminablemente recta cuyas ariscas floraciones desdeñaban las buenas maneras.

Era el techo azul de donde venía la paz, intuías entonces y estabas segura ahora al tender la mirada tan lejos como desearas, hasta las mismísimas matas de aquellas breves aventuras. Dirían misa en tu escuela, papá, el kiosko, los juegos bajo nogales: quien obraba milagros vivía entre arenas, miles de kilómetros arriba y abajo.

Lo explico mal, muy mal, Tic, y no importa, ¿verdad?

-0-

Se fueron a dormir a medianoche, N en sueños, más bien, desde las diez y media, jeje.

Asomas una hora después y tiras besos y pestañas, según acostumbras.

Ni medio consejo o amonestación en el largo día, para este Cuac que mal o bien hizo su caldo de pollo, jeje. 

Miércoles

¿Cómo terminará este folletín impreso y que por ello se arrumba en el puesto al cual casi nadie acude ya? ¿Conocerá la respuesta mi vecino vendedor de diarios y revistas, consumiéndose poco a poco sin perder su dignidad? Le llevo unos años, todavía está fuerte pero enflacó y por el cetrino de la piel habla la diabetes, calculo. 

Ahora que lo pienso, hace tiempo no tengo noticia del cincuentón del 6, cuya familia hace equipo para sacarlo adelante. Era rarísimo oírlo quejarse, lo dializaban regularmente y, alto, bien erguido, de armonioso, campesino corte, su franca sonrisa y amabilidad refrescaban la atmósfera en nuestra privada, donde así guarden las formas transpiran décadas de rencillas.

Soy cuidadoso al decir que más vale ponerme el último punto. Si bien de veras me esfuerzo, mi círculo vicioso se estrechó a niveles extraordinarios y por fuerza doy lata. 

Salir adelante tiene sentido, hay mucha vida aquí dentro y se trasmina. Podría incluso hacer la obra maestra, ser otra vez el tamborilero de jóvenes y barrios -hallé pretexto para darle lata, ¿ve, Zimm?, con una pequeña joya, ¿le parece?

Ayer trajo a don Bertold: 

"No se dejen seducir/ que después no habrá retorno. El gran día se avecina,/ el viento trae la noticia: ya no habrá otro amanecer.// No se dejen engañar que la vida no es poca cosa./ Bébanla a grandes tragos:/ que no quedarán hartos/ cuando la tengan que dejar...."

Noche

Sino fuera por ti, Inesper, daría lata pero como quien cae a un pozo en el desierto. Tienes la culpa, pues, de la sinrazón que me mantiene donde no merezco -fustigo a Johny Deep por sus mansiones y mi casita equivale al Tal Mahal, si a comparaciones vamos sobre el esfuerzo hecho-. De ahí que, contradiciendo ahora a doña Simone -ya ve cómo es uno de mudable, madame- el deterioro resulte necesario. Si bien, lo sufro y sigo emperrándome, jeje.

Fue una tortura volver del súper con los temores convertidos en frascos, latas, sandías, etc., gigantescos -vieran el rinoceronte vestido como pollo que compré-. Cada diez o veinte pasos hacía alto y tengo hematomas por todas partes -quita esa cara, Tic; sí, es uno y tamaño lunar, pero solo vendes voceando a lo Wall Street; ¿cuánto pesan en oro dos millones de bitcoins, pongamos?; cero, luego entonces... 

Ten, amita, para tu sueño.

De nuevo domingo
¿Ganaré un año o algo más si sale lo que empieza al rato con lxs amigos y rematará ayudado por O? Ocho mil pesos extras se llevará la apuesta.
 
Noche
¿Fracasó el proyecto? Es enredoso y hoy todo conspiró en contra suya, jeje: los focos, la diadema, el zoom y, para colmo, internet.
Hay cuatro libros en espera de volverse electrónicos y permitir presentaciones, y esa genial, otra vez atípica idea con carnalitas latinoamericanas.
-Chale, Inesper, ni manita me diste.
-¿Yo? Jamás informas de esas cosas a esta sumisa mujer.
-¡Deberías intuirme! ¿No que somos uno mismo?
-Para lo que te conviene.
-Espera, pongo algo dedicado a ti. 

  Jueves, madrugada 
-Cuac.
-Despertó la amita.
Hoy no le gusta mi ternura. Suena a tristeza que no se va siquiera con la tristísima canción. 
"Debería ponerme melancólico, privilegio de quien compone y quien escucha. Y es obvio..."
-Siéntate aquí -ofrece recostándose en la hamaca.
-Hace frío, ¿no?
-Fresquito. ¿Por comer con el hijo?
-Hablé, hablé mucho.
Estar y nada más. Desde la azotea, a lo sombra, etcétera.
Entiende, siempre.
-Vete a la cama sin colgar. 
-¿Me arrullarás?
-Anda.
-¿Puedo hacer cositas?
-Te velarán y tú..., jeje. 
-Promete.
-Me meteré en la caja... Olvido qué tan oscura es la casita. No veo nada.
-Solo siente, jeje.
-Quietecito.
-¡Ya! Voy a querer... Qué buena estás, verdad de dios, jeje. 
Canta como en mi oído.