Hay que sacarle partido a la cursilona letra.
"Nunca es un momento", letreó este hombre en los 1970s para servir de pretexto a nuestros últimos tiempos condicionados por mi edad, Tic, pues agrego las cursivas.
En él vivimos hace catorce años de desapariciones y buenos deseos cumplidos o insatisfechos.
Continúan nuestras cotidianas charlas por la ventanita virtual y el diario que no muestro a nadie más.
-Odio los himnos al imposible -solías decir.
Ninguno de nosotros escribió algo parecido a ellos y menos lo hará hoy. Las almas celebran bodas que saben insensatas, pues no hay sino cuerpos de pies a cabeza.
Nunca y siempre devienen en sinónimos al encontrarse una Inesperada que no se concibe como tal.
Hasta entonces, en consecuencia, amita.