Empiezo por ustedes, Felícitas, a quien cito con frecuencia, y las dos Marías, que formaron mi primera familia adoptiva. Luego están quienes por nombre recuerdo en San Ecatepec y FAT y la madre y el niño de Arán, Kelley y sus compañeros. Otros los descubren Andar y Cuestión de sangre o deben buscarse en La crónica interminable.
Forman, en resumen, La corte de medianoche, y anduvieron lugares y momentos regados por el mundo desde que nuestra especie echó a andar.
Tal sucedió con mi abuelo, se nos adelantaron en un más allá que él prueba sigue aquí y espera los buenos tiempos o sabrá atenerse al real final.
Si cualquiera hoy presente, yo, digamos, emprende la ida, es para reunirse con ellas y ellos.
Recordemos: aquí, al darse un final, la tetralogía hace que triunfe el amor.