Por convivir hablé a quienes estaban al lado sobre mis sueños lúcidos y pesadillas.
Una mujer madura me amonesto con diplomacia:
-Es que no alcanzas el sueño profundo.
Interpretándola, sus palabra se reducían a No digas tonterías Callé por no parecer pedante. Iba a responderle:
-¿Cómo Jung creyó encontrar el inconsciente colectivo orientando sus sueños?
-Era un farsante -¿contestaría?
Dilucidábamos el presente y pensé:
-Si nuestro proceder no cambia de una materia a otra, Santa Utopía nos ampare.
"Dormir, soñar, morir" lleva por nombre el libro que empecé a leer (https://talkingcure1895.files.wordpress.com/2014/11/varela-f-dormir-soc3b1ar-morir.pdf?fbclid=IwAR0jQ4hleWgQmMA4164oYwM5_5LdJJrtaPHi8srT4uXtX4Rz6V9hwthYcqw) . Son charlas con el Dalai Lama y tiene un capítulo de particular interés, con estos subtítulos: Los Suenos y el Inconsciente; El Psicoanálisis en la Cultura Occidental; Freud y Compañía; Una Topografía de la Mente...
Se lee allí: "el budismo es una ciencia interna multisecular que posee un interés práctico para los investigadores de las ciencias cognitivas y de las neurociencias que puede ofrecer valiosas contribuciones para el estudio y comprensión de las emociones. No olvidemos que los debates celebrados hasta el momento han inspirado nuevas líneas de investigación a algunos de los científicos que han participado en ellos".
Quien dirige el trabajo "fue un biólogo y filósofo chileno, investigador en el ámbito de las neurociencias, las ciencias cognitivas y la filosofía de la mente", muerto a los cincuenta y cinco años. Él y su orientador tenían reconocimiento mundial y no en balde lo acogió el líder espiritual del budismo tibetiano.
No hay esoteria allí como no la hubo con el psicoanalista suizo.